Pninei Halajá

07. La mención y el pedido de lluvias.

Durante la temporada invernal mencionamos la lluvia en dos oportunidades durante la Amidá: al inicio  como alabanza a D´s que la hace descender, y luego al pedirle que nos bendiga con rocío y precipitaciones.

En la segunda bendición que es la de la resurrección de los muertos («Mejaié Metim«), alabamos a D´s porque «Hace soplar el viento y descender las lluvias». Nuestros sabios ordenaron mencionar las lluvias en esta bendición, la de la resurrección de los muertos, porque ellas traen vida al mundo.

En la novena bendición que es la de los años («Birkat Hashaním«), pedimos por la lluvia. Según la usanza sefaradí, la redacción de esta bendición cambia por completo entre invierno y verano. En el invierno esta inicia con las palabras «Barej Aleinu» mientras que en el verano lo hace con las palabras «Barjenu HaShem Eloh-einu«. De acuerdo a la usanza ashkenazí, la redacción de esta bendición es idéntica todo el año con la única diferencia que en invierno se dice «Veten Tal Umatar» mientras que en verano se dice «Veten Berajá» (la versión yemenita es diferente mas la regla halájica es igual).

Si bien tanto la mención de las lluvias como su pedido se recitan en invierno, hay una diferencia entre ambos ya que la mención se realiza en tiempos en los que corresponde que llueva mientras que el pedido se realiza a partir del momento en que queremos –concretamente- que esto ocurra.

El tiempo cuando comenzamos a mencionar las lluvias ocurre en la fiesta de «Sheminí Atzeret«. En realidad cabría mencionar las lluvias desde el inicio de la fiesta de Sucot que es ya temporada apropiada para ello, pero las precipitaciones durante esta fiesta son consideradas una maldición pues impiden el cumplimiento del precepto de habitar las cabañas durante siete días. Por lo tanto, no se menciona la lluvia en Sucot. Los sabios establecieron que se comience a mencionar la lluvia a partir del servicio de Musaf de Sheminí Atzeret, pues toda la congregación se encuentra en la sinagoga y se puede anunciar a todos que lo hagan. No ocurre lo mismo con la plegaria de Arvit, ya que no todos llegan a ella, y antes de Shajarit tampoco se pueden anunciar las lluvias, por la regla que impide interrumpir entre la redención y el rezo de la Amidá (Beit Iosef y Shulján Aruj, Oraj Jaím 114:1-2).

Los sabios difirieron el pedido por lluvias por quince días hasta la noche del día siete del mes de Marjeshván. Esto se debe a que para entonces el último de los peregrinos que llegó desde el rio Éufrates a Eretz Israel alcance a retornar a su hogar sin que le haya caído lluvia en su camino (Shulján Aruj 117:1). Esta costumbre no se anuló tras la destrucción del Templo, pues toda tradición que nos recuerda los gloriosos días en que éste estaba en pie es cara a nuestros corazones y no deseamos derogarla. Solamente una vez que el Templo sea reconstruido (pronto en nuestros días) el Sanhedrín podrá decidir si cambiar la fecha de inicio del pedido de lluvias tomando en cuenta los medios de transporte actuales.

Se continúa mencionando las lluvias hasta la plegaria de Shajarit del primer día de Pesaj y se efectúa el cambio de mención en el servicio de Musaf, cuando se alaba a D´s por hacer caer rocío. Respecto del pedido de lluvias, como este se realiza solamente en días hábiles, la última vez que se efectúa es en el servicio de Minjá de víspera de Pesaj.

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