Pninei Halajá

10. El lenguaje del rezo.

El precepto del rezo se cumple con excelencia al recitarse en hebreo que es el idioma en el que los miembros de la Gran Asamblea redactaron su formato, la lengua sagrada por medio de la cual el mundo fue creado. Empero, de hecho, quien no entiende hebreo puede cumplir con el precepto de rezar haciéndolo en otras lenguas (Talmud Babilonio Tratado de Sotá 32(A), Shulján Aruj 62:2).

Hay una diferencia básica entre quien reza en hebreo y quien lo hace en otras lenguas. Esta radica en que quien reza en otros idiomas no cumple con su deber a menos que comprenda el significado de lo que está diciendo, mientras que quien lo hace en hebreo aunque no entienda el significado de las palabras cumplió con su deber. De todas maneras también para quien reza en hebreo es preceptivo entender el primer versículo del recitado del «Shemá» y la primera bendición de la «Amidá», ya que de no mediar concentración en estas, se tornará en un impedimento para cumplir con el precepto de recitarlas (Mishná Berurá 101:14, 124:2, Beur Hahalajá 62:2).

Sin embargo la diferencia entre el hebreo y las demás lenguas reside en que el primero tiene valor intrínseco propio, pues es el idioma en el que la Torá fue entregada y el mundo creado, por lo que aunque alguien no lo entienda cumple con el precepto desde su valor intrínseco. No obstante, en el caso de las demás lenguas el valor del texto reside en que expresa los pensamientos y sentimientos humanos por lo que para quien no las comprende carecen de todo valor, y  por lo tanto no puede con éstas recitar el «Shemá» y la «Amidá«.

En la práctica, quien no entiende hebreo  puede escoger cómo rezar, por una parte es ventajoso rezar en el idioma que uno entiende pues en este puede concentrarse mejor. Por la otra, si reza en hebreo tendrá el mérito de haberlo hecho en la lengua sagrada en la cual cada letra está orientada a la corrección de los mundos (ver Beur Hahalajá 101:4, Kaf HaJaím 16).

El permiso de rezar en cualquier lengua es justamente una medida temporal para quienes no entienden hebreo, empero está prohibido establecer un servicio fijo en el cual siempre se rece en otros idiomas. Ese fue uno de los errores o pecados de los reformistas, que tradujeron todo el rezo al alemán haciendo que sus hijos olviden la lengua sagrada, abriéndoles así ampliamente las puertas al abandono del judaísmo y a la asimilación (Jatam sofer Oraj Jaím 84:86, Mishná Berurá 101:13, ver aquí más adelante 17:8).

Asimismo, por la base de la ley, el precepto del recitado del «Shemá» se puede cumplir mediante una versión traducida. Empero se presenta la duda respecto de la exactitud de la traducción de una serie de palabras, razón por la cual según la opinión de algunos de los grandes juristas de las últimas generaciones (ajaronim) no se puede hoy cumplir con el precepto recitando una traducción (Mishná Berurá 62:3, ver aquí más adelante 15:9).

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