12 – El segundo diezmo (ma’aser shení) y su redención
El precepto de ingerir los frutos del segundo diezmo dentro de los muros de la ciudad de Jerusalém en estado de pureza depende de la existencia del Sagrado Templo (ver arriba 7:9). Por ello, en la actualidad que el Santuario está destruido, aunque pudiésemos purificarnos de la impureza generada por un muerto no tendríamos la posibilidad de ingerir los frutos del segundo diezmo. A pesar de ello, es nuestro deber apartar las ofrendas y los diezmos incluido el segundo diezmo, ya que el precepto de separar los frutos no está vinculado a la existencia del Templo de Jerusalém (Rambám Hiljot Ma’aser Shení 2:1). De todas maneras, no es necesario eliminar los frutos del segundo diezmo porque la Torá estableció que se pueden redimir con dinero, así, la santidad pasa a este y los frutos quedan autorizados para todo uso. Si bien la Torá preceptúa redimirlos por su valor más el agregado de un quinto, a posteriori, si se redimen a cambio de una moneda (prutá) los frutos se tornarán comunes (mejulalim). Y dado que en la actualidad el dinero de su redención se pierde, a priori se los puede redimir por una sola moneda, y en efecto esto es lo que valen, por cuanto que no es posible disfrutar de ellos (Rambám 2:2, 4:18).
No es posible redimir los frutos por menos del valor de una prutá, ya que es un valor carente de importancia y por eso no resulta posible efectuar una adquisición o una redención por un monto tal. El valor de una prutá es la cuarentaicincoava parte de un gramo de plata. Dado que el precio de la plata oscila, el valor de la prutá asciende y desciende, y en los últimos años ha fluctuado entre las cuatro y las cinco agorot (que es el centavo del New Israeli Shekel).
En caso de necesidad, se pueden redimir los frutos del ‘segundo diezmo’ por un alimento que valga una prutá, envolverlo y colocarlo de un modo digno en el bote o tacho de basura tal como se hace con la ofrenda. No obstante, a priori, es preciso redimir los frutos del ‘segundo diezmo’ sobre dinero.
Un individuo que desee redimir de tanto en tanto los frutos del segundo diezmo sobre una prutá deberá destinar para ello una moneda, y si el precio de la prutá se mantiene en cinco agorot tal como lo es hoy, podrá redimir sobre una moneda de 5 shekel cien veces y sobre una de 10 shekel doscientas. A los efectos de recordar que se trata de una moneda especialmente destinada a ese fin es conveniente marcarla con una etiqueta.
Este es el orden de la redención: tras culminar la separación de los frutos se recita la siguiente bendición: «Baruj Atá Ad-onai Elo-heinu Melej Haolam Asher Kideshanu Bemitzvotav Vetzivanu Lifdot Ma’aser Shení» («Bendito eres Tú HaShem, nuestro D’s, Rey del universo, que nos consagró con Sus preceptos y nos ordenó redimir el segundo diezmo»). En caso de que se torne a los frutos en comunes a cambio de un alimento se dirá: «Ma’aser Shení Zé Hú Vejomshó Mejulal al Maajal Zé» («Este segundo diezmo y su agregado de un quinto se tornará en común por medio de este alimento») y se habrá de colocar envuelto en el tacho o bote de basura para que no resulte denigrado.