Pninei Halajá

02. No se debe considerar una versión preferible a otra.

El Rabino Jaim David Azulai escribe, citando al Arízal, que el rezo de los sefaradíes asciende por todos los doce pórticos antes mencionados, por lo que un ashkenazí puede adoptar la versión sefaradí (ver Iabía Omer 6:10, Iejavé Da´at 3:6). Los Jasidim replican argumentando que la versión «Sfard» (ספרד) del rezo es la mejor, ya que los grandes maestros Jasídicos revisaron todas las diferentes tradiciones  a la luz de lo que indican tanto la Halajá como la Kabalá, escogiendo lo mejor de cada una. Por supuesto que también quienes rezan según la versión de «Ashkenaz» sostienen que la suya es la más exacta, la cual se transmitió fielmente de maestro a alumno remontándose a Shimón Hapakuli. Además, la versión sefaradí tiene su origen en los amoraítas y los gaonitas de Babilonia, mientras que la base de la versión de «Ashkenaz» tiene el suyo en los amoraítas y gaonitas de Eretz Israel que eran más versados en cuanto a las «Agadot» –las leyendas-, la sabiduría esotérica y la redacción de los rezos. Esta es la razón por la cual existen similitudes entre las versiones ashkenazí y yemenita (Báladi) del rezo, ya que ambas comunidades se vieron influenciadas por los gaonitas de Eretz Israel. Demás está decir que los judíos de origen yemenita sostienen que su tradición es la más exacta, por cuanto que ellos nunca se movieron del Yemen en todos los años de su largo exilio. Ante la hostilidad de los árabes que les rodeaban, incrementaron su tozudez, preservando así sus costumbres con encomiable detallismo. Así, se encontró que los rollos de la Torá yemenitas son muy cercanos a la versión del códice de Alepo («Keter Aram Tzova»), que se considera la más fiel de todas.

En resumen, cada tradición tiene sus ventajas y nos resulta imposible definir cuál es la  más correcta de todas. Es así que Rabí Moshé Sofer escribió en su libro de respuestas halájicas «Jatam Sofer» (1:15) que todas las versiones son de igual valor, y la razón por la cual el santo Arízal escribió sus fórmulas meditativas extáticas (Kavanot) en un libro de oraciones («Sidur») sefaradí obedece simplemente al hecho de que él acostumbraba a orar en éste, pero que si en el mundo ashkenazí hubiese surgido una figura como la del Arízal, ésta habría redactado sus «Kavanot» en un «Sidur» «Nusaj Ashkenaz», esto es, redactado de acuerdo con la versión ashkenazí.

Incluso si supiésemos a ciencia cierta que una de las versiones es la más exacta o fiel a la original, aún entonces correspondería que cada quien continúe con su tradición ya que también en el caso de una versión menos exacta, ésta sin dudas, ha de contener buenos elementos que faltan en las demás versiones. Solamente una vez que se establezca un Sanhedrín (consejo supremo de sabios), se podrá establecer una versión única para todo el pueblo de Israel que incluya las cosas buenas y exclusivas de cada una de las diferentes tradiciones. Y aún así, habrá lugar para diferentes énfasis en los agregados al servicio y las melodías de las plegarias que se correspondan con los doce diferentes pórticos, cada comunidad con sus aspectos peculiares.

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