Pninei Halajá

05 – El horario de la confesión (vidui).

Es preceptivo que toda persona se confiese al inicio de Yom Kipur, o sea, durante el rezo de Arvit, ya que este día es el momento optimal para el perdón, la expiación y la aceptación del retorno o teshuvá del pueblo de Israel; y esta indefectiblemente requiere de confesión. Sin embargo, nuestros sabios temieron que la persona se sienta mal en virtud de la comida previa al ayuno, o que en esta se embriague y luego ya no pueda confesarse en el rezo de Arvit, o que se atragante y muera sin hacer teshuvá. Por esta razón dispusieron que cada persona se confiese en el rezo de Minjá previo al ayuno. El haberse confesado en el rezo de Minjá no exime de volver a hacerlo en el de Arvit, ya iniciado Yom Kipur, ya que es el tiempo más adecuado para hacerlo. Aunque ya se haya confesado la persona en el rezo de Arvit, debe volver a hacerlo en los de Shajarit, Musaf, Minjá y Neilá (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 87(B)). Esto se debe a que en todo momento de Yom Kipur que la persona se encuentre rezando, es bueno que se confiese pues el precepto del día es el retorno. Esto no es así el resto del año, ya que si bien hay confesión diariamente esta no se lleva a cabo durante la Amidá. Además, nuestros sabios fundamentaron la confesión en todos los rezos de Kipur en el hecho de que quizás después de Arvit la persona pudo cometer alguna infracción, por lo que es menester volver a confesarse en Shajarit, y en caso de que tras Shajarit la persona pueda haber trasgredido, debe volver a confesarse en Musaf y de la misma manera en Minjá y Neilá ya que Yom Kipur expía hasta que concluye al oscurecer (Levush, Shulján Aruj HaRav 607:1).

Durante la Amidá silenciosa se recita la confesión tras la conclusión de las bendiciones y antes de «Elohay Netzor»; y durante la repetición del oficiante la confesión se recita en la bendición central que es la que se refiere a la santidad del día. Básicamente, la halajá no requiere que la persona recite la confesión durante la repetición del oficiante, pero debe permanecer de pie (Shulján Aruj 607:3). En la práctica, los sabios medievales o Rishonim escribieron que es bueno que toda la congregación se confiese junto al oficiante (Ran, Ramá), ya que de esta manera cada persona recita un total de diez confesiones que se corresponden con las diez veces que el Sumo Sacerdote recita el Nombre Sagrado de D´s en Yom Kipur (ver adelante 10:15-16). Este es el orden de las diez confesiones que se recitan en Yom Kipur, una durante el rezo de Minjá previo al ayuno, la segunda durante el servicio de Arvit y otras ocho en los cuatro rezos del día, Shajarit, Musaf, Minjá y Neilá. En cada uno de estos últimos rezos se recita una confesión durante la Amidá silenciosa y otra durante la repetición del oficiante. La confesión que se recita  durante las Selijot, posteriores al rezo de Arvit, no ingresa en el conteo ya que no tiene lugar durante la Amidá (Tur 621, Mishná Berurá 2).

Rambán opina que además de las confesiones que se recitan en Yom Kipur, una se debe recitar tras la comida anterior al ayuno («seudá mafseket») previo a que oscurezca, para que de esta manera la persona ingrese al sagrado día en una actitud de retorno. Empero, hay juristas que temieron que la persona se pueda embriagar en esta comida, por lo que establecieron que se recite la confesión en el rezo de Minjá anterior a esta. De todas maneras, lo más importante es ingresar al día en actitud de retorno. Los sabios de las últimas generaciones indican que es bueno actuar según la opinión estricta de Rambán (Shelá). Se puede cumplir con el deber de la confesión recitando «Aval anajnu jatanu, avinu, pashanu» («Empero nosotros pecamos negligentemente, intencionalmente y nos rebelamos ante Ti»). En la práctica, los ashkenazíes acostumbran recitar «Tefilá Zaká» antes de que se inicie el día sagrado, plegaria que incluye confesiones detalladas, mientras que los sefaradíes acostumbran recitar el poema litúrgico «Lejá Elí Teshukatí» que incluye confesiones (Mishná Berurá 607:1). Hay quien escribió que se deben recitar de pie pues así es como se debe uno confesar (Prí Jadash), empero, se acostumbra a recitarlos sentados ya que a posteriori también se cumple con el deber de la confesión.

Mujeres y enfermos que no asisten a la sinagoga no están obligados a recitar diez confesiones. En cada Amidá que estos recitan deben recitar la confesión correspondiente. En caso de que no recen, se recomienda que al menos reciten una confesión, ya que es el deber del día. Es bueno que reciten una confesión al iniciarse Yom Kipur y otra a la hora de Neilá.

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