Pninei Halajá

16 – La bendición de la luna debe recitarse con alegría.

Por efecto de la magnitud conceptual que se expresa en la bendición de la luna, ésta alcanzó un nivel de consagración tal, al punto de ser considerada como el recibimiento de la mismísima Divina Presencia. A esto se refería el tanaíta de la Casa de Estudios de Rabí Ishmael respecto de esta bendición: «Aun si Israel no mereciese ningún otro privilegio más que recibir a su Padre Celestial una vez al mes (en la bendición de la luna), sería suficiente para ellos. Por esta razón dijo Abaié, que se debe honrar esta bendición y recitarla de pie” (Tratado de Sanhedrín 42(A)). A quien se le dificulte mantenerse de pie puede apoyarse en un bastón o en su compañero y así recitar la bendición. Si apoyarse le resulta dificultoso, puede recitar la bendición sentado.

Se acostumbró a honrar a esta bendición y recitarla con un quórum de diez y en caso de no alcanzarse dicho número es preferible recitarlo de a tres, aunque desde el punto de vista estrictamente halájico se puede recitar individualmente. Cuando existe el temor de que por esperar al día en que pueda recitarla con un quórum de diez personas, corra el riesgo de olvidar de hacer la bendición, es mejor que la recite individualmente (Mishná Berurá 426:21).

Se acostumbra a salir fuera de la casa para recitar la bendición bajo el cielo, pues vimos que ésta implica el recibimiento de la Divina Presencia y así como se sale a recibir a un rey, de la misma manera se debe salir en pos de la bendición de la luna. Empero quien está enfermo o quien teme que si sale de su casa se puede enfriar, puede contemplar la luna desde la ventana y recitar la bendición.

A los efectos de honrar la bendición que implica el recibimiento de la Divina Presencia, se acostumbra recitarla cuando concluye el Shabat, pues en ese momento estamos contentos y vestidos con ropas finas. Empero, si existe el temor que de esperar al sábado en la noche se corre el riesgo de perder la oportunidad de recitar la bendición, se recita en día de semana (Shulján Aruj Ramá 426:2).

En la noche de Shabat se acostumbra a no recitar la bendición de la luna para no mezclar la alegría sabática con la del recitado. Sin embargo, de existir el temor de que si no se recita en la noche de Shabat se puede perder la oportunidad de hacerlo, está permitido hacerlo (Ramá 426:2, Mishná Berurá 12).

Tal como ya vimos, la luna se asemeja a la grey de Israel y ésta es considerada como una novia a ojos del Eterno. Cada mes, la grey se renueva y se purifica cual novia delante de su marido, y de esta manera aumenta la devoción entre D´s e Israel. Cuando el mundo esté corregido de todas sus carencias, se revelará a la vista de todos, la conexión entre Israel y el Eterno, tal como está escrito (Isaías 62:5): «así como el novio se regocija sobre la novia, así se regocijará tu D´s sobre ti». Por esta razón acostumbramos a bailar y cantar tras la bendición de la luna. Esta danza queda insinuada, cuando se acostumbra a elevarse un poco ‘en punta de pie’, al recitar el versículo «así como yo bailo…» (Ramá 426:2).

Dado que la bendición debe ser recitada con alegría, se acostumbra a hacerlo solamente después del nueve del mes de Av por causa del duelo por la destrucción del Templo y solamente después del día de Kipur, pues antes la tensión del Día del Juicio está muy presente. Al concluir el día de Kipur, a pesar de que aún no se comió, se acostumbra a bendecir la luna, pues al finalizar el ayuno estamos contentos por haber podido hacer teshuvá ante D´s. En cambio, al concluir el nueve de Av, corresponde posponer la bendición de la luna para otra noche o para después de que se rompa el ayuno y se salga de la atmósfera de duelo (Ramá 426:11, Shaar Haziún 9 y ver más adelante capítulo 10 inciso 19). Pero si considera que después le será difícil decir la oración con un quórum de diez personas, podrá decirla enseguida después de terminar el ayuno.

Asimismo quien está en la primera semana de duelo, por cuanto que está sumido en el dolor, si puede, habrá de posponer el recitado de la bendición para cuando se levante de la «shivá», aunque tenga que recitarla solo. Si no puede posponerla pues la «shivá» concluye después del final del plazo en el que se puede bendecir la luna, puede recitar la bendición estando de duelo (Mishná Berurá 426:11, Kaf HaJaím 5. El final del plazo de recitado se aclarará más adelante en el inciso 18).

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