Pninei Halajá

04. «Ellas también participaron del milagro en cuestión»- Pesaj, Purim y Jánuca.

Dijo Rabí Iehoshúa Ben Leví: las mujeres deben beber cuatro copas de vino en la noche del Seder (Talmud Babilonio Tratado de Pesajim 108(B)), leer la Meguilá de Esther en Purim (ídem Meguilá 4(A)) y encender velas de Jánuca (ídem Shabat 23(A)) ya que «ellas también participaron del milagro en cuestión».

Esto fue explicado de dos maneras: según Rashí y Rashbam (comentarios a Pesajim 108(B) y Shabat 23(A)) la obligación se deriva del hecho de que fueron socias activas en el milagro, ya que respecto de la salida de Egipto nuestros sabios dijeron que (ídem Sotá 11(B)): «en mérito de las mujeres justas del pueblo de Israel aquella generación fue redimida de Egipto». Esto obedece a que a pesar de los sinsabores de la opresión, las mujeres nunca perdieron la esperanza de que llegue la anhelada redención, consolaban a sus maridos y permitieron la aparición de la siguiente generación. En cuanto al milagro de Purim fue impulsado por una mujer, la Reina Esther y el de Jánuca comenzó con la acción de una mujer llamada Iehudit que valientemente cortó la cabeza del opresor, y de esa manera llevó a la derogación del decreto persecutorio contra las mujeres judías solteras (derecho de pernada n. de t.). En cierta manera vemos que en estos tres milagros la participación de las mujeres precedió a la de los hombres.

Muchos comentaristas entienden que la expresión «ellas también» implica que la principal obligación del cumplimiento del precepto recae sobre los hombres, y las mujeres «también» participan del cumplimiento junto a éstos por cuanto que en su momento «también participaron» del milagro (Tosafot Pesajim 108(B), Meguilá 4(A), así escribieron Rashbá, Ritbá, Rabenu Nisim, Hameiri y otros).

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