Pninei Halajá

07. Unir la bendición de la Redención con el rezo de la Amidá.

Si bien el recitado del «Shemá» y sus bendiciones es un precepto en sí mismo, separado del precepto de rezar la Amidá, es correcto recitarlas unidas y no se puede interrumpir entre una y otra. Nuestros sabios dijeron que todo aquel que adjunta la (bendición por la) redención («Gaal Israel«) con el rezo (Amidá) tiene parte en el mundo venidero (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 4(B)). Si las adjunta, como en el caso del rezo de «Vatikín«, tiene asegurado que no sufrirá traspié alguno durante todo el día (ídem 9(B) y Tosafot allí). Quien interrumpe entre la bendición de la redención y la Amidá se asemeja al amigo del rey que golpea la puerta del palacio y cuando el monarca abre, el visitante se dedica a otra cosa por lo que el rey también se aparta y prosigue con otra ocupación. Recordar la redención del Eterno cuando salimos de Egipto se asemeja a golpear la puerta del palacio real, pues ésta expresa el gran amor que D´s profesa al pueblo de Israel. Por lo tanto, la salida de Egipto se asemeja al compromiso entre el novio y la novia (Erusín), entre el Eterno y el pueblo de Israel. No se debe perder el momento de gracia y se debe alcanzar el máximo apego posible en el rezo a partir del sentimiento de cercanía despertado en la bendición anterior y pedir que así como nos salvó de mano de los egipcios vuelva a bendecirnos y redimirnos (ver Talmud Jerosolimitano Tratado de Berajot 1:5).

Inclusive si una persona  escuchó Kadish o Kedushá entre la bendición de la redención («Gaal Israel«) y el inicio del rezo, no habrá de responder (Shulján Aruj 66:9). En ese sitio no podrá siquiera interrumpir silenciosamente.

Muchos oficiantes acostumbran a finalizar la bendición de «Gaal Israel» en voz baja para que nadie responda tras ellos Amén. Esto se debe a que los juristas debatieron respecto de si responder Amén tras esta bendición cuando es recitada por el oficiante, se considera o no interrupción entre redención y rezo. Por lo tanto, finalizarla en voz baja evita la duda a la congregación. Hay quienes no toman precaución de esta cuestión y terminan la bendición de la redención en voz alta con normalidad. Cuando entre el público se encuentran personas que cumplen con su deber de rezar escuchando al oficiante, es claro que éste tiene la obligación de recitar toda la bendición en voz alta.

Quien llegó a la sinagoga tarde, cuando la congregación está a punto de comenzar la Amidá, habrá de rezar como de costumbre adjuntando redención con rezo. Si bien pierde el rezo junto al público, es mejor que rece conforme al orden establecido, pues adjuntar redención a rezo es preferible a rezar con Minián. Empero en el caso del rezo de Arvit la regla cambia (Shulján Aruj 236:3, ver adelante 25:4).

Según la opinión de la mayoría de los juristas, en Shabat no es tan necesario adjuntar la redención al rezo, por lo que quien escucha Kadish y Kedushá entre éstos, podrá responder.

 

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