Pninei Halajá

14. Los cánticos de alabanza (Pesukei dezimrá).

01. ¿Por qué se recitan?

El orden correcto del rezo es iniciar primeramente con palabras de alabanza al Creador y solo después hacer peticiones, tal como lo hizo Moshé Rabenu que primeramente comenzó con loas (Devarim 3:24): «¡Oh D´s Eterno! Tú has comenzado a mostrar Tu grandeza y Tu fuerte mano, pues ¿qué otro dios hay en el cielo y en la tierra que pueda hacer Tus obras y que tenga Tu poder?» Y luego pidió: «Te imploro me dejes pasar para que pueda contemplar la buena tierra…». Según esto, Rabí Samlai enseñó que «siempre se ha de alabar primero al Santo Bendito Sea para después rezar» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 32(A)). El principal prólogo de alabanzas lo tenemos en las primeras tres bendiciones de la Amidá que anteceden a las trece posteriores que son peticiones. De todas maneras es bueno prologar el conjunto del servicio con alabanzas, razón por la cual nuestros sabios instituyeron los cánticos de alabanza («pesukei dezimrá«) para El Creador. Nuestros sabios dispusieron asimismo que estos cánticos se inicien con la bendición  «Baruj Sheamar» y finalicen con la de «Ishtabaj»

En un principio, en tiempos de nuestros maestros tanaítas (siglos primero y segundo de la era común n. de t.), el recitado de los cánticos de alabanza era considerado una costumbre solamente de los píos y muy valorada por los sabios. Empero con el correr del tiempo se popularizó, transformándose en práctica obligatoria que todos los judíos inicien sus rezos con estos cánticos.

Al recitar los cánticos de alabanza nos referimos a la grandeza del Creador y de esa manera luego sabremos ante Quién estamos parados a la hora de rezar. De no ser así, se teme que formulemos nuestros pedidos como los idólatras, que sólo procuran su éxito personal en las cuestiones mundanas sin procurar apegarse a D´s, fuente de toda vida. Sin embargo, una vez que purificamos nuestros corazones meditando en la grandeza del Eterno sabremos cómo rezar, tal que al pedir por nuestra salud y sustento lo haremos con el propósito de poder apegarnos a la Torá de D´s y consagrar Su Nombre en el mundo. De esta manera nuestras plegarias han de ser aceptadas.

El nombre hebreo para los Cánticos de alabanza es «Pesukei dezimrá«. La palabra «dezimrá» proviene de «zemer» que significa canción o música, mas está también emparentada con el verbo «lizmor» que significa podar un viñedo. Así como el podador quita del viñedo las ramas innecesarias para potenciar el crecimiento de mejores frutos, de la misma forma mediante el recitado de los cánticos de alabanza eliminamos nuestros pensamientos errados y malos sentimientos, para que de esta manera nuestra plegaria se eleve. La purificación anterior al rezo alegra y genera placer, y por esta razón las alabanzas previas reciben el nombre de «Cánticos de alabanza» o «versículos musicales».

02. ¿Cuáles son los cánticos de alabanza?

El núcleo de estos cánticos son los seis capítulos finales del libro de Tehilim (Salmos). El más importante es el primero que recitamos, «salmo de alabanza para  David» (Salmo 145). Todo aquél que recita este salmo tres veces al día tiene asegurado su pasaje al Mundo Venidero. En este cántico las alabanzas están ordenadas alfabéticamente, teniendo como punto máximo el versículo «Tu abres Tu mano y satisfaces a todo ser viviente» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 4(B)). Antes de iniciar este salmo, se acostumbró a recitar un versículo que se inicia con la palabra «Ashrei» (feliz), por lo que el cántico todo recibió este nombre.

Tras este salmo se recitan otros cinco que comienzan y terminan con la palabra «Aleluya», sobre los que Rabí Iosei dijo: «sea mi posteridad entre quienes alaban a Hashem todos los días» (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 118(B)).

En tiempo de los saboraítas (posterior a los amoraítas) se instituyó recitar el «Hodú» (Divrei Haiamim-Crónicas I 16:8-36), que es un cántico de alabanza pronunciado por el rey David cuando devolvió al Tabernáculo el Arca sagrada del Pacto que estaba en manos de los captores filisteos. Posteriormente, en tiempos del Templo de Jerusalém, se pronunciaba la mitad de este cántico durante la ofrenda del sacrificio permanente matinal y la otra mitad durante el sacrificio permanente de la tarde (Beit Iosef Oraj Jaím 50). De acuerdo con la usanza ashkenazí se recita «Hodú» después de la bendición «Baruj Sheamar«, para que todas las loas estén incluidas entre las bendiciones de los cánticos de alabanza (Tur Oraj Jaím 51). Según la usanza sefaradí se recita «Hodú» antes de «Baruj Sheamar», pues se trata de una continuación del recitado de la ofrenda permanente (Eshkol, Kolbó).

Además, los saboraítas establecieron que antes del «Ashrei» se reciten una serie de versículos que comienzan con la expresión «iehí jvod» (sea la gloria de Hashem), pues estos refuerzan la confianza en D´s y en la redención del pueblo de Israel. El Arízal explicó extensamente los secretos encerrados en estos versículos (Kaf HaJaím 51:13).

Posteriormente, en tiempo de los Gaonitas se acostumbraba a agregarle a los cánticos de alabanza algunos otros versículos y capítulos. Decidieron que se recite «Mizmor Letodá» (Tehilim-Salmos 100) el cual, según nuestros sabios de bendita memoria, será el único pasaje de alabanza que trascenderá los tiempos y no caducará (Vaikrá Rabá 9:7). Por esta razón corresponde recitarlo cantado. No se recita en sábados o días de fiesta,  siendo sustituido por «Mizmor Shir leiom Hashabat» (Salmo 92). De acuerdo a la usanza ashkenazí, este cántico se corresponde con la ofrenda de agradecimiento (korbán todá) que incluía panes leudados y por lo tanto no se recita en la víspera de Pesaj ni en Jol Hamoed (días intermedios) de la misma fiesta ni en víspera de Iom Kipur pues en esos días no se ofrendaban sacrificios de agradecimiento ya sea por la prohibición de pan leudado o por el ayuno. De acuerdo a la usanza sefaradí se recita «Mizmor Letodá» en víspera de Pesaj, en Jol Hamoed Pesaj y en víspera de Iom Kipur pues el cometido central de este cántico es alabar al Creador y no se lo interpreta como correspondiente a la ofrenda de agradecimiento (Beit Iosef y Ramá 51:8).

Los Gaonitas escribieron que hay quienes acostumbran a recitar «Vaibarej David» (Divrei Haiamim-Crónicas I 29:1-13 y Nejemia 9:6-11) así como el Cántico del Mar que entonaron Moshé y el pueblo de Israel  (Shemot-Éxodo 15:1-18). De todas maneras, el núcleo principal de los cánticos de alabanza está compuesto por los salmos de David, tal como se menciona en la bendición «Baruj Sheamar«: «y mediante los cánticos de David te hemos de alabar». Sin embargo, en tiempos de los Gaonitas había quienes acostumbraban a agregar versículos de la Torá y del libro de Nejemia y al final de la Edad Media ya todos acostumbraban a recitarlos.

03. Diversas costumbres referidas a los cánticos de alabanza y qué intención se requiere al recitarlos.

Los cánticos de alabanza se recitan serenamente y sin apresurarse (Shulján Aruj 51:8).

Dado que la bendición «Baruj Sheamar» tiene una importancia especial por insinuar cuestiones muy elevadas, se acostumbró siempre a recitarla de pie (Mishná Berurá 51:1, Kaf HaJaím 1). De acuerdo a la tradición ashkenazí, hay que ponerse de pie también para la bendición de «Ishtabaj» que es la que finaliza los cánticos de alabanza, mas según la tradición sefaradí esto no es necesario (Ramá 51:7, Kaf HaJaím 42).

Asimismo, se acostumbró a ponerse de pie desde que se recita «Vaibarej David» hasta «Asher bajarta beAbram«, como forma de honrar al reino de Israel que fue establecido por el rey David.

Vimos arriba que una de las dos razones por las cuales es importante recitar la alabanza de David («Ashrei«, Salmo 145) es por el versículo allí contenido que reza «Tú abres Tu mano y satisfaces a todo ser viviente». Por lo tanto, corresponde recitarlo con gran concentración y en caso de que se haya recitado distraído, es menester volver a hacerlo con plena intención aunque ya se esté en otro pasaje de esta sección, pues es el más importante de todos los versículos de los cánticos de alabanza. Incluso hay quienes son de la opinión de que si no se recitó el versículo más importante con plena intención, todo lo que se recita después carece de efecto, por lo que es necesario retroceder y volver a recitar desde «poteaj» y hasta el final del capítulo (Mishná Berurá 52:16). Sin embargo, la mayoría de los juristas considera que es suficiente con repetir únicamente el versículo que comienza con la palabra antes mencionada (Shulján Aruj 52:7).

04. Interrupciones durante los cánticos de alabanza.

Dado que la bendición «Baruj Sheamar» es anterior a los cánticos de alabanza e «Ishtabaj» posterior a los mismos, resulta que todos estos conforman una unidad compacta, razón por la cual está prohibido interrumpir en la mitad de su recitado.

Sin embargo, en caso de gran necesidad, a los efectos de evitar una pérdida económica cuantiosa, está permitido interrumpir para hablar (es bueno que antes y después de la interrupción la persona recite los versículos «Baruj Hashem» previos a «Vaibarej David«, ver Mishná Berurá 51:7). Asimismo, para evitar una ofensa está permitido saludar (ver adelante16:6, reglas de interrupción entre «Ishtabaj» y «Barjú» se detallarán más adelante en el capítulo 16:2).

En relación a quien tuvo que ir al baño en medio de los cánticos de alabanza, si bien hay quienes opinan que a los efectos de no interrumpir es mejor que posponga la bendición de «Asher Iatzar» para después del rezo, de todas maneras es mejor recitar «Asher Iatzar» de inmediato pues de posponerla se corre el riesgo de olvidar recitarla.

Si en medio de los cánticos de alabanza se escuchan bendiciones o Kadish no se ha de responder «Baruj Hú Baruj Shemó«, empero «Amén» sí se permite contestar. Si bien se puede responder «Amén» no es obligatorio hacerlo, ya que como la persona está ocupada cumpliendo con el precepto de recitar los cánticos de alabanza, está exenta del precepto de responder «Amén» por otras cuestiones relativas a la  santidad («Devarim Shebakdushá«). En el caso de quien se concentra apropiadamente en los cánticos de alabanza y la interrupción para responder «Amén» le puede perturbar, es mejor que continúe recitándolos y no responda. Empero si oyó que la congregación recita la «Kedushá«, se deberá parar con ambos pies juntos y sumarse a ésta para no sobresalir como quien no se une a la comunidad en cuestiones relativas a la santidad. Asimismo, si la congregación llegó ya a «Modim Derrabanán» o «Barjú» corresponde responder junto a todos. Si una persona reza en un «Minián» que se encuentra en ese momento a la altura de los cánticos de alabanza y escucha de otra congregación «Kedushá«, «Modim» o «Barjú«, puede permanecer sentado y continuar recitando los cánticos de alabanza, por cuanto que no se ve como quien se aparta de la congregación al seguir rezando normalmente.

No se debe llamar a la Torá a quien se encuentra aun recitando los cánticos de alabanza, salvo en caso de que sea Cohen o Leví y no se encuentre en la sinagoga otro que lo suplante. Una persona que se encuentra aún en medio de los cánticos de alabanza, no habrá de interrumpir su recitado para pedir al encargado (Gabai) del servicio (que en ese momento se encuentra ya en la lectura de la Torá) que recite una bendición de «mi sheberaj«. En caso de que el encargado del servicio se equivoque y llame a la Torá a un Israel que se encuentra en medio de los cánticos de alabanza, este deberá acudir para honrar a la Torá y a la congregación (Mishná Berurá 51:10).

05. ¿Qué partes corresponde saltearse para unirse a la congregación en la Amidá?

Quien llega tarde al servicio y ve que la congregación está por finalizar los cánticos de alabanza, es mejor que los omita para así poder rezar con la comunidad, pues la plegaria con «Minián» tiene mayor importancia que el recitado de los cánticos en cuestión. Esto se debe a que los cánticos de alabanza se recitan como preparativo para el rezo, para que este sea mejor recibido, empero quien reza con «Minián«, seguramente su plegaria será bien recibida (Tratado de Berajot 8(A)). Por lo tanto, quien llega tarde al servicio, es mejor que se saltee la mayor parte de las bendiciones matinales, ofrendas y cánticos de alabanza para alcanzar a rezar la «Amidá» con la congregación.

Sin embargo, no se ha de saltear  «Baruj Sheamar«, «Ashrei» ni «Ishtabaj» para no perder su recitado. Esto se debe a que estas alabanzas fueron diseñadas para ser recitadas antes del rezo, por lo que después de la «Amidá» ya no se pueden completar. A los efectos  de recitar las bendiciones de los cánticos de alabanza es necesario decir aunque sea una porción de estos, por lo que corresponde escoger al más importante de los mismos que es  «Ashrei«.

Asimismo es importante poner cuidado en recitar previo al rezo la bendición de «Eloh-ai Neshamá» y las bendiciones de la Torá, que si no las recita antes de rezar las habrá de perder (Mishná Berurá 52:9 y Beur Halajá allí). Además, antes del rezo es necesario envolverse en el talit y colocar los tefilín.

Si la persona no tiene tiempo para recitar todas las bendiciones, luego el «Ashrei» y alcanzar a rezar la Amidá con la congregación, habrá de rezar solo sin saltearse nada.

A priori es bueno que la persona calcule sus «atajos» de modo tal que alcance a rezar con la congregación, es decir, con diez que rezan la «Amidá» en silencio. Sin embargo, si la persona ve que no alcanzará a recitar las bendiciones, luego el «Ashrei» y además alcanzar a rezar la Amidá con  la congregación, que haga  el esfuerzo de rezar la «Amidá» durante la repetición en voz alta del oficiante, que a ojos de la mayoría de los juristas también se considera rezar con la congregación.

Quien se ve en la necesidad de saltear pasajes de los cánticos de alabanza para rezar con el «Minián«, es bueno que los complete después del servicio.

06. Orden de preferencias para saltear pasajes de los cánticos de alabanza.

Estudiamos en la halajá anterior que en todo caso que comenzamos a rezar con cierto retraso respecto del oficiante, siempre debemos recitar la bendición de «Elo-hai Neshamá» y las bendiciones de la Torá, envolvernos en el talit, colocar los tefilín, recitar «Baruj Sheamar«, «Ashrei«, «Ishtabaj» y continuar con las bendiciones del recitado del «Shemá». Por lo tanto, quien llega tarde al rezo público, si puede recitar todos estos pasajes y alcanzar a rezar junto al oficiante la «Amidá«, habrá de saltearse todo lo demás y luego completará lo que le faltó rezar. Si tiene tiempo de completar algo más antes de que se inicie la «Amidá«, es necesario que sepa el orden de importancia de las diferentes bendiciones y los diversos cánticos para así decidir qué recitar en primer término.

Resumamos el orden de preferencia de los diversos pasajes:

Antes que nada se habrán de recitar las bendiciones matinales (Birkot hashajar). Si bien a posteriori se las puede completar después del rezo, dado que son absolutamente obligatorias, y nuestros sabios dijeron que a priori deben ser recitadas al levantarse, deben ser antepuestas a todos los diferentes cánticos de alabanza u ofrendas.

Si hay más tiempo, se deben agregar cánticos de alabanza según su grado de importancia. Si bien todos los cánticos son importantes, a los efectos del rezo hay un ordenamiento jerárquico entre los mismos. Este es el orden: primeros y más importantes después del «Ashrei» son los cánticos que comienzan con las palabras «Aleluyá Halelú» (Tehilim-Salmos 148 y 150) que en opinión de Rashi (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 118(B)) son los principales cánticos de alabanza y Rabí Iosei alabó a quienes los recitan a diario.

Luego, le siguen en orden de importancia todos los demás cánticos que inician y concluyen con la palabra «Aleluyá», que en opinión del Rif y del Rosh son los denominados por el Talmud (ídem Shabat) como «cánticos de alabanza» o «pesukei dezimrá» y Rabí Iosei alaba a quienes los recitan a diario. Entonces, si hay más tiempo se deben recitar ininterrumpidamente todos los cánticos a partir del «Ashrei» hasta «Kol Haneshamá Tehalel I-a Aleluyá«.

A continuación, en el orden jerárquico vienen los versículos de la ofrenda permanente y de la quema del incienso cuyo recitado fue instituido basándose en lo dicho en el Talmud Babilonio (Tratado de Ta´anit 27(B)), en cuanto a que todo aquél que recita las ofrendas es como si las sacrificase efectivamente.

Posteriormente, en orden de importancia viene «Vaibarej David» (Mishná Berurá 52:4) y luego las ideas difieren por lo que la persona puede escoger.

En Shabat el recitado de «Nishmat Kol Jai» antecede a todos los cánticos que comienzan con la palabra «Aleluyá» pues forma parte de la bendición de «Ishtabaj«. Luego se han de recitar los cánticos en el mismo orden de preferencia que durante la semana antes que los agregados por Shabat puesto que lo frecuente antecede siempre a lo infrecuente.

Cabe agregar que quien se ve en la necesidad de rezar solo y acortar la extensión de lo recitado para no llegar tarde al trabajo, puede abreviar según el orden de preferencias aquí explicado. Asimismo, en el caso de un maestro que se despertó tarde y necesita llegar en hora ante sus alumnos, abreviará de acuerdo a las normas antes mencionadas (Igrot Moshé Oraj Jaím IV 91:2).

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