Pninei Halajá

09. Las bendiciones matinales («Birkot Hashajar»)

01. Bendiciones de agradecimiento.

Nuestros sabios instituyeron numerosas oraciones para recitar ni bien nos levantamos cada mañana para así agradecer al Creador por el bien que nos dispensa a diario. El Talmud Babilonio nos dice (Tratado de Berajot 60(B)) que al despertarnos por la mañana debemos agradecer a D´s y decir: «D´s mío, el alma que me otorgaste es pura, Tú la creaste… Bendito eres Tú que devuelves las almas a los cuerpos muertos»; al escuchar el canto del gallo que anuncia una nueva jornada debemos recitar: «Bendito eres Tú D´s nuestro rey del universo que diste al gallo discernimiento para diferenciar el día de la noche»; al abrir los ojos debemos recitar: «que da visión a los ciegos»; al tensar nuestras extremidades e incorporarnos, sentándonos sobre la cama tras habernos liberado de las amarras del sueño recitamos: «que libera prisioneros»; al vestirnos recitamos el agradecimiento por «que viste a los desnudos»; al ponernos de pie agradecemos porque D´s «yergue a los encorvados»; al apoyar nuestros pies sobre el suelo, agradecemos a D´s que «establece la tierra sobre las aguas»; al calzar nuestros zapatos agradecemos a D´s por «haberme provisto de todos mis menesteres»; al comenzar a caminar debemos agradecer a D´s porque «dispone el andar del hombre»; al ajustar el cinturón alrededor de la cintura, debemos recitar: «que ciñe al pueblo de Israel con Su poder»: al cubrirnos la cabeza debemos agradecer porque D´s «corona al pueblo de Israel con Su gloria»; al lavarnos las manos debemos recitar «que nos ordenaste el lavado de manos (al netilat iadaim)» y tras lavarnos la cara debemos agradecer porque D´s «retira la pesadez del sueño de mis ojos» etc. Además, nuestros sabios dispusieron que se reciten tres bendiciones especiales de agradecimiento a D´s por habernos escogido entre todas las naciones para otorgarnos Su ley y estas son «que no me hizo gentil», «que no me hizo siervo» y «que no me hizo mujer». Las mujeres recitan una bendición de agradecimiento «porque me hizo conforme a Su voluntad».

La rutina diaria de la vida tiende a hacer perder al hombre su sensibilidad para con todas las bondades que D´s le prodiga y en virtud de esa falta de agradecimiento  las bendiciones recibidas no lo hacen feliz, tornándose así su vida en monótona y vacía, buscando entonces todo tipo de satisfacciones temporales que disipen ese dolor existencial. A los efectos de no ser desagradecidos, nuestros sabios de bendita memoria instituyeron las bendiciones matinales, por medio de las cuales le agradecemos a nuestro Creador por todas las grandes y pequeñas cosas que hacen posible nuestra vida en el mundo. Mediante la conciencia y el agradecimiento a D´s por el bien recibido, tenemos el mérito de contemplar el mundo desde una perspectiva valiosa y completa, aprendemos que cada detalle de nuestra vida posee un valor Divino intrínseco y se despierta en nosotros la voluntad de actuar correctamente en la nueva jornada.

02. El orden de las bendiciones matinales.

Tal como aprendimos, la disposición original de nuestros sabios implicaba que las bendiciones acompañen el orden natural de la incorporación por la mañana, y cada movimiento diferente o satisfacción lograda en este proceso fuera acompañada del recitado de una bendición, con lo que el acto de levantarse por la mañana adquiría así un profundo significado. El Rambám sentenció que en la práctica este fuese el orden, que cada bendición sea recitada al momento de realizar cada una de las acciones, y hay entre quienes llegaron del Yemen que así actúan hasta el día de hoy.

Sin embargo, hace ya cientos de años que los judíos acostumbran a recitar todas las bendiciones matinales de una vez, en la sinagoga o en la casa, una vez que terminaron de evacuar y vestirse. Esto obedece a varias razones. Primeramente, se estableció que el oficiante recite las bendiciones matinales en voz alta al comenzar el servicio público en la sinagoga para que así cumplan con su deber quienes no las saben decir de memoria. Incluso en el caso de quienes sí las saben, se teme que por la somnolencia de la mañana olviden recitar alguna, por lo que al recitarlas todas juntas de manera ordenada es más fácil que recuerden completarlas todas. Además, se procuró dar un status más encumbrado a las bendiciones matinales, esto es, recitarlas con las manos limpias y ya vestidos adecuadamente y por esta razón se pospuso su recitado hasta que la persona haya culminado sus preparativos previos al rezo (Shulján Aruj 46:2). Más aún, existen personas a las que les resulta muy difícil concentrarse a poco de haberse levantado, y solamente después que se vistieron y lavaron la cara pueden recitar las bendiciones matinales correctamente (Seder Haiom).

03. Bendiciones matinales en el caso de quien no es beneficiario de un bien determinado.

Los grandes sabios medievales (rishonim) debatieron respecto del siguiente dilema: una persona que no disfruta de una de las bondades mencionadas en una de las bendiciones matinales, ¿puede igualmente recitarla? Por ejemplo, ¿un ciego puede bendecir «que das visión a los ciegos»?

En opinión del Rambám (Tefilá 7:9), solamente quien disfruta de una bondad puede agradecer por ella. Por lo tanto, una persona que durmió vestida por la noche, por cuanto que no se viste por la mañana, no habrá de bendecir «que viste a los desnudos». Un discapacitado que no puede caminar no habrá de bendecir «que dispone el andar del hombre». Un paralítico que no puede mover sus órganos, no habrá de bendecir «que libera a los prisioneros» o que «yergue a los encorvados». Esta es asimismo la costumbre de algunos de los judíos provenientes del Yemen. El autor del Shulján Aruj (Oraj Jaím 46:8) tomó en cuenta la opinión de Rambám, y sentenció que no se ha de pronunciar el nombre de D´s en las bendiciones por bondades de las que la persona no disfruta.

Por otra parte, el autor del libro «Kolbó» (inciso 1) escribió citando a Rabí Natronai Gaón, a Rabí Amram Gaón y demás Gaonitas, que se acostumbra a recitar todas las bendiciones según el orden establecido,  aunque la persona concretamente no disfrute específicamente de alguna de las bondades mencionadas en las mismas, ya que fueron instituidas como agradecimiento por el disfrute de la generalidad de las personas. Además, el hecho de que algunos disfrutan de las bondades ayuda indirectamente a quienes en lo particular no lo hacen, y por lo tanto, un inválido que no puede incorporarse agradece que otros sí puedan y por ende le puedan ayudar. Asimismo, el ciego bendice «que da visión a los ciegos» por aquellos que al ver pueden ayudarle en su camino y en la provisión de sus necesidades. El Ramá sentenció de acuerdo a esta segunda opinión.

Esta es además la opinión del Arízal, en cuanto a que todo judío debe recitar todas las bendiciones matinales según el orden prescripto, para agradecer a D´s por el bien general que dispensa al mundo. En cuanto a costumbres de rezo, los sefaradíes acostumbraron a seguir la idea del Arízal, por lo que también ellos recitan todas las bendiciones matinales según el orden escrito.

04. ¿Hasta qué hora se recitan las bendiciones matinales?

Quien se olvidó de recitar las bendiciones matinales antes del rezo, puede hacerlo una vez concluido éste, salvo la bendición por el lavado de manos que fue instituida como preparación previa al mismo. De la misma forma, no podrá recitar las bendiciones de la Torá pues ya cumplió con el agradecimiento por la entrega de la misma en la bendición de «Ahavat olam» («amor eterno»). Asimismo, no habrá de recitar la bendición «Elohai neshamá«, pues hay quienes consideran que ya cumplió mediante el recitado de la segunda bendición de la Amidá «Mejaié hametim» («que revive a los muertos»).

Por lo tanto, quien se ve en la necesidad de saltearse las bendiciones matinales para alcanzar a rezar con «Minián» (servicio público), habrá de asegurarse en recitar, aunque sea la bendición por el lavado de manos, «Elohai neshamá» y las bendiciones de la Torá ya que si no las recita antes del rezo no podrá hacerlo una vez que este finalice (Mishná Berurá 52:2).

¿Hasta qué hora se pueden recitar las bendiciones matinales? Hay juristas que equipararon el horario de recitado de las bendiciones matinales con el horario del rezo de Shajarit, por lo que, a priori, hay que tratar de recitarlas hasta el final de la cuarta hora temporal (según el método clásico de división del tiempo, desde el amanecer hasta el mediodía hay seis horas. N. de t.), y  a posteriori, se puede hasta el mediodía. Si no se alcanzó a recitar las bendiciones matinales hasta el mediodía, se pueden decir a lo largo de toda la jornada, ya que en opinión de la mayoría de los juristas el horario de éstas difiere del horario del rezo de Shajarit. Esto se debe a que en las bendiciones matinales se agradece por bondades que la persona disfruta de ellas todo el día, y entonces si no las recitó en la mañana puede hacerlo durante toda la jornada.

05. ¿Cuándo debe recitar las bendiciones matinales quien se levanta en la mitad de la noche?

A priori, se deben recitar las bendiciones matinales lo más contiguo posible al momento de levantarse no siendo necesario esperar a  que aclare o despunte el alba para hacerlo. Por lo tanto, quien se levanta antes de que despunte le alba para estudiar Torá, trabajar, o cualquier otro objetivo, debe recitar las bendiciones matinales inmediatamente después de incorporarse. Empero, antes de la medianoche no se han de recitar, y por lo tanto, quien se levanta antes de ese tiempo, ha de esperar hasta pasada la medianoche para poder recitar las bendiciones matinales. Quien las recitó antes de ese tiempo, no cumplió con su deber (Mishná Berurá 47:31, Kaf HaJaím 29).

Quien se levanta pasada la medianoche por unas horas, y planea volver a acostarse a dormir hasta el horario de Shajarit (como en el caso de un soldado que se levanta pasada la medianoche para ir a una guardia y piensa luego volver a dormir) debe recitar las bendiciones matinales después de su incorporación principal. Si para la persona en cuestión, la primera vez que se levantó es la principal, y lo que duerme posteriormente lo considera como una siesta en la mitad del día, ha de recitar entonces las bendiciones matinales. Empero, si considera que la incorporación principal es la segunda oportunidad en que se levanta, habrá de recitar entonces las bendiciones. De acuerdo a la costumbre de los cabalistas, si la primera vez que la persona se levantó fue pasada la medianoche, habrá de recitar entonces las bendiciones. Si no las recitó tras esta primera vez lo hará tras la segunda.

Respecto de las bendiciones de la Torá, la mayoría de los juristas opina que son equiparables a las bendiciones por el cumplimiento de preceptos, y por lo tanto se deben recitar cada vez que la persona se levanta en la noche de su descanso nocturno («sheinat keva»). Hay quienes acostumbran a recitarlas una sola vez, tras su principal incorporación, junto con todas las demás bendiciones matinales (ver en las leyes de la bendición por la Torá 10:6).

06. ¿Qué debe hacer quien estuvo despierto toda la noche?

En términos generales, debe recitar las bendiciones matinales también aquella persona que no durmió durante la noche pues ya aprendimos que (halajá 3) estas bendiciones fueron instituidas como agradecimiento por el beneficio colectivo de las bondades prodigadas por D´s y aunque una persona individualmente no las haya disfrutado debe recitarlas. Sin embargo, existen diferentes tradiciones respecto de ciertas bendiciones.

Respecto del lavado de manos, existe un consenso respecto de que se debe realizar previo al rezo, pero se discute si debe estar acompañado o no del recitado de la bendición. Según la tradición ashkenazí, lo mejor es evacuar antes del rezo, lo cual lleva a tocar alguna parte del cuerpo que normalmente está cubierta por la ropa que desde el lavado anterior probablemente traspiró un poco, por lo que el lavado de manos deberá ser acompañado del recitado de la bendición. De acuerdo a la tradición sefaradí no se ha de recitar bendición por este lavado (ver arriba 8:1).

Respecto de las bendiciones de la Torá, existe consenso en cuanto a que si la persona durmió durante el día anterior aunque sea media hora, por la mañana habrá de recitarlas. En el caso de que no haya dormido durante todo el último día, según la mayoría de los juristas habrá de recitar las bendiciones de la Torá, mas como existen algunos juristas que son de la opinión de que no se reciten, a priori es mejor oírlas de una persona que sí durmió y poner la intención de cumplir con el deber de recitarlas al escucharlas (ver adelante 10:7).

Respecto de las bendiciones de «Elohai neshamá» y «Hamaavir sheiná«, hay juristas que opinan que solamente quien durmió puede recitarlas, por lo que lo mejor es oírlas de un amigo que sí haya dormido, y poner la intención de cumplir con el deber al escucharlas. Cuando no hay quien las recite, según la mayoría de los juristas, la persona debe recitarlas por sí misma, siendo esta la tradición de todos los sefaradíes y algunos ashkenazíes. Hay ashkenazíes que acostumbran a ser más estrictos y las recitan sin pronunciar los Nombres Divinos (shem umaljut).

En resumen: según la tradición mayoritaria del pueblo de Israel quienes se mantienen en vigilia toda la noche recitan todas las bendiciones matinales y las de la Torá y deben lavar sus manos antes del rezo. Según la tradición sefaradí no se recita bendición por el lavado, mientras que según los ashkenazíes se va al baño, se toca alguna parte cubierta normalmente por ropa y se recita bendición por la ablución.

Quienes cumplen los preceptos con especial excelencia, cumplen con el deber de recitar las bendiciones de la Torá, «Elohai neshamá» y «Hamaavir sheiná» al oírlas de quien sí durmió por la noche. Cuando no hay de quien escucharlas, hay ashkenazíes que recitan «Elohai neshamá» y «Hamaavir sheiná» sin emplear los Nombres Divinos.

Según la Kabalá se acostumbra a recitar las bendiciones matinales a partir de la medianoche (Kaf HaJaím 46:49), y según la halajá se pueden recitar todas las bendiciones tras despuntar el alba. Según todas las opiniones, se deben recitar las bendiciones de la Torá después de que despunta el alba.

 

 

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