Pninei Halajá

6 – La costumbre de cortar el cabello a los niños pequeños: el «jálake»

Hay quienes acostumbran a no cortar el cabello de sus niños hasta que estos llegan a la edad de tres años, y entonces lo hacen dejándole al niño las «peot» (los extremos de sus cabelleras en ambas sienes) sin cortar, para así educarlos en el precepto que ordena «no os cortaréis los contornos de vuestros cabellos ni los de la barba» (Levítico 19:27), que implica no cortar el pelo de la cabeza en forma circular eliminando así las patillas.

A esta costumbre se le encontró una insinuación en el precepto de la “orlá”, ya que nuestros sabios de bendita memoria compararon los primeros tres años que un árbol da frutos con los primeros tres años en la vida de un niño que no sabe hablar, razón por la cual no se cumplen preceptos con él. Respecto del fruto del árbol, está escrito que «el cuarto año todos sus frutos serán santos en alabanza al Eterno» (Levítico 19:24), y por alegoría entonces, a partir del cuarto año el padre consagra a su hijo al estudio de la Torá (Tanjuma Kedoshim 14). Es así que los seguidores de esta costumbre, consideran al niño en sus primeros tres años como a un árbol sujeto a la ley de “orlá”, cuyo fruto está aún prohibido para su consumo y no se cosecha, por lo que ellos no cortan el cabello del infante. El cuarto año cuando el niño (el fruto en su origen) ya puede ser consagrado, le cortan el cabello dejándole «peot» en las patillas, siendo éste el primer precepto que se cumple con él. Este precepto tiene un cariz muy especial, pues por su intermedio el niño adquiere un aspecto inequívocamente judío.

Dado que a partir de este corte de cabello se comienza a educar al niño en el cumplimiento de los preceptos, se acostumbró a celebrarlo con gran alegría para inducir al niño a amar los mandamientos y se invita a parientes y amigos a quienes se les sirve comida y bebida.

Muchos de los habitantes de la Galilea, acostumbraron a cortar el cabello de sus hijos al cumplir los tres años en la tumba de Rabí Shimon Bar Iojai en el Monte Merón, para que el inicio de su educación religiosa esté imbuido de apego a la figura del justo. Los habitantes de Jerusalém, a los que el Monte Merón les resultaba distante, acostumbraban a visitar la tumba de Rabí Shimon Hatzadik (Simón el Justo) ubicada al norte de la ciudad vieja de Jerusalém. Otras comunidades acostumbraban a cortar el cabello del niño en la cercanía de la sinagoga y algunos acostumbran a pedir a un erudito de la Torá que corte el primer mechón de cabello.

Algunos acostumbran a cortar durante Lag Ba’Omer en Merón, el cabello de todos los niños cuyo tercer cumpleaños acontece unos meses antes o después de Lag Ba’Omer. Algunos se abstienen de cortar el cabello del niño antes de que complete los tres años de edad, por lo que si cumple después de Lag Ba’Omer, se le corta el mismo día de su cumpleaños, y si cumple un par de semanas antes de Lag Ba’Omer, se espera a ese día para cortar el cabello. Si cumple años varios meses antes de Lag Ba’Omer se le corta el cabello el día de su cumpleaños.

Empero es de destacar, que no hay obligación alguna de seguir estas costumbres. Más aún, la costumbre de cortar el cabello de los niños pequeños, no figura ni en la obra de Maimónides ni en el Shulján Aruj ni en la obra de los principales juristas. Por lo tanto, quien así lo desee, puede cortar el cabello de su hijo antes de la edad de tres años y así acostumbran muchos estudiosos de la Torá.

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