Durante la cosecha, a veces se caen espigas al suelo, y el precepto consiste en que, si en una acción de siega se cayesen una o dos espigas, hay que dejarlas para que sean recolectadas por los pobres, pero de caerse tres o más, estas pertenecerán al dueño del campo. Lo mismo ocurre con las legumbres (o leguminosas), si en un movimiento de colecta se cayesen uno o dos tallos – será preceptivo dejarlos para que los recolecten los pobres, pero en caso de tratarse de tres o más – corresponderá que los tome el dueño del campo. Este precepto se denomina ‘leket’ y rige sobre los cereales, las legumbres y aquellas verduras sobre las que recae el deber de peá, pero no sobre los frutos del árbol salvo en el caso de la vendimia, de modo tal que si una o dos uvas se cayesen durante la labor de la colecta será preceptivo dejarlas para los pobres, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 19:9-10): «Cuando seguéis la cosecha de vuestra tierra, no habrás de concluir de segar el rincón (peá) de tu campo, ni habrás de recolectar el remanente que ha caído al suelo (leket) de tu cosecha. Y en tu viñedo no habrás de… recoger los frutos caídos (peret) de tu vid. Para el pobre y para el extranjero los habrás de dejar. Yo soy HaShem tu D’s».
Se considera leket solamente a aquello que cayese de modo natural, tal como ocurre a veces durante la siega de cereales o la cosecha de legumbres, tal como fue dicho «ni habrás de recolectar el remanente que ha caído al suelo (leket) de tu cosecha», esto es, justamente si cayese durante la labor de la cosecha. Pero en caso de que se hubiese arrancado las espigas del cereal a mano, dado que no se efectuó tal como acostumbran a hacerlo los segadores, aquello que caiga no se lo considera leket. De igual manera, si las espigas cayesen a raíz de una espina que penetró en la mano del segador o por cualquier otra causa exógena, las espigas no entrarán en la categoría de leket y pertenecerán al dueño del campo (Talmud Jerosolimitano Tratado de Peá 4:7, Rambám 4:1-2).
En caso de que soplase un viento que hiciese volar a las espigas del dueño de la parcela sobre aquellas del leket que quedaron en el campo sin que se supiese a cuánto asciende el obsequio, el dueño deberá dar a los pobres una parte en trescientos de la cosecha (1/337.5) que es el leket promedio, algo así como un tercio de punto porcentual (Talmud Babilonio Tratado de Baba Metzía 105(B), Rambám 4:5, Derej Emuná 4:31).