Hay autoridades halájicas que sostienen que quien no comprende cabalmente qué es una gran ofrenda (terumá guedolá), y qué es una ofrenda del diezmo (terumat ma’aser) o qué son el primer diezmo, el segundo diezmo y el diezmo del pobre, puede a posteriori recitar la bendición por el cumplimiento del precepto y declarar: «Todo lo apartado y la quita de santidad del segundo diezmo se aplicarán tal como lo especifica el texto que tengo en mi poder» y acto seguido separará más del uno por ciento para las ofrendas y colocará una moneda para desacralizar los frutos del segundo diezmo (Jazón Ish D’mai 15:6, Minjat Yehudá 1:85). Sin embargo, en la práctica, no se debe confiar en este procedimiento ya que aprendimos que quien no comprende el significado del precepto y sus diferentes componentes no puede cumplirlo. Esto y más, quien lee la declaración sin comprenderla tampoco cumple con su deber (Maharit Algazi). Y así lo dictaminaron el Rabino Tzví Pesaj Frank (Har Tzví Zera’ím 1:48) y el Rabino Ovadiá Yosef (Jazón Ovadiá Terumot Uma’asrot pág. 192). Mi maestro y rabino, el Rav Tzví Yehudá Kuk, de bendita memoria, era muy estricto en esta cuestión e incluso hubo veces en las cuales borró esta recomendación de los libros de rezo de sus alumnos.
El propietario de los frutos tiene la potestad de nombrar a un enviado para que haga los aportes en su nombre. Esto y más, toda persona respecto de la cual el propietario hubiere expresado su consentimiento de que separe ofrendas y diezmos de sus frutos, por ejemplo, un hijo, una hija o cualquier otra persona, podrá hacerlo en nombre del dueño de los frutos sin su previo permiso explícito. A priori, es preferible recibirlo.
La costumbre extendida entre muchos de los propietarios de los campos y de las fábricas es la de contratar a un supervisor del Rabinato para que separe ofrendas y diezmos en su nombre. En primer lugar, el dueño del campo debe comprender el significado del precepto, y es bueno que le extienda al supervisor un documento por medio del cual lo designa para que cumpla el precepto en su nombre.