Pninei Halajá

5- El status del novilunio (Rosh Jodesh) en la Torá.

«Rosh Jodesh» es enumerado en la Torá junto con las demás festividades en las que se sacrifican ofrendas de Musaf, en honor a la santidad inherente del día. Nuestros sabios aprendieron del texto que Rosh Jodesh es también llamado «Moed» o fecha de reunión (Tratado de Pesajim 77(A)), en la cual se tocaban trompetas tal como está escrito (Números 10:10):

“Y en el día de vuestro regocijo y de vuestros plazos festivos, y de vuestros novilunios, tocaréis con las trompetas sobre vuestros holocaustos y sobre vuestros sacrificios shelamím…”.

En virtud de la santidad de Rosh Jodesh, se acostumbraba ir a recibir al Rabino, tal como se acostumbra en Shabat de saludar al Rabino con el tradicional «Shabat Shalom» (Libro segundo de Reyes 4:23, Tratado de Rosh Hashaná 16(B), Beur HaHalajá 301:4). Asimismo en ese día se acostumbraba a celebrar banquetes (según Libro primero de Samuel 20).

En la Torá aparece una expresión sorprendente, en lo referente al chivo que se sacrificaba en el Templo de Jerusalém en Rosh Jodesh (Números 28:15): » Y un macho cabrío para sacrificio Jatát (expiación) ante HaShem». Esta expresión es explicada en el Talmud (Tratado de Julín 60(B)), en virtud del relato según el cual en un inicio D´s creó dos grandes lumbreras, el sol y la luna. La luna vino a reclamar ante el Creador que ¿cómo es posible que dos reyes gobiernen con una misma corona?, siendo su intención que el Eterno redujese al sol. Sin embargo D´s le dijo a la luna: «ve y redúcete tú», por lo que la luna le increpó: «¿por haber dicho algo razonable debo reducirme?». D´s la consoló diciéndole que el Pueblo de Israel habría de consagrar sus novilunios en base a la observación de su ciclo y que los justos serán llamados por su nombre, (Yaakov Hakatán, Shmuel Hakatán, David Hakatán…) mas la

luna se negó a consolarse. Entonces dijo el Eterno: «Traed una ofrenda expiatoria porque reduje a la luna» y por eso está escrito (Números 28:15): «… Y un macho cabrío para sacrificio Jatát (expiación) ante HaShem».

Esta cuestión es sumamente profunda, y en términos simples se puede decir que la idea de la reducción de la luna expresa la carencia presente en la Creación, el descenso por el que atraviesa el alma al llegar a este mundo y todas las caídas que el ser humano aquí experimenta. Todos estos descensos y carencias tienen por finalidad última nuestra elevación, ya que superando y confrontando las diferentes dificultades, tendremos el mérito de alcanzar un nivel más alto, tal como lo expresaba Rabí Abahu (Tratado de Brajot 34(B)): «El sitial que han alcanzado aquellos que hicieron teshuvá, jamás podrá ser alcanzado aún por los justos que nunca pecaron». Sin embargo, mientras tanto, abundan las transgresiones en nuestro mundo, las cuales generan gran sufrimiento, y a los efectos de mitigar un poco el dolor que provocan y corregir las carencias, el Eterno ordenó que sacrifiquemos un macho cabrío expiatorio. Este es el tema central de Rosh Jodesh, demostrar cómo a partir de la reducción de la luna producto de su pecado y su protesta, surge un nuevo comienzo. Por esta razón Rosh Jodesh es un buen momento para nuevos comienzos y para la teshuvá (retorno o arrepentimiento) con profunda alegría, empero hasta que el mundo no esté redimido de todas sus faltas, la alegría de este festival se mantiene un tanto oculta y no se revela en su plenitud (ver más adelante inciso 15).

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