01. La ofrenda del Omer y la prohibición de ingerir jadash
Es preceptivo cada año, al día siguiente del primer día festivo de Pesaj, el 16 de Nisan, ofrendar la primicia de la nueva cosecha de cereales como oblación a D’s, para que el inicio de la siega anual esté dedicado a HaShem.
Además, está prohibido ingerir de la nueva cosecha antes de que sea ofrendado el Omer, e incluso está prohibido segarla antes de que hayan sido cortadas las espigas de cebada para esta ofrenda, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 23:9-14): «Habló HaShem a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando vengáis a la tierra que Yo os doy a vosotros y seguéis su mies, habréis de traer el Omer, la primicia de vuestra cosecha al cohen. Este mecerá el Omer ante HaShem para vuestro agrado. Al día siguiente de la festividad lo habrá de mecer el cohen. Y ofreceréis, en el día de mecer vosotros el Omer, un cordero sin defecto, primal, para holocausto ante HaShem. Y su oblación: dos décimos de efá de harina de flor, amasado con aceite; sacrificio ante HaShem, de aroma grato. Y su libación de vino: un cuarto de hin. Empero ni pan, ni granos tostados, ni espigas frescas habréis de comer, hasta la plenitud de este día, hasta traer vosotros la ofrenda ante vuestro D’s. Ley perpetua será para vuestras generaciones en todas vuestras moradas».
El momento de la ofrenda del Omer es al día siguiente del primer día festivo de Pesaj, ya que esta es la tradición de los sabios respecto del significado de lo que está escrito «Al día siguiente del Shabat», esto es, al día siguiente de la cesación de labores que se efectúa en el primer día de Pesaj, por lo cual lo leemos como «Al día siguiente de la festividad». La cesación de labores en este día está destinada a reforzar la fe por medio del recuerdo de la salida de Egipto y la ingestión de matzá en la noche del Seder, y en virtud de ello, se nos ordenó ofrendar la nueva cosecha para que nuestra ingesta a lo largo del año entrante esté acompañada de esta intención. Dado que el día de la ofrenda del Omer es fijo, aunque caiga en Shabat, la siega, la preparación y la presentación de la oblación del Omer se sobreponen a la cesación de labores sabática (dojot Shabat) y se efectúan.
Si bien el trigo es la mejor de las cinco especies de cereales, la ofrenda del Omer se efectúa con cebada, ya que esa es la tradición desde los días de Moshé Rabenu, y así es la naturaleza en nuestra tierra: la cebada madura antes de Pesaj al tiempo que el trigo lo hace con posterioridad a esta festividad. Este hecho encierra una insinuación en cuanto a que la cebada, que por ser el alimento para los animales expresa el aspecto más básico y bajo del ser humano, motivo por el cual crece antes, debe conectarse también a la santidad. Desde la noche de la siega del Omer se cuentan siete semanas, cuarenta y nueve días, y de ese modo nos preparamos y nos elevamos hasta la festividad de Shavu’ot que es el ‘Tiempo de la Entrega de nuestra Torá’ y en la cual fuimos preceptuados de ofrendar dos panes, que era la primera oblación del trigo del nuevo año que se presentaba en el Templo. Resulta entonces, que la ofrenda del Omer es aquella que autorizaba a todo el pueblo de Israel a comer de la nueva cosecha y la de los ‘Dos Panes’ es la que autorizaba a ofrendar en el Templo oblaciones con la nueva cosecha (Tratado de Menajot 68(B), ver en Pninei Halajá Mo’adim 13:7).
El momento de la siega del Omer es en la noche del 16 de Nisán, y toda la noche es apta para ello. Es preceptivo traer espigas de cebada que crecieron en las cercanías de Jerusalém, y si estas no estaban maduras aun, se traían desde sitios lejanos, siempre y cuando se encontrasen dentro de los límites de la tierra de Israel. Se acostumbraba a segar el Omer y traerlo al patio del Templo por medio de una ceremonia solemne y multitudinaria, para de esa manera reforzar la tradición exegética de los sabios en el cumplimiento del precepto. Una vez que las espigas de cebada eran traídas al patio del Santuario, los granos de cereal eran separados de las espigas, pasaban por un tostado leve y posteriormente iban a la molienda. La harina obtenida era cernida por medio de trece tamices. Al día siguiente, tras la finalización de la ofrenda del sacrificio permanente y de los suplementarios (tamid y musafim), se tomaba de la harina una cantidad equivalente a una décima parte de ‘eifá’[1] y era mezclada con un ‘log’[2] de aceite, se le agregaba un puñado de olíbano y el cohen la alzaba (o mecía) ante HaShem, tomaba una parte de esta y la quemaba sobre el altar. Después que esta parte era quemada, todo el pueblo tenía permitido comer de la nueva cosecha (Tratado de Menajot 63-68, Rambám Hilkot Tmidín Umusafín 7:3-12).