Pninei Halajá

03. El nombramiento del oficiante.

El oficiante es un enviado o representante del público («sheliaj tzibur«), y por lo tanto está prohibido ocupar ese puesto sin que la congregación o el encargado de la sinagoga lo hayan pedido. A quien ocupe el puesto contra la voluntad del público no se le habrá de responder «Amén» (Ramá 53:22).

Cuando el encargado de la sinagoga pide a alguien del público que oficie, corresponde primeramente, por una cuestión de educación, negarse para no parecer que busca vanagloriarse con su performance. Una vez que el encargado de la sinagoga insiste, habrá de conducirse como quien acepta, pero aún espera que aparezca otro más digno que él para hacerlo. Una vez que el encargado pide por tercera vez, habrá de aceptar y comenzará a rezar. En caso de que quien lo pida sea un gran erudito hay que aceptar de inmediato ya que no es educado negarse a una persona importante (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 34(A), Shulján Aruj 53:16). Nos parece que quien en el pasado se negó una vez a oficiar ante el pedido del encargado, al volver a repetirse el pedido por parte del último habrá que considerar este pedido como el segundo y se habrá de conducir como quien acepta, mas aún podrá esperar por si aparece otro más digno, y si se le vuelve a solicitar habrá de ir de inmediato.

En el caso de quien puede oficiar pero declina más veces de las que indicaron nuestros sabios, atenta contra el honor del rezo y la Gloria Celestial. Asimismo, quien fue dotado por D´s con habilidad musical y voz agradable no habrá de declinar a oficiar en sábados o días de fiesta, en los cuales los servicios son embellecidos mediante melodías y cánticos. En caso de que decline a oficiar por obstinación o haraganería y no alaba a D´s con su voz, merece ser considerado como si no hubiese existido (Sefer Jasidim 768). Nuestros sabios, de bendita memoria, nos cuentan que Navot el Izreelita (proveniente del Valle de Izre´el n. de t.) poseía una voz bella y agradable, y peregrinaba en las fiestas al Templo de Jerusalem, y todos los israelitas se reunían a escucharlo cantar. Una vez no peregrinó porque quería cuidar de su viña, en virtud de este pecado fue aprehendido, y otros malvivientes testimoniaron contra él que se rebelaba contra el rey, siendo más tarde ejecutado (Pesikta Rabatí 25).

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