Si la mujer se revisare en la profundidad de su vagina, aunque la revisación fuere llevada a cabo con una tela de color que no adquiere impureza y en esta encontrare poca sangre, del tamaño de un grano de mostaza, estará impura, pues, dado que la sangre fue hallada en la profundidad de la vagina cerca de la entrada al útero, se teme que pudiera haber sido sentida al salir, en el mero momento o en las horas previas, por lo que según la Torá prohíbe a la mujer, y por ende, no recaerán sobre esta las flexibilizaciones propias de las manchas. Asimismo, sangre que se encontrare en un tampón, se la considerará como si hubiere sido hallada en una revisación interior.
En caso de que la mujer se hubiere higienizado tras haber ido de cuerpo y encontrare sangre en el papel higiénico, hay quienes adoptan una actitud estricta y entienden que por cuanto que resulta claro que la sangre proviene de la vagina, cabe temer que haya sido sentida al salir, y que la sensación experimentada al orinar la haya disminuido. Por lo tanto, según la opinión de los juristas, es preferible no mirar al papel higiénico en las primeras pasadas. Pero en la práctica, si bien seguramente la sangre provenga de la vagina, dado que en la práctica fue absorbida fuera de esta y la mujer no sintió nada cuando salía, ingresará en la categoría de “mancha”, y dado que esta se encuentra sobre papel higiénico que no adquiere impureza, la mujer estará pura. Asimismo, si se hubiere secado con una tela blanca que adquiere impureza, pero en esta no hubiere una mancha mayor que el tamaño de un grano de cereal, estará pura.