Pninei Halajá

9 – Una familia que se hospeda en Januca.

Una familia que viaja a visitar amigos cercanos o a miembros de su familia y a la hora del encendido de las velas están todavía en lo de sus huéspedes, aunque cenen allí no se considera que es su casa y por lo tanto no cumplen con el precepto. En ese caso, si es posible, es bueno que un miembro de la familia visitante, a la hora de la salida de las estrellas, vuelva a la casa y encienda la “janukiá” y de esa manera haga cumplir con el precepto a todo el núcleo familiar. Asimismo, los huéspedes que se quedaron, deben poner atención en observar las velas y en escuchar el recitado de las bendiciones de sus anfitriones, para así participar del precepto de agradecer a Dios por el milagro. En caso de que los visitantes estén lejos de su hogar y no sea factible mandar a un miembro de la familia a encender las luminarias, deberán hacerlo al regresar, recitando las bendiciones, y si quieren comer en lo de sus anfitriones, deberán ponerse de acuerdo que cada quien le recordará al otro encender las velas cuando regresen.

Si los huéspedes tienen la intención de cenar y quedarse a dormir en lo de sus anfitriones, la casa donde se hospedan se transforma en la suya propia a los efectos del encendido de las velas de ese día, y por lo tanto cumplen con el precepto con el encendido del dueño de casa. En ese caso es importante que intenten participar del precepto, aunque sea colaborando con unos centavos para la compra de las velas o que el anfitrión les regale parte de la vela haciendo el huésped posesión del presente, al tomar la vela en cuestión en sus manos y elevarla.

Según la tradición ashkenazi, para cumplir el precepto en su mayor grado de excelencia, se acostumbra que cada miembro de la familia encienda velas y recite las bendiciones, por lo que el huésped habrá de encender su propia “janukiá” y recitará las bendiciones.

Si los huéspedes recibieron de sus anfitriones un apartamento separado donde pernoctar, según todas las tradiciones, allí es donde deben encender velas y recitar las bendiciones. En ese caso, deberán poner atención en encenderlas en un sitio que los transeúntes las puedan divisar, para así publicitar el milagro.

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