Pninei Halajá

09- La costumbre de dar vueltas alrededor del altar del Templo (hakafot)

Durante todos los días de la festividad los cohanim solían dar una vuelta alrededor del altar del Templo y el séptimo día lo hacían siete veces. Durante las vueltas o hakafot solían decir: “HaShem, por favor, sálvanos. HaShem, por favor, haznos prosperar” y según la opinión de Rabí Yehudá decían: “Yo y Él, sálvanos por favor” (Tratado de Sucá 45(A)). Hay quienes consideran que se tomaban los lulavim durante las vueltas y otros sostienen que las que se portaban eran las aravot (ídem 43(B)).

Dijeron nuestros sabios que la costumbre de las hakafot fue establecida en recuerdo de las vueltas que HaShem ordenó dar al pueblo de Israel alrededor de la ciudad de Yerijó (Jericó) en los días de Yehoshúa Bin Nun, a los efectos de que pudieran conquistar tanto esa localidad como la totalidad del país (Talmud Jerosolimitano Tratado de Sucá 4:3).

Así es como rodearon a Yerijó: los cohanim cargaban el Arca del Pacto y siete de estos caminaban delante de ella tocando shofarot. Delante de ellos marchaba la fuerza de vanguardia, y tras el Arca lo hacía el resto de la tropa. Rodearon Yerijó durante seis días, dando cada día una vuelta, al séptimo día dieron siete, y al finalizar la séptima vuelta los cohanim ejecutaron un largo toque de shofarot, entonces todo el pueblo gritó con algarabía y tuvo lugar el milagro: las murallas de Yerijó se desplomaron y los hijos de Israel conquistaron la ciudad (Yehoshúa-Josué 6).

Según los sabios del esoterismo, Yerijó, que es la ciudad más baja del mundo, era el centro cultural del país, y en ella se concentraba el espíritu de impureza de los cananeos, quienes utilizaban la santidad de la tierra de Israel para sus bajas pasiones materiales. La gran muralla que rodeaba la ciudad servía a ellos como obstáculo para el ingreso de la luz Divina, de manera tal que pudieran fortalecerse en su impureza sin ser molestados por pensamientos de retorno en arrepentimiento ni por cargos de conciencia, los cuales se originan en la luminosidad Divina envolvente. Por ello, Yerijó era el candado que impedía el ingreso del pueblo de Israel al país y la revelación de la Palabra de HaShem en éste (ver en Bamidbar Rabá 15:15). D’s le ordenó al pueblo de Israel rodear a la ciudad de Yerijó para de esa manera revelar la luz Divina que envuelve a la realidad, en virtud de ello fue que las murallas se derrumbaron, el pueblo de Israel conquistó la ciudad y pudo entonces comenzar a revelar la santidad contenida en la naturaleza.

Al igual que el precepto de habitar la tierra de Israel, que ilumina de modo general a toda la realidad y por cuyo intermedio se revela la santidad contenida en la naturaleza, de igual manera el precepto de la sucá, que cubre a la persona por completo, revela la santidad de la naturaleza, ya que por su intermedio aspectos de la vida natural tales como la ingestión de alimentos y el sueño reparador se transforman en actividades preceptivas.

Por ello, nuestros sabios establecieron que en la festividad de Sucot se den vueltas alrededor del altar del Templo, para derribar los muros de la impureza que bloquean el ingreso de la luz Divina e impiden que ésta nos alumbre, y así, poder incrementar la intensidad de la luz envolvente que rodea a la realidad junto con todos sus componentes, para crecer en fe y revelar la santidad que anida en la naturaleza.

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