Pninei Halajá

Prólogo

Prólogo del Rabino Eliezer Melamed

Este libro está dedicado a las bendiciones que elevamos a HaShem nuestro D´s. Si bien los aspectos asociados a la Divinidad son encumbrados y excelsos, grandes y maravillosos, por medio de las bendiciones dichos atributos se introducen en nuestras vidas dándoles pleno sentido. Ya afirmaron nuestros maestros que quien desee ser piadoso que sea meticuloso en las bendiciones que recita (Talmud Babilonio Tratado de Baba Kama 30(A)). Por medio del recitado de bendiciones el hombre tiene la posibilidad de recordar a D´s en todos sus caminos transitados y logra sumar significado y bienestar a su vida y al mundo entero.

Dado que el tema de las bendiciones es de una gran e inconmensurable importancia posee un sinfín de aspectos, y por medio de las reglas generales y los detalles particulares de las leyes referentes a las bendiciones («hiljot berajot») logramos alcanzar una fina y exacta sintonía entre la cuestión Divina tal como se revela en el mundo – conforme a nuestra comprensión – y nuestras vidas. Y por medio de ello, logramos prolongar la bendición a cada acto que emprendemos.

En el pasado ya tuve el mérito de escribir parte de las leyes referentes a las bendiciones y fueron publicadas en el tomo «Likutim III». Por ello, tuve la esperanza de alcanzar el mérito de poder completar la dilucidación de las demás leyes de las bendiciones en el correr de un año aproximadamente. Empero, por más que me esmeré en apresurarme el tema se fue prolongando. Si bien en primera instancia las halajot de las bendiciones parecen ser sencillas, en la práctica son sumamente complejas y compuestas, y en cierto sentido lo son más aún que las halajot de Shabat o de Pesaj. Cada tema está vinculado estrechamente a otros varios y resulta difícil definir cada cuestión por separado, para luego establecerlo en relación con el entretejido de las restantes halajot. Por ejemplo, las leyes de la bendición posterior a la ingestión («berajá ajaroná» o «bendición final») dependen de parámetros cambiantes: el primero, el tipo de alimento en cuestión, y dado que existen alimentos compuestos por varios otros se torna necesario definir cuál es el principal. El segundo está relacionado con la cantidad ingerida y existe diferencia entre alimentos sólidos y bebidas. El tercero se refiere al tiempo que insume la ingestión, pues de ingerirse con excesivas interrupciones entre bocado y bocado ya no es necesario recitar la bendición final. Cada detalle está conformado por numerosas reglas, y en caso de que la persona se traslade a otra locación, la cuestión se torna aún más compleja pues surgen nuevas interrogantes como ser: por cuál alimento será necesario regresar al sitio inicial para poder entonces recitar la bendición final y, en caso de que desee seguir comiendo, por cuál alimento se verá la persona en la necesidad de volver a recitar la bendición inicial, etc.

A los efectos de poder orientar al público en el área de las halajot referentes a las bendiciones se han escrito en los últimos años numerosos libros, cada uno de los cuales posee numerosas virtudes. El Yalkut Iosef elucida numerosas cuestiones sobre la base de las sentencias de su eminente padre y en Halajá Berurá su hermano resumió las halajot según el orden del Shulján Aruj con gran minuciosidad y detalle. En el caso de ambos libros, las halajot son de acuerdo con las sentencias de los sabios sefaradíes que siguen la línea del Shulján Aruj y los eruditos de las últimas generaciones que siguen su línea de sentencia halájica. Con la bendición de D´s, plasmó correcta y ampliamente las cuestiones halájicas implicadas según la óptica de los juristas medievales («Rishonim») y sentenció de las conclusiones de estos lo que, según su entender, era aplicable a las costumbres sefaradíes. En su obra «Piskei Teshuvot» resumió inmejorablemente numerosas respuestas y opiniones que tienen una implicancia práctica según el orden temático del Shulján Aruj, principalmente en concordancia con las sentencias halájicas ashkenazíes. El autor del libro «Vezot HaBerajá» logró catalizar múltiples cuestiones que poseen implicancia práctica junto a varios de los grandes juristas de la generación, tanto ashkenazíes como sefaradíes y sin duda esto le confiere un gran mérito. En el libro «Sha´arei Berajá» el autor editó todas las halajot relativas a las bendiciones con gran puntillosidad y detalle, especialmente según las sentencias de los eruditos ashkenazíes. Además, se escribieron numerosos libros más que se ocupan de temas particulares dentro del espectro de las leyes relativas a las bendiciones.

Sin embargo, en múltiples ocasiones, por exceso de detalles, sutilezas y explicaciones suplementarias, se pierden las reglas generales y cuando un judío se enfrenta a una pregunta concreta, en caso de no haber aprendido de memoria innumerables halajot, no sabrá cómo actuar. Y aunque queramos enseñar a los alumnos estas halajot, esto se torna complejo por causa de la profusión de los detalles y las variantes existentes entre las usanzas de las diferentes congregaciones. Por ello, es necesario definir claramente los principios generales en este tema, reglas en el marco de las cuales todas las tradiciones particulares son idénticas y a partir de estas aproximarse a los detalles particulares, pues esta es la forma más directa y genuina de estudiar. Además de esta manera resulta más sencillo recordar los detalles, pues éstos se continúan directa y lógicamente de esas reglas generales. Solamente entonces, al ocuparnos de las particularidades corresponde definir las diferencias entre las tradiciones y costumbres de las diferentes comunidades. A veces, cuando se abordan las particularidades a partir de las generalidades encontramos que en realidad no existen discusiones o diferencias entre las diferentes congregaciones, sino que en realidad las costumbres alimentarias diferían y por ende también la praxis, empero en la cuestión que analizamos, no existen diferencias entre las diversas tradiciones. Poner énfasis en el estudio de las reglas generales reporta otro beneficio suplementario y es que cuando hay un detalle particular que todavía no ha recibido atención, quien estudia puede alcanzar por sí solo la respuesta sobre la base de su propio razonamiento y muy probablemente arribe a una conclusión que coincide con la halajá, cuanto menos según la opinión de algunos de los juristas.

Tal como aprendimos en la Casa de Estudio de nuestro maestro HaRav Kuk, de bendita memoria, la raíz primera que todo lo antecede es el fundamento de la «emuná» del cual se desprenden y derivan las reglas generales de la halajá y sus particularidades. Si esto es así en la generalidad de las halajot, mucho más aún lo es en el caso de las reglas referentes a las bendiciones que expresan el vínculo existente entre el hombre y su D´s. En efecto, cuando se profundiza en una idea vinculada a la fe, hallaremos que coincide o se corresponde con las reglas de la halajá.  Por lo tanto, comencé el presente libro con fundamentos relativos a la «emuná» y el sentido interior de las reglas referentes a las bendiciones e incluso las mencioné en el comienzo de muchos de los capítulos.

Durante la redacción del presente libro dudé respecto de hasta qué punto es correcto extenderme en las notas al pie de página. Mi vacilación se intensificó en virtud de que ha aumentado el número de estudiosos de la Torá que leen «Pninei Halajá» y por lo tanto formulan preguntas, objetan y observan el texto. A los efectos de responder de antemano las preguntas que pudieran surgir me vi en la necesidad de explayarme, mas ello me llevó a alejarme de la tendencia general y primaria de esta colección de libros que es explicar los fundamentos y las reglas generales de una forma clara, breve y en un lenguaje accesible. Por lo tanto, en la mitad de la escritura del presente libro decidí publicar otro suplementario y es «Ampliaciones de Pninei Halajá – Berajot«. Parte de las ampliaciones se ocupan de las fuentes de la ley en el debate talmúdico y en la literatura de los juristas medievales, y parte de ellas se ocupan de halajot poco frecuentes. Algunas de las ampliaciones se centran en el sentido espiritual de las diferentes halajot. Dado que esto se me ocurrió en medio de la escritura del presente libro, sobre algunas halajot escribí ampliaciones y sobre otras no. Incluso en el caso de halajot sobre las que sí las escribí, en algunos casos me extendí y en otros abrevié. No es mi intención que el libro de ampliaciones se distribuya juntamente con el de «Pninei Halajá«, a los efectos de diferenciar entre el libro importante y central y las ampliaciones que no están ordenadas o compiladas de manera sistemática, sino como agregados para alumnos allegados y para quienes tienen interés especial en continuar profundizando.

A los efectos de clarificar más la importancia de enfatizar el estudio de las reglas generales por medio de las cuales es posible recordar y cumplir como corresponde la halajá práctica, es necesario que sepamos que en muchas ocasiones, en virtud de la complejidad de la halajá y la profusión de detalles y sutilezas muchos no logran saber en la práctica cuál es la halajá frente a un caso concreto. Esto es válido para todas las áreas, pero especialmente en el caso de las bendiciones. Resulta que, al enfrentarse a un interrogante de índole práctico, aunque se desea actuar conforme a la halajá, dado que las personas no recuerdan todos los detalles relevantes a la situación no saben cómo cumplir cabalmente con el precepto y la duda los carcome. En virtud de ello, hay quienes acostumbran consultar cada acción que realizan con un rabino al punto que su vida religiosa se torna plena de temores y carente de alegría y fe espontáneas. Por otro lado, están aquellos que no consultan y se acostumbran a convivir con sus dudas y en virtud de ello pasan a perder el respeto apropiado por el cumplimiento minucioso de la halajá, eso que correlaciona entre la gran visión y la vida práctica. Nuestros sabios medievales ya afirmaron que es más grave el pecado dudoso que la trasgresión certera (Talmidei Rabenu Ioná al comienzo del Tratado de Berajot). Asimismo, encontramos que cuando nuestros sabios, de bendita memoria, decretaban una normativa ponían especial atención a que el público sea capaz de cumplirla. Por lo tanto, debemos explicar la halajá de una forma clara y procurar en lo posible no abundar en detalles que pudieran afectar la claridad de la regla general.

En todo sitio en el cual hay diferencias en la usanza de las diferentes comunidades explicité las diversas costumbres. Cabe destacar aquí que aquello que nos indicaron nuestros sabios en cuanto a preservar las diferentes tradiciones o costumbres (Talmud Babilonio Tratado de Pesajim 50(B), Talmud Jerosolimitano Tratado de Eruvín final del cap. III) se refiere a prácticas comunes para todos los habitantes de determinado sitio o todos los miembros de una determinada congregación y no respecto de lo que precisan consultar los entendidos sobre cuál era la práctica acostumbrada en un lugar determinado. Obviamente no nos referimos a lo que escribieron los rabinos de ese sitio en particular sino a las normas o «dinim» sobre las cuales no existe una costumbre clara y aceptada, donde hay que guiarse por las normas admitidas de sentencia halájica según las cuales la halajá final es conforme la opinión mayoritaria de los juristas, y en caso de duda respecto de una bendición se aplica la actitud más flexible. En esas normas es necesario tomar en cuenta a todos los juristas de todas las congregaciones. Si bien en el pasado, en virtud del aislamiento geográfico, los rabinos tomaban en cuenta principalmente a los juristas que vivían en su cercanía en su misma generación o en las anteriores, en la actualidad que vivimos y estudiamos conjuntamente todas las tribus de Israel, es necesario tomar en cuenta la opinión de los juristas de las diferentes diásporas. Además, cabe agregar que tal como se habrá de explicar en el capítulo 12, la regla según la cual en el caso de duda respecto a una bendición se adopta la actitud más flexible («safek berajot lhakel»), no deja sin efecto costumbres existentes. Y además, hay quienes opinan que este principio no aplica en caso de doble duda («sfek sfeika»). Por ello, a veces, en caso de duda – la opinión mayoritaria de los juristas indica tanto en la teoría como en la práctica que se debe bendecir.

Además, encontramos que en virtud de numerosas dudas han quedado sin efecto bendiciones completas como aquellas por una vista especial, «Shehejeianu» por eventos que alegran y «HaTov VeHaMeitiv» por un segundo vino que se sirve. Sobre estos temas escribí como la opinión mayoritaria de los juristas que ordenaron recitar estas bendiciones, sin reparar ante las opiniones minoritarias que temen hacerlo. En primer lugar, porque esta es la norma básica de la halajá. Además, otro motivo importante radica en que si bien es correcto tomar en cuenta dudas lejanas, cuando estas dejan sin efecto una bendición instaurada por lo sabios esa opinión no debe ser tan tomada en cuenta, ya que debemos ser más cuidadosos en no anular decretos de los sabios que en tomar en consideración una duda expresada por un jurista de las últimas generaciones. En esta cuestión me apoyo en las espaldas de mi maestro y rabino el Rav Tzví Yehuda Kuk de bendita memoria, que solía recitar bendiciones poco frecuentes tales como «Shehejeianu» al ver alumnos y amigos queridos, o «Metziv Gvul Almaná» al contemplar asentamientos judíos en la tierra de Israel y demás, y decía que la tendencia a plantear dudas remotas en el estudio de las leyes de las bendiciones expresa dudas en la fe.

Le agradezco a HaShem que me concedió el mérito de estudiar y enseñar en la yeshivá y en la localidad de Har Berajá. De los residentes aprendo cuáles son los interrogantes halájicos que se presentan en sus vidas y junto a los estudiosos de la yeshivá, tanto mayores como jóvenes, consigo elaborar y procesar las líneas de pensamiento y las definiciones. De no mediar esta combinación de interacciones las líneas argumentales y las conclusiones no estarían correctamente alineadas, ya que a veces del estudio de un tema determinado parece atisbar una conclusión y de repente en la casa de estudios, surge la pregunta de por qué no se actúa en la práctica conforme la conclusión a la que se ha arribado. Empero, cuando se es consciente de la realidad y los interrogantes que de esta emergen, se entiende que en la práctica existen otras consideraciones de orden halájico que llevaron hacia una sentencia final diferente. De este modo las cuestiones se van aclarando y explicando.

Este es el lugar para agradecer al Rabino Oren Matza y al Rabino Maor Kaiám que ayudaron de sobremanera para analizar las distintas cuestiones y temas, siendo socios plenos en la escritura de este libro, así como también del tomo de las ampliaciones. Asimismo, mi agradecimiento al Rabino Yonadav Zer que ayudó grandemente en las correcciones y con aclaraciones de gran ayuda, y preparó este libro para ser enviado a la imprenta y junto al Rabino Netanel Rozenstein compiló el índice. Mi reconocimiento al Rabino David Wichner quien ayudó con sus correcciones y sabias observaciones. Debo también agradecer al Rabino Shlomi Badash y al Rabino Zeev Sultanovich por su ayuda en las observaciones y aclaraciones. Al Rabino Biniamín Koenisbacher, al Rabino Noam Alshej y a mi yerno el Rabino Jagai Cohen por ayudar en la revisión del texto junto a los demás alumnos de la yeshivá que participaron de las clases y de las revisiones. De mis alumnos aprendí más que de nadie.

Quiero asimismo agradecer a mi padre y maestro el Rabino Zalman Baruj Melamed Shelita Decano de la Yeshivá de Beit El y rabino titular de esa localidad, y a mi madre y maestra, a mi querida esposa, y sea Su voluntad que tengamos el mérito de criar a nuestros hijos en la Torá, en los preceptos, para la jupá y las buenas acciones de modo tal que el libro de la sagrada Torá esté siempre presente en nuestras bocas y en las de nuestros descendientes para siempre.

Quisiera sumar mi agradecimiento a todos quienes se dedican a la sagrada labor de construir la yeshivá e imprimir los libros: Rabino David Saada, Rabino Israel Saadia y Rabino Yaakov Weinberger. Quiera D´s que Él les conceda entendimiento y vigor para triunfar en su labor y para que se cumplan todos los buenos deseos de sus corazones.

Hace cinco meses, un 12 de Iyar del 5768, falleció repentinamente el Rabino Uri Weksler, abuelo de mi nuera. Este libro está dedicado a la elevación de su alma. Rabí Uri era una persona recta, modesta, empática y generosa. Durante décadas fungió como gabai y lector de la Torá. Amaba los asentamientos en el Shomrón (Samaria) y venía muy seguido a visitar a su familia en Har Berajá. Su padre, el Rabino Shemuel era un buen amigo de mi abuelo el Profesor Iosef Wolk de bendita memoria. Más adelante, las familias se unieron por medio de la boda de sus bisnietos. De ese enlace Rabí Uri pudo tener a su primer bisnieto.

Quiera D´s que por medio del estudio de las halajot de Berajot tengamos el mérito de construir el país, ya que la bendición está vinculada a la tierra de Israel, tal como está escrito (Devarim-Deuteronomio 8:10): «Comerás y te saciarás y bendecirás a HaShem tu D´s por la tierra buena que te ha dado». Por medio de las bendiciones revelamos la santidad de la tierra, y solo en la tierra de Israel es posible revelar la santidad que subyace al interior de la materialidad y de esa forma se santifica el Nombre Divino de sobremanera, al manifestarse que incluso el alimento que ingerimos y su buen sabor, tienen que ver con la santidad. Sobre esto dijeron nuestros sabios (Sifrí) que «la bendición no depende sino de la tierra», tal como está escrito (Devarim-Deuteronomio 15:4): «Porque bendecir te habrá de bendecir HaShem en la tierra que te concedió en heredad». Quiera D´s que por medio de la herencia de la tierra y la labor en ella tengamos el mérito de completar la construcción del país en general y particularmente de su corazón, que es Jerusalém, nuestra esplendorosa ciudad santa. Desde Jerusalém el Creador habrá de prodigar más bendición, tal como está escrito (Tehilim-Salmos 128:5): «HaShem te bendiga desde Sión y veas el bien de Jerusalém todos los días de tu vida», pues en Jerusalém es posible revelar cómo los diferentes tonos no se contradicen entre sí, sino que se complementan y agregan bendición uno al otro. A partir de esto tendremos el mérito de poder construir el Sagrado Templo y hacer residir a la Divina Presencia en nuestro seno, para que de esa manera se expanda la bendición hacia nosotros y hacia el mundo entero, pues «mientras el servicio del Sagrado Templo se mantiene, el mundo y sus habitantes se ven bendecidos y las lluvias descienden en fecha» (Avot DeRabí Natán 4).

Eliezer Melamed

Diez días de retorno del 5769

Desde que se imprimió la primera edición pasaron ya diez años, y mientras tanto fueron impresas dos ediciones más siendo la presente la cuarta. Para mí, una nueva edición implica un agregado de halajot y explicaciones, empero si solamente se realizan correcciones ortográficas no la considero como edición nueva. En la presente edición fueron elaboradas algunas halajot como las de bendecir mezonot por «Shalva» y por granola (6:13), artículos horneados que no son pan (3:8, 6:2-4) y me respaldé más en quienes entienden que la audición por medio de un audífono es válida (12:9). A esta cuestión le agregué una explicación a la bendición por el nacimiento de una niña (17:11) y amplié el tratamiento de las halajot de «Birkat HaGomel» tomando en cuenta los cambios en la realidad (capítulo 16). Además, agregué un capítulo sobre la plegaria del viajero o «Tefilat HaDerej» que anteriormente se encontraba en los libros de «Likutim» (II 10:6-10) y ahora están aquí comentados y ampliados.

Eliezer Melamed Jeshván 5779

 

 

BHN”V

«האי מאן דבעי למהוי חסידא לקיים  מילי דברכות».

Así expresa nuestra Guemará (Babá Kamá 119) cuando nos quiere hablar del perfil de una persona que aspira a ser ‘jasid’ – un ser humano de excepción en cuanto a sus vínculos con el Cielo y con los demás seres terrenales-. ‘Todo aquel que anhele ser jasid, que cumpla con decir las bendiciones’ (establecidas para cada ocasión por la tradición rabínica, así como la Bendición por las Comidas, única establecida por nuestra Sagrada Torá).

El universo de las bendiciones nos permite descubrir una intención, así como una intensidad. No sólo son expresiones que fluyen de nuestro decir, sino que retornan hacia nosotros cambiando algo de nuestra esencia. Haciendo de quien las pronuncia, un ser diferente. Una actitud hacia la vida, hacia los creados y hacia el Creador por sobre todo.

No en vano nuestro Talmud habla de la condición de ‘jasid’, característica elemental que marcó a fuego nuestro patriarca Abraham –“Jesed leAbraham”- como reza nuestra plegaria, ya que en él confluyeron la bondad irrestricta junto a la verdad de una fe sin igual. Porque la tarea es ser receptores del impacto de lo que hacemos y por sobre todo de lo que decimos.

Una berajá es algo más que una bendición. Es reconocer que existe Un Creador, Único y recóndito, que ‘se hace presente’ a cada momento que puedo disfrutar de éste, Su Mundo. Tenerlo ‘presente’ significa reconocerlo. “En todos tus caminos, habrás de conocerlo” reza el versículo. Allí la tarea más sublime de cada uno de nosotros. ‘Bejol derajéja…’. Todos los caminos y encrucijadas del vivir. Allí donde estemos, allí portar Su Nombre. Allí, enaltecerlo y glorificarlo.

Entonces podremos comprender la esencia de cada brajá y brajá. Porque ellas son el hilo conductor. Las ‘huellas’ me animaría a decir, que nos ha delineado el Santo Bendito Sea, para que hallemos ese camino y para que alcancemos ese conocimiento.

“Be-jol yom abarejeca…” canta David el rey. ‘En cada día y día habré de bendecirte’. Porque expresar una bendición es volver a descubrir al Creador. Su Obra. Su Bondad. Su Generosidad. Y eso genera una obligación: agradecer. Porque de lo contrario, la afirmación de nuestros sabios que ‘todo aquel que disfruta de este mundo sin expresar una bendición, es como si le estuviera robando al Creador’, estaría presente entre nosotros, ¡D’s no lo permita!

Es por ello que, sensibilizar al ser humano, es generar en él y quienes le rodean un sentido profundo de gratitud y reconocimiento por todo aquello que ha de disfrutar y compartir.

Al ingresar al mundo de las Bendiciones, nos proponemos cambiar. Pretendemos ser sensibles a cada aspecto que nos beneficia y nos complace. Es poder conectarnos con el origen mismo de lo creado; es regresar a un escenario donde disfrutar del mundo material nos prepara para un deleite en la realidad espiritual.

El yehudí es ante todo y por sobre todo un agradecido. Yehudá nace de aquella percepción única de su madre Leáh, quien al tenerlo en sus brazos dijo: “Ha-pa’am hodé et HaShem”… ‘Esta vez agradeceré al Creador’. Nuestra esencia y nuestra trascendencia parte de allí. Y las Berajot, en su conjunto son el arte singular del ser agradecidos por la vida. De por vida.

Con agradecimiento al Todopoderoso, que nos ha dado la vida y nos ha sostenido hasta este momento, nos sentimos honrados en ser parte de esta magna obra del sabio Rab –nuestro maestro- Eliezer Melamed shelita; del poder abrevar de sus aguas tan pletóricas de sabiduría y recorrer los vastos campos del conocimiento de la halajá, con su expertez, claridad de conceptos y excelencia en el transmitir.

El Libro de Berajot –Bendiciones- es el décimo que llevamos en nuestra tarea de traducción y edición en español, y junto a todos los restantes, sentimos que hemos crecido no tan sólo en el saber sino y por sobre todo en la práctica cotidiana, y por sobre todo, en la enseñanza a nuestros alumnos y miembros comunitarios, los primeros en disfrutar de esta obra excepcional.

Quiero agradecer una vez más, la sensibilidad y dedicación del Rab Israel Diament, Shelita, con quien compartimos la tarea desde el comienzo. Su vasto conocimiento, su dedicada labor en la búsqueda de conceptos claros en la traducción y su buen humor siempre presente, hacen que la tarea más allá de un desafío intelectual se torne en placentera y llevadera. ¡Jazak uBaruj querido amigo!

A la Profesora Janá Levin, por su dedicada labor en la corrección de estilo y sus sabios y necesarios aportes. ¡Quiera HaShem enviarle refuá shelemá y una rápida y pronta mejoría!

A ustedes lectores del idioma español, agradecerles vuestras sugerencias, críticas y correcciones. Nuestro deber es aprender cada día. De cada uno y uno de vosotros. Gracias entonces por ayudarnos a evaluar cada aspecto desde vuestra sabia mirada.

Que podamos alcanzar la dimensión del ser ‘Jasid’…con todas las letras, y por sobre todo, con cada brajá que fluya de nuestras bocas y labios, naciendo de nuestros corazones…Porque acercarnos al Creador, es llevar Sus Palabras en nuestro corazón, para luego, ponerlas en el corazón de nuestros hijos y nietos, haciendo de nuestras personas y nuestros hogares, la residencia definitiva de la sagrada Torá.

אֲבָרֲכָה אֶת יְהוָה בְּכָל עֵת תָּמִיד תְּהִלָּתוֹ בְּפִי

“Bendeciré a HaShem en todo momento…

¡Su alabanza permanecerá por siempre en mi boca”!

 

Con la Bendición de la Torá y la Paz,

Mordejai Maarabi

Tiempos de Tevet de 5780

Ra’anana, Israel

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