Pninei Halajá

Capítulo 16 – Bendición de agradecimiento por una salvación («Birkat HaGomel»)

01) Introducción general

Dijeron nuestros sabios que hay cuatro personas que deben agradecer: quienes viajaron por barco y arribaron ya a tierra firme, quienes atravesaron el desierto y arribaron ya a un sitio habitado, personas enfermas que se curaron y reclusos que fueron liberados. Esta idea está basada en el contenido del Salmo 107 (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 54(B)). Establecieron una bendición para el agradecimiento que reza: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám HaGomel Lajaiavim Tovot Sheguemalani Kol Tuv» («…que retribuye bondades a quienes no lo merecen (o «culpables») y me ha prodigado todo el bien»). Esto significa que, si bien en nuestro haber hay trasgresiones en virtud de las cuales podemos ser considerados «no merecedores» o «en deuda» (para con el Todopoderoso), de todas maneras, el Eterno nos retribuye bondades y nos salva de los peligros. Tras recitar la bendición, los oyentes responden «Amén» y agregan: «Mi (o HaE-l) Sheguemaljá Kol Tuv Hú Igmoljá Kol Tuv Sela» («Amén. Quien te ha prodigado todo el bien continúe prodigándote todo lo bueno, Sela») (Shulján Aruj, Oraj Jaím 219:1-2).

La rutina diaria interfiere de sobremanera en nuestra capacidad de apreciar todo el bien que HaShem creó en este mundo, y es así como a veces en lugar de agradecer a D´s nos quejamos porque hace mucho calor o mucho frio, o bien porque hay demasiado espacio o demasiado poco, etc. Empero, quien navegó en una embarcación y estuvo expuesto al vaivén de las olas y posiblemente se haya mareado hasta vomitar, al arribar a puerto toma consciencia de cuán buena y agradable es la vida común en tierra firme – por lo que corresponde que agradezca a D´s. A veces, una persona puede sentir que la vida en la sociedad de la que forma parte no le resulta satisfactoria y hasta puede que le provoque rechazo. Empero cuando esa persona deambula por el desierto, distante de sus amigos, logra comprender hasta qué punto la compañía humana le resulta valiosa y en qué medida es bueno y cómodo habitar en el seno de una estructura social organizada, que cuente con servicios comunitarios básicos, infraestructura de agua potable, tiendas para abastecerse de alimentos, comercio y servicios de salud. Por ello, al regresar esta persona al mundo habitado debe agradecer. De igual modo, una persona sana no siempre sabe reconocer o valorar su buen estado y sólo después de enfermar aprecia cuán importante es la salud, por lo que al curarse – deberá agradecer. Otro tanto ocurre con quien estuvo encerrado en la cárcel. En muchas ocasiones se trata de personas que no supieron justipreciar una calidad de vida ordenada, y las limitaciones normativas que esta implica, y procuraron obtener más de lo que se puede poseer comúnmente. Fue así como atentaron contra el prójimo, fueron aprehendidas y castigadas. Al quedar en libertad deben agradecer y ponderar cuán maravillosa resulta la convivencia común y corriente en el mundo del Creador, y arrepentirse por no haberla valorado antes de haber delinquido. Por ello, el formato de la bendición reza: «que retribuye bondades a quienes no lo merecen». Asimismo, las otras tres personas que recitan «HaGomel» son consideradas como infractoras o en deuda con HaShem por no haber apreciado lo mucho que se debe agradecer a D´s por lo bueno y la simpleza de la experiencia del vivir rutinario (Olat Reaiá I 309-312).

02) «Minián» (quórum)

La bendición de HaGomel es especial ya que para su recitado se requiere de un minián (quórum de diez varones mayores de edad n. de t.) y además requiere que dos de las personas presentes sean estudiosas de la Torá, tal cual leemos en el Salmo que nos describe las cuatro situaciones por las que debemos agradecer (Salmos 107:32): «Lo exaltaréis en presencia del pueblo y Lo alabaréis en reunión de ancianos». «En presencia del pueblo» se refiere a la necesidad de quórum de diez o «minián», «en reunión de ancianos» hace referencia a los estudiosos de la Torá («talmidei jajamim»). Tal como aprendimos en la halajá anterior, la rutina diaria nos impide valorar acertadamente el valor de la vida que nos otorgó el Creador. Es así como muchas veces nos encontramos con un mal estado de ánimo y nerviosos, y todo tipo de pequeños acontecimientos nos provocan desagrado o incomodidad. Empero, aquellas personas que se vieron fuera de la rutina y sufrieron y corrieron serios peligros, pueden comprender cabalmente hasta qué punto la vida común y corriente es buena y apacible. A los efectos de consolidar en nuestra consciencia las bondades de la vida, nuestros sabios establecieron que aquella persona que por un tiempo perdió la posibilidad de disfrutar de lo placentero de esta, agradezca a HaShem ante un «minián» que cuenta con dos estudiosos de la Torá, y de esa forma tanto quien bendice como quien escucha el recitado de la bendición sabrán reflexionar más profundamente sobre el valor de la vida simple y cotidiana y con ello se santificará el Nombre Divino en el mundo.

En el caso de quien se equivocó y bendijo mas no frente a un «minián», hay juristas que consideran que esta persona igualmente cumplió con su deber (Ritbá) y otros entienden que al no agradecer ante un público – su bendición no tiene valor (Talmidei Rabenu Ioná y Meiri). Por lo tanto, en un caso así es bueno volver a bendecir ante un «minián» sin pronunciar el Nombre Divino («beló Shem Umaljut») (Shulján Aruj 219:3). En caso de poder escuchar a otra persona recitando «HaGomel», que le pida que tenga la intención de incluirlo en su bendición y así hacerlo cumplir.

A priori, para recitar «HaGomel» es necesario que estén presentes dos estudiosos de la Torá, mas en caso de no haberlos no se deja de bendecir. Sin embargo, si no hay presente un «minián» no se recita la bendición. En caso de necesidad es posible contar a quien bendice como parte del «minián».

03) ¿Cuándo se recita «HaGomel»?

Es correcto recitar «HaGomel» dentro de los tres días siguientes al evento por el cual se bendice. Empero, a posteriori, aunque haya pasado un largo tiempo no se pierde la posibilidad de bendecir, ya que esta bendición carece de límite de tiempo (Shulján Aruj Oraj Jaím 219:6). Sin embargo, si el evento fue olvidado, cuando se lo recuerde no se habrá de bendecir (Aruj HaShulján 219:7).

Se acostumbra recitar «HaGomel» de pie (Rambám, Bait Jadash 219:1) durante la lectura de la Torá, y cuando esto es posible se suele hacer subir a la Torá a la persona que precisa agradecer. Empero, no se debe esperar más de tres días en aras de bendecir durante la lectura de la Torá. Por ejemplo, quien se salvó de un atentado terrorista el día lunes, debe hacer todo lo posible por recitar la bendición hasta el miércoles que es el tercer día desde el ataque, y no habrá de esperar hasta la lectura de la Torá del jueves que es el cuarto día desde el evento (Maguén Abraham, Mishná Berurá 219:20).

El tiempo apropiado para recitar «HaGomel» es una vez que la dificultad pasó por completo. Por lo tanto, una persona que se incorpora tras haber estado enferma y vuelve a trabajar mas se encuentra aún en proceso de recuperación – habrá de bendecir una vez que se haya repuesto por completo (Mishná Berurá 219:2).

04) Un enfermo que se curó

Los juristas debatieron respecto de una persona que estuvo enferma y se curó. Según la opinión del Shulján Aruj (219:8) toda persona que estuvo enferma y requirió guardar cama, al curarse deberá bendecir «HaGomel». En opinión del Ramá, se recita «HaGomel» solamente después de haber sufrido una enfermedad que implicó algún tipo de riesgo de vida y por la cual se llega a profanar el Shabat.

Nos parece que en la actualidad, también aquellas personas que se guían por el Shulján Aruj deben bendecir «HaGomel» solamente tras recuperarse de una enfermedad que conlleve un riesgo de vida y que justifique tener que profanar el Shabat de ser necesario. Esto se debe a que en el pasado, toda persona que enfermaba se la consideraba – en cierta forma – como un paciente de riesgo, ya que muchas veces no discernían si se trataba de una gripe o de una afección cardíaca, de una angina o de un enfermo diabético en peligro. Por esta razón, muchos juristas dictaminaron que toda persona que cae en cama, aunque se piense que su enfermedad no es peligrosa, al levantarse debe recitar «HaGomel», porque tal vez esa enfermedad haya implicado una situación de riesgo.

Empero hoy, que la ciencia médica se desarrolló y es posible diagnosticar la situación del paciente y determinar con certeza si su afección encierra o no peligro, se debe indicar a los miembros de todas las congregaciones que reciten «Hagomel» únicamente en caso de que la enfermedad haya reportado una gravedad tal que justifique profanar el Shabat de ser esto necesario. En caso de que se haya transportado a un enfermo al hospital en Shabat en virtud de que se dudaba respecto de la gravedad de su afección y luego resultó que no corría peligro, si bien fue transportado al sanatorio de acuerdo con la halajá,  ya que cuando corre peligro una vida («safek nefashot») se pospone la santidad del Shabat, dado que en la práctica su dolencia no implicó riesgo – no habrá de bendecir «HaGomel».

En el caso de una intervención quirúrgica con anestesia local no se bendice «HaGomel» ya que esta no implicó peligro. Por un procedimiento quirúrgico con anestesia general, dado el riesgo que la medicina moderna le adjudica a este tipo de procedimiento – se debe bendecir «HaGomel».

05) «HaGomel» en el caso de una parturienta, de mujeres y niños

Una parturienta es considerada como persona enferma y por ello debe recitar «HaGomel» una vez que se recuperó del parto, ya que cada nacimiento reporta para la madre un cierto riesgo, y como prueba de ello se profana el Shabat para atender a una parturienta. Por lo general, una semana después del nacimiento la parturienta suele estar recuperada y puede recitar «HaGomel». A veces, la debilidad resultante del parto se prolonga por treinta días y en un caso así la parturienta habrá de bendecir una vez pasado este lapso.

En muchos lugares las mujeres no repararon en recitar «HaGomel» ya que por cuestiones de recato se sentían incómodas de pararse ante diez hombres y bendecir (Mishná Berurá 219:3). Hay juristas que propusieron que una mujer se pare en la sección de las mujeres en la sinagoga, que su marido recite la bendición y ella responda tras él «Amén» con la intención de cumplir con el deber de bendecir por medio del recitado del esposo (Mishná Berurá 219:17). Sin embargo, hay quienes entienden que el marido no debe recitar la bendición en lugar de su mujer (Beit Iosef) por lo que no se debe seguir esta práctica, siendo entonces la mujer quien se encuentra ante el deber de recitar «HaGomel» por sí misma frente a un «minián».

Por lo tanto, una mujer que debe recitar «HaGomel» deberá acudir al rezo en la sinagoga y avisarle al encargado («gabai») para que este, antes o después del servicio religioso, le señale a la congregación que aguarde en silencio para que la señora en cuestión recite la bendición desde el sitio reservado a las mujeres y la congregación le responda. Si le resulta cómodo, es mejor que asista a un rezo que incluye lectura de la Torá y tras esta que recite «HaGomel». Si se encuentra en un sitio en el cual hay presente un «minián», como en el caso de la parturienta durante el «Brit Milá» («la circuncisión») de su hijo – que recite la bendición ante este quórum y entonces no precisará asistir a la sinagoga.

Según la opinión de muchos juristas, un niño que se salva de un peligro no recita «HaGomel» ya que el texto de la bendición refiere a que HaShem «retribuye bondades a culpables», esto es, que D´s salvó a la persona a pesar de que esta era pasible de o merecía un castigo. En el caso de un menor de edad (trece o doce), este todavía no es pasible de pena por sus malas acciones y si le ocurre una adversidad es en virtud de las transgresiones de sus mayores e incluso por culpa directa de estos que no lo cuidaron como correspondía. Por lo tanto, no es apropiado que el niño diga que sus padres son «culpables» (Maharam Mintz 14, Maguén Abraham, Kneset Haguedolá, Mishná Berurá 219:3). Si bien hay juristas que entienden que un niño que llega a la edad a partir de la cual debe ser instruido en los preceptos debe recitar «HaGomel» (Lajmei Todá, Birjei Iosef, Jazón Ovadiá), dado que esto resulta dudoso o es objeto de debate – no habrá de bendecir (Ben Ish Jai, Kaf HaJaím 2).

06) Personas que atraviesan el desierto y quienes viajan por carretera

Dijeron nuestros sabios que quienes atraviesan el desierto bendicen «HaGomel». Según la usanza ashkenazí, solamente quien viaja por un camino que encierra peligros concretos bendice. De esto resulta obvio que quien viaja por carreteras modernas de países desarrollados no recita «HaGomel» (Talmidei Rabenu Ioná y Rosh).

Según la usanza sefaradí, también quien viajaba de ciudad en ciudad por caminos no tan peligrosos debía bendecir (Rambán y Rabí David Abudraham). Empero, en las últimas generaciones los eruditos debatieron respecto del viaje en automóvil. Hay quienes opinan que también en el caso de quien viaja en automóvil una distancia equivalente a una «parsá», o sea, por setenta y dos minutos – debe recitar «Hagomel». Según esto, una persona que viajó de Jerusalém a Tel Aviv ida y vuelta, si bien en cada tramo viajó menos de setenta y dos minutos, por cuanto que en total viajó más que este lapso – deberá recitar «HaGomel» (Netivei Am 219, Iabía Omer 1:13, 6, 48, 9).

Hay rabinos sefaradíes que ordenaron recitar «HaGomel» únicamente tras haber viajado setenta y dos minutos por un sitio despoblado tal como un desierto, mas por viajes por las carreteras de nuestro país no se bendice ya que hay otros automóviles con los que se comparte la ruta y además siempre es dable encontrar un sitio poblado en menos de setenta y dos minutos de viaje. Por lo tanto, quien transita por las carreteras israelíes no es considerado como quien atraviesa el desierto (Or Letzión II 14:42, Mekor Jaím de Rabí Jaím David Haleví 94:3, Olat Itzjak II 80).

En la práctica, nos parece que no se debe recitar «HaGomel» por viajes largos en carreteras asfaltadas en países desarrollados, incluyendo en estas a las de Judea y Samaria. Esto se debe a que la bendición en cuestión fue establecida para casos excepcionales, y en la actualidad un viaje por caminos interurbanos es considerado como una acción rutinaria.

07) Viaje en avión o en barco

En las generaciones recientes se generó el interrogante de si quienes viajan por avión son o no considerados como quienes cruzan el desierto y por ende deben o no recitar «HaGomel». Hay juristas que entienden que no se asemejan a quienes atraviesan el desierto y, además, en la actualidad viajar en avión no es más peligroso que hacerlo en automóvil. Por lo tanto, así como no se bendice tras haber viajado en coche tampoco se lo hace tras haber volado (Jelkat Ya´akov 2:9, Dvar Iehoshúa Berajot 9, Betzel Hajojmá 1:20 y esta es la opinión del Rabino Goren, y en Asé Lejá Rav 6:16). Por otra parte, numerosos juristas ordenaron recitar «HaGomel» tras haber volado. El Rabino Moshé Fainstein explicó (Igrot Moshé Oraj Jaím 2:59) que la bendición en cuestión fue instituida para cuando la persona sale de su orden habitual e ingresa en una situación de riesgo, y no es natural que una persona se encuentre suspendida en el aire sin que se caiga, por lo que estamos ante un caso de salvación en virtud de un peligro y se debe recitar «HaGomel» (así también escribió Ketzot HaShulján, Halijot Shelomó 23:5, y así fue transmitido en nombre del Jazón Ish). Empero, varios de los juristas escribieron que se debe bendecir únicamente tras haber volado por lo menos setenta y dos minutos (Tzitz Eliezer 11:13, Iejavé Da´at II 26).

En la práctica consideramos que quien frecuenta viajar en avión – no bendiga, puesto que la bendición fue establecida para una situación extraordinaria. Incluso en el caso de quien no está habituado a volar a menudo es mejor que no recite «HaGomel», ya que en la actualidad volar se tornó algo rutinario y no implica mayor riesgo que viajar en automóvil. Empero, en caso de quien no esté habituado a volar a menudo tenga miedo de hacerlo y desee bendecir – podrá respaldarse en la opinión de aquellos que entienden que se debe recitar «HaGomel» por viajar en avión, ya que para este el viaje es un evento especial que implica un cierto grado de temor.

De igual manera, debatieron los eruditos respecto de las travesías en embarcaciones seguras de nuestros días. En la práctica, consideramos que si durante la navegación no se experimentó un suceso meramente peligroso – no se habrá de bendecir «HaGomel».

08) Quien se salva de un peligro o de un accidente

Los sabios mencionaron cuatro personas que deben recitar «HaGomel»: los que navegaron, los que atravesaron un desierto, un enfermo que sanó y un recluso que fue liberado (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 54(B)). Los juristas debatieron respecto de si aquella persona que se salvó de otros peligros tales como ser atacado por maleantes o por terroristas en la ciudad, o a quien se le derrumbó encima un muro, o si se salvó de un incendio, debe también recitar o no «HaGomel».

Hay quienes opinan que no debe recitar «HaGomel», porque esta bendición fue instituida solamente para los cuatro tipos de peligro antes mencionados (Rabí David Abudarham en nombre de Rabí Guershón). La opinión mayoritaria de los juristas es que toda persona que se salva de un peligro debe agradecer a D´s recitando «HaGomel» (Rambán, Meiri, Rabí Ieshaiahu ben Eliahu de Trani, Rabí Itzjak Bar Sheshet, Tashbetz y otros). Así actúan en la práctica los judíos de origen ashkenazí, algunos de los sefaradíes y de los judíos orientales (Mishná Berurá 219:32, del Yemen – Shtilei Zeitim 16, de Argelia – Responsa Beit Iehudá Aiash 6, de Turquía – Emet LeYa´akov y Responsa Lev Jaím Palagi 3:53, de Marruecos – Shemesh Umaguén III Oraj Jaím 63:10).

Según la costumbre de parte de los sefaradíes, por cuanto que el tema es objeto de debate, todo aquél que se salva de un peligro que no está incluido en las cuatro categorías que mencionan los sabios en el Talmud recitará «HaGomel» sin mencionar el Nombre Divino («Leló Shem Umaljut») (Shulján Aruj 219:9, Kaf HaJaím 52, Yalkut Iosef 29). Consideramos que una persona que sufre un accidente de tránsito o es víctima de un atentado y se salva, incluso según esta tradición debe recitar «HaGomel», ya que el peligro acaeció estando en el camino y en virtud de lo ocurrido este se tornó peligroso para la persona, y los viajeros que transitan por caminos riesgosos están incluidos en las cuatro categorías originales. Lo mismo ocurre con quien es picado por una víbora peligrosa – se lo considera como una persona enferma que se curó y según todas las opiniones deberá bendecir por haberse salvado.

El establecer si el accidente o el atentado implicaron o no riesgo de vida depende de la opinión mayoritaria de las personas razonables, tal que si estas consideran que hubo riesgo – se habrá de bendecir. Por el contrario, si consideran que no hubo riesgo – no se habrá de bendecir, aunque la persona haya sentido gran temor. Por ello, por ejemplo, quien pasó junto a una serpiente o quien no prestó atención y estuvo a punto de ser atropellado, dado que en la práctica no entró en situación de riesgo – no habrá de bendecir. En caso de duda, por ejemplo, si se sufrió un accidente mediano – la sensación subjetiva de la persona es la que determina, y si se sintió en riesgo – habrá de bendecir, y si no – no lo hará.

09) Soldados y la bendición de «HaGomel»

Soldados que se dedican a una actividad militar de seguridad que conlleva riesgos, dado que son considerados como viajeros que entran en peligro – habrán de bendecir «HaGomel». Empero, habrán de recitar la bendición tras haber concluido la actividad de riesgo, pues se bendice únicamente tras haber salido por completo de peligro. Al igual que quienes atraviesan el desierto durante largos meses y bendicen tras haber concluido la travesía.

Por lo tanto, un soldado combatiente en servicio obligatorio deberá bendecir tras liberarse y su bendición incluirá todos los peligros en los que se vio sumido durante toda su actividad militar y los diferentes entrenamientos. Un soldado combatiente en servicio de reserva que pasó por situaciones de riesgo bendecirá al concluir su período de servicio. Soldados que como parte de su rutina militar participaron en combates o en actividades peligrosas – habrán de bendecir «HaGomel» inmediatamente después de volver sanos y salvos. Al concluir el servicio militar bendecirán nuevamente por todo el período de servicio posterior a la última bendición (ver Meshiv Miljamá II 134).

10) Quien se libera de la prisión

Nuestros sabios dijeron que una de las cuatro personas que debe recitar «HaGomel» es aquella que fue liberada de la prisión. Surge la pregunta de si se debe o no bendecir también tras haber sido liberado de la cárcel en países desarrollados. Hay quienes consideran que, según la usanza ashkenazí, mientras no se haya pasado peligro de vida durante el arresto, aunque este se prolongue por largos años – no se habrá de recitar «HaGomel». Según la usanza sefaradí, toda aquella persona que haya estado en prisión – al liberarse debe bendecir.

Empero en la práctica, según todas las usanzas, si una persona estuvo en prisión y esto lo conmovió o consternó – debe bendecir. Esto se debe a que, según la opinión mayoritaria de los juristas, de acuerdo con la usanza ashkenazí una persona que estuvo en prisión y pasó por una experiencia traumática que despertó en su interior el temor de perder su libertad, de ser agredido o humillado durante el encierro, al liberarse – deberá bendecir. Y aunque su arresto no haya conllevado un peligro significativo, el trauma que acompaña al mismo sumado al peligro de que los investigadores o los demás reclusos lo agredan, hace obligatorio que se agradezca por medio del recitado de «HaGomel». Sin embargo, si el encierro no provocó en el recluso una conmoción emocional y este no reportó ningún peligro – no se habrá de bendecir.

Quien fue secuestrado por terroristas o por criminales que le amenazaron de muerte, si bien no sufrió de encierro a manos del gobierno, por cuanto que se encontró en una situación de peligro de vida – deberá bendecir «HaGomel» al liberarse.

Libros de Pninei Halajá a precios especiales

Contents

Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
Ordenar ahora