Pninei Halajá

07. Las Bendiciones por la Torá.

01. La conexión profunda de las mujeres con la Torá.

La Torá pertenece a la totalidad del pueblo de Israel, tanto a hombres como a  mujeres. Cuando decimos en las bendiciones por la Torá «que nos escogió entre todas las naciones» nos referimos a que el Creador eligió al pueblo de Israel, hombres y mujeres y en virtud de la elección «nos otorgó Su Torá». De acuerdo con nuestra tradición, si al momento de la entrega de la Torá hubiese faltado sólo una sierva hebrea, ella se tendría que haber postergado. Asimismo, durante el cumplimiento del precepto de «Hakhel«, el Rey de Israel lee la Torá delante de todo el pueblo de Israel, hombres mujeres y niños (Devarim 31:12).

Sin embargo, las mujeres están exentas del estudio de la Torá, tal como está escrito (Devarim 11:19): «Las enseñaréis a vuestros hijos para hablar de ellas». Respecto a este versículo nuestros sabios interpretan (Talmud Babilonio Tratado de Kidushín 29(B)): «a vuestros hijos y no a vuestras hijas».

Sin embargo, desde el punto de vista de la conexión o la pertenencia general a la Torá vemos que las mujeres anteceden a los hombres. Por ejemplo, durante la entrega de la Torá, D´s le ordenó a Moshé que se dirija primeramente a las mujeres, tal como está escrito (Shemot 19:3): «Así le dirás a la casa de Yaakov. Esto anunciarás a los hijos de Israel». Nuestros sabios explican que «le dirás a la casa de Yaakov» se refiere a las mujeres  a quienes hay que «decirles» las cosas de manera suave mientras que «anunciarás a los hijos de Israel» se refiere a los hombres ya que anunciar es una manera más rigurosa o contundente de hablar, a ellos se les puede advertir duramente respecto de los castigos posibles que la Torá prevé detalladamente[1]. Nuestros sabios aprendieron de este versículo que es importante poner énfasis en el orden de la transmisión, primero hay que decirles a las mujeres y luego a los hombres (Mejilta, traído por Rashí).

Asimismo, aprendemos cuál debe ser el trato correcto hacia los sabios de la Torá, a partir de la conducta de la mujer de  Shunem que asistía a las clases del profeta en Shabat y Rosh Jodesh (Libro Segundo de Reyes- Melajim Bet 2:4-23, Talmud Babilonio Tratado de Rosh Hashaná 16(B)). No es casualidad que aprendemos a tratar honorablemente a la Torá del ejemplo de una mujer, ya que éstas guardan una relación más elevada con el aspecto general superior de la Torá (Sijot Haratziá Shemot pág. 178-181).

Vemos así que existen dos tipos de relacionamiento hacia la Torá: una es el de estudio y es preceptivo para el hombre, el otro es el relacionamiento general que pertenece más al género femenino. En la vida cotidiana el precepto masculino de estudiar Torá es más notorio, pero a largo plazo, el vínculo general de las mujeres con la Torá y la fe judía tiene mayor alcance e influencia. Es a este respecto que nuestros sabios, de bendita memoria, dijeron: «es más importante la promesa que le hizo D´s a las mujeres que la que hizo a los hombres». Nuestros sabios explican que las mujeres obtuvieron una promesa Divina mayor, en virtud que llevan a sus hijos pequeños a estudiar Torá e incentivan a sus maridos a hacerlo en los Batei Midrash, al tiempo que no les apuran a regresar temprano y les esperan felices en la casa (de acuerdo a Berajot 17(A)).

En virtud de la exención que tienen las mujeres del estudio pormenorizado de los detalles de la Torá, tienen la capacidad de captar los aspectos generales y axiológicos de la misma, y de esa manera pueden estimular a sus maridos e hijos a estudiarla para que ésta tenga perpetuidad en el pueblo de Israel. Si bien es cierto que también los hombres tienen conexión profunda con los aspectos generales de la Torá puesto que todos sus pormenores y detalles se desprenden de las generalidades y por otro lado las mujeres también tienen que saber las definiciones básicas de los principios de la fe judía, así como también las halajot prácticas (tal como se explicará en el siguiente inciso) de todas maneras los hombres tienen mayor vinculación con las definiciones exactas de nuestro sagrado libro y las mujeres con la manifestación de éste en la vida concreta. Juntos, mediante la acción mancomunada de hombres y mujeres la Torá se manifiesta en su completitud.

02. Las mujeres y el precepto del estudio de la Torá.

Existe una diferencia fundamental entre el estudio de Torá de los hombres y el de las mujeres. El precepto que recae sobre los hombres es el del estudio en sí,  mientras que el que recae sobre las mujeres es el deber del conocimiento de los preceptos de la Torá para vivir según ésta. Por lo tanto, una mujer que tuvo el mérito de aprender todas las halajot prácticas y todos los principios generales de la fe y la moral judías en un nivel suficiente como para poder encaminar todos los aspectos de su vida, no tiene más el deber de continuar estudiando.  Empero el hombre que estudió toda la Torá, aunque la sepa de memoria tiene el deber de continuar profundizando.

El estudio de la Torá consta de dos partes, una es conocer las directivas de la Torá tanto en la parte práctica como doctrinaria para poder llevar una vida plena, y este es deber de ambos sexos. La segunda parte es la que tiende más al estudio teórico, lógico e investigativo que es deber de los hombres y no de las mujeres. Por esta razón existen dos tipos diferentes de programas de estudio. El que está destinado a las mujeres, enfatiza el conocimiento de los fundamentos de la fe, la moral y la halajá mientras que en el destinado a los hombres, amén del estudio de las halajot, la fe y la moral judías  se hace hincapié en el estudio de la Guemará (Talmud) y sus comentaristas.

Por supuesto que aquellas mujeres que así lo deseen pueden además estudiar el Talmud analíticamente a condición de que antes aprendan bien los fundamentos de la fe, la moral y la halajá que es su deber dominar. Esto se aplica especialmente a aquellas mujeres que destacan por sus cualidades intelectuales; estas deben primero profundizar en la interiorización de los fundamentos de la fe y la halajá antes de embarcarse en el estudio talmúdico analítico a los efectos de que su temor a D´s anteceda a su sabiduría.

En el caso del resto de las mujeres que carecen de un deseo específico de profundizar en el estudio de la Torá, la directiva general de nuestros sabios, de bendita memoria, es que no se sumerjan en el estudio lógico y analítico (pilpul)  sino que estudien de forma clara resúmenes de halajot prácticas y sus fundamentaciones, así como principios de fe y moral judías.

Hubo generaciones en las que a las mujeres les era suficiente estudiar las halajot básicas vinculadas al hogar  y la familia, así como un poco de moral. Este tipo de estudio era suficiente para plasmar en sus almas la identificación  y entrega suficientes como para perpetuar la Torá y tener una vida judía. Sin embargo, en las últimas generaciones, con la aparición de la cultura del ocio, el desarrollo de la ilustración general y la inserción profesional  de las mujeres en diferentes ámbitos y especializaciones, es claro que éstas necesitan estudiar mucha más Torá que en el pasado. Efectivamente, de acuerdo con las directivas de los grandes sabios de las últimas generaciones, se establecieron institutos de educación y estudio de Torá especiales para jovencitas y señoras. Un ejemplo emblemático de esta tendencia es la red de colegios «Beit Yaakov» establecida en Polonia por la Señora Sara Shnirer bajo los auspicios y el apoyo de los grandes rabinos de  Polonia de la época.

Este cambio no deroga la diferencia halájica básica entre los hombres quienes están preceptuados de estudiar la Torá también en su faceta analítica y las mujeres que no lo están. Nuestro maestro el Rav Kuk explica que mediante la diferencia entre el deber masculino y el femenino se conforma una armonía entre el intelectualismo analítico y el sentimiento vivo, natural y espontáneo que unifica y da sostén a la Torá en la vida real (ver en comentario Ein Aiá al Tratado de Berajot cap. 7:46).

03. El contenido de las bendiciones por la Torá y su relación con las mujeres.

Las bendiciones de la Torá poseen tres partes, en la primera se alaba a D´s por habernos consagrado con Sus preceptos y ordenado dedicarnos a al estudio de la Torá; en la segunda, pedimos al Creador que la Torá que enseña a Su pueblo Israel sea agradable a «nuestras bocas» y tengamos el mérito de estudiarla con entusiasmo y seamos meritorios de saberla tanto nosotros como nuestra descendencia.

En la tercera parte de estas bendiciones le agradecemos al Eterno por habernos escogido entre todas las naciones y entregado Su Torá. Nuestros sabios dijeron (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 11(B)) que se trata de la más excelsa de las bendiciones pues en esta se menciona la singularidad de Israel que «fue escogida de entre todas las naciones» y en virtud de ello «nos concedió Su Torá». Esta es la naturaleza del alma de Israel que está permanentemente apegada y conectada a HaShem y Su Torá, razón por la cual sólo el pueblo judío puede recibirla y por su intermedio iluminar al mundo.

En el seno de las naciones existen personas justas y piadosas empero se trata de una cualidad puramente individual y este carácter particular no permite que el mundo como tal sea corregido por su intermedio. Únicamente el pueblo de Israel puede servir a HaShem en un marco nacional y en ese contexto procurar corregir el mundo por medio de la verdad y la generosidad, tal como constatamos a lo largo de nuestra historia.

La segunda y la tercera parte de la bendición indudablemente están vinculadas a la mujer. En la tercera alabamos y agradecemos al Creador que nos escogió entre todas las naciones y nos concedió Su Torá, y según ya vimos (halajá 1) en eso mujeres y hombres son iguales. Asimismo, también la segunda de las bendiciones tiene vinculación con el género femenino, ya que las mujeres piden que las palabras de la Torá sean agradables en nuestras «bocas» y las de nuestros descendientes. Sin embargo, respecto de la primera parte se nos presenta una interrogante, ¿cómo pueden mujeres recitar la bendición  «que nos consagraste con Tus preceptos y nos ordenaste» dedicarnos al estudio de la Torá siendo que éstas están exentas de ese precepto? Hay juristas que explican que mujeres pueden recitar bendiciones por preceptos de los cuales se hallan exentas, ya que en la redacción de la bendición no figura «que me consagró» de modo personal sino «nos consagró» que incluye a la generalidad de Israel, y por lo tanto pueden recitar las bendiciones por la Torá (Rabenu Tam, Ran, Ramá). Otros juristas consideran que las mujeres tienen prohibido recitar bendiciones por preceptos que no tienen el deber de cumplir (Rambám, Or Zarúa, Shulján Aruj). De todas maneras las mujeres recitan las bendiciones por la Torá  ya que como vimos anteriormente ellas también tienen el deber de estudiar las halajot prácticas y los fundamentos de la fe judía, y por esta razón recitan «que nos consagró con Sus preceptos y nos ordenó».

04. El valor de la bendición por la Torá.

Luego que la tierra de Israel fuera destruida y el pueblo judío exiliado, surgió la pregunta (Irmiahu 9:11): «¿Por qué motivo se ha perdido la tierra?» Por cierto, que todos tenían claro que a causa de nuestros pecados fuimos exiliados de nuestra tierra, sin embargo la pregunta era: ¿Cuál es el pecado central que originó el derrumbe espiritual que llevó a la destrucción? Esta pregunta le fue formulada a nuestros sabios de bendita memoria, a los profetas y a los ángeles ministeriales sin que nadie haya sabido qué responder. Hasta que el mismísimo Santo Bendito Sea lo explicó: «Porque han abandonado Mi Ley que Yo establecí para ellos» (ídem 9:12), esto es, porque no bendijeron por la Torá antes de estudiarla (Talmud Babilonio Tratado de Nedarim 81: (A)).

Si bien en la práctica estudiaban Torá, del momento en que no se vinculaban con ella como una enseñanza Divina de origen celestial, esto se les consideraba como si la hubiesen abandonado. Esto se debe a que todo aquel que estudia Torá como una disciplina más de investigación humana, no se considera que la estudie. Empero, si se recita previamente la bendición por la Torá, se puede luego acceder al estudio desde la perspectiva de la fe e imbuidos de un intenso deseo de conexión con Quien la entregó.

Nuestros sabios también se preguntaron (Nedarim ídem) ¿por qué ocurre que no todos los hijos de los grandes eruditos de la Torá siguen el camino de sus padres y no se convierten en estudiosos, a pesar, de que sin duda sus padres hubiesen deseado que dediquen toda su vida al estudio de la Torá? ¿A causa de qué los eruditos de la Torá no tienen éxito en la educación de todos sus hijos?  Más aún, en esos días se acostumbraba que cada hijo continuara con el oficio de su padre, los hijos del carpintero se convertían en carpinteros, los hijos de los agricultores se convertían en agricultores y así todos.

La pregunta entonces es ¿por qué un alto porcentaje de hijos de estudiosos de la Torá no se convierten en estudiosos como sus padres? El Talmud trae varias explicaciones a este asunto; la última pertenece a Rabina quien dijo que la causa de la discontinuidad intergeneracional en el estudio radica en que no bendijeron por la Torá antes de estudiarla. Esto es, muchas veces los hijos de los eruditos de la Torá la estudian por haber visto a sus padres hacerlo, y así como a todos los hijos les gusta imitar a sus progenitores, así también ellos intentan estudiar Torá. Empero la Torá solo se puede adquirir si se estudia con pureza de intención o por amor a D´s («leshem shamaim«), mediante una conexión personal con quien la entregó y por eso los hijos que estudiaron por imitación a sus padres o por costumbre no vislumbran una bendición ni resultados en su estudio.

05. ¿Esta bendición es preceptiva según la Torá? Reglas referentes a la  bendición «Ahavat Olam».

«Dijo Rabí Iehuda en nombre de Rav: ¿de dónde aprendemos que recitar la bendición previo al estudio es precepto de la Torá? Por cuanto que está  escrito (Dvarim 32:3): «Cuando invoque el Nombre del Eterno, glorificad a nuestro D´s» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 21(A)). Esto es, toda la Torá es considerada como los nombres o apelativos del Santo Bendito Sea (Zohar II 87:1, Tikunei Zohar 410:10) ya que Él se nos presenta como completamente oculto y mediante la Torá se revela en el mundo. Y aquello que está escrito  «Cuando invoque el nombre del Eterno» debe entenderse: antes que estudiéis Torá «glorificad a nuestro D´s», recitad la bendición a Quien la entregó.

En la práctica, los sabios medievales (rishonim) debatieron respecto de la correcta comprensión de este pasaje talmúdico. En opinión de la mayoría de estos sabios, entre los que cabe mencionar al Rambán y al Rashbá, es precepto de la Torá recitar la bendición previo a su estudio, por lo que en caso de duda se debe aplicar el criterio más estricto y recitarla, de acuerdo con la regla que indica que en caso de duda sobre un precepto de la Torá se debe aplicar criterio estricto («safek deoraita lejumra«) siendo esta la usanza de los ashkenazíes (Mishná Berurá 47:1, Peninei Halajá Tefilá 10:3).

Sin embargo, según la opinión de Rambám y el Shulján Aruj (Oraj Jaím 209:3) la bendición por la Torá es una disposición de origen rabínico y el versículo bíblico sirve únicamente de respaldo. Por esta razón, en caso de duda se debe aplicar el criterio más flexible  y no recitar la bendición, siendo esta la usanza sefaradí (Kaf HaJaím 47:2).

En el caso de una mujer que duda si recitó o no las bendiciones por la Torá, todos los juristas coinciden en que no debe volver a hacerlo. En caso de que la mujer en cuestión quiera salir de duda que recite la bendición «Ahavat Olám» («Ahavá Rabá» según la versión ashkenazí) y tenga cuidado en recitar el Shemá inmediatamente después para haber estudiado algo de Torá tras la bendición.

La bendición «Ahavat Olám» puede, a posteriori, sustituir a la bendición por la Torá ya que incluye los mismos elementos (Shulján Aruj 47:7). Si bien en el final de «Ahavat Olám» no se menciona la Torá sino la elección Divina del pueblo de Israel «que escoge al pueblo de Israel con amor», dado que la Torá y la elección de  Israel son temas que están intrínsecamente ligados al mencionar a uno se menciona indefectiblemente al otro.

06. ¿Qué tipo de estudio requiere bendición previa?

Previo al estudio de cualquiera de las secciones de la Torá  es menester recitar la bendición (Shulján Aruj Oraj Jaím 47:2). Por lo tanto, una persona que en determinado día tenía planificado estudiar únicamente Midrash o Halajá debe recitar al principio del día la bendición previa. Esto se debe a que toda la Torá, tanto la Escrita como la Oral, tanto en el área legal (Halajá) como en la filosófica (Majshavá) fue revelada a Moshé en Sinai (Talmud Jerosolimitano Tratado de Peá 2:4), y por ende por todo esto se bendice previamente «que nos escogió entre todas las naciones y nos entregó Su Torá».

Los juristas debatieron respecto de si es o no necesario recitar la bendición antes de cavilar (leharher) sobre Torá. Por ejemplo, quien se despierta por la mañana y quiere meditar sobre cuestiones de Torá, en opinión de la mayoría de los juristas no precisa recitar la bendición si bien hay quienes lo objetan. A los efectos de salir de toda duda es mejor que quien se despierte y quiera reflexionar sobre Torá, que recite las bendiciones correspondientes y diga unos versículos, para luego sí meditar sobre ésta. En el caso de quien se despierta en medio de la noche y piensa seguir durmiendo mas quiere reflexionar un poco sobre Torá hasta dormirse, no necesita recitar las bendiciones previas. Lo mismo quienes escuchan canciones con contenido religioso al despertarse, por cuanto que no tienen la intención de estudiar no precisan recitar las bendiciones por la Torá previamente (Peninei Halajá Tefilá 10:4).

Se puede recitar las bendiciones por la Torá así como también las bendiciones matinales de pie, sentados, acostados o caminando. Hay quienes ponen cuidado en recitarlas de pie o caminando mas no sentados o acostados (ídem).

 

07. La bendición por la Torá es para todo el día.

La bendición por la Torá que recita una mujer por la mañana le sirve para todo el día. Aunque luego vaya a comer o trabajar, cuando posteriormente quiera estudiar no necesitará volver a recitar esta bendición.

Los juristas debatieron respecto de si hombres que durmieron por lo menos media hora durante el día (shenat keva) deben o no volver a recitar la bendición por la Torá (Peninei Halajá 10:6) empero respecto de las mujeres todos coinciden en que lo hagan una sola vez al levantarse tras el sueño nocturno. Si una mujer durmió una suerte de siesta por más de media hora durante el día o la noche, al levantarse no precisa recitar la bendición por la Torá. Una mujer que se levanta después de medianoche y tiene la intención de permanecer despierta unas horas y luego volver a dormir un par de horas, deberá recitar las bendiciones matinales y de la Torá tras su despertarse principal (ver arriba 6:6).

En el caso de un hombre que se mantuvo despierto toda la jornada, los juristas debatieron si debe o no recitar por la mañana las bendiciones de la Torá (Peninei Halajá Tefilá 10:7). Empero en el caso de una mujer que se mantuvo despierta toda la jornada no habrá de recitar por la mañana la bendición de la Torá, sino que habrá de recitar la bendición «Ahavat Olám» para luego recitar la primer porción del Shemá y de esa manera cumplir con el deber de la bendición por la Torá (ver arriba 6:4).

En caso de que la mujer en cuestión haya dormido por lo menos media hora durante el día anterior a la noche que no durmió, habrá de recitar por la mañana las bendiciones de la Torá (Mishná Berurá 47:28, Peninei Halajá Tefilá 10:9).    .

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