Pninei Halajá

05- ¿En qué plegarias se realizan los ‘na’anuím’ (sacudir el lulav)?

Además de los na’anu’ím posteriores a la bendición por el lulav, nuestros sabios establecieron que se sostenga el lulav durante el recitado del Halel y se lo sacuda al recitar los versículos: “Agradeced a HaShem porque es bueno, Su benevolencia es eterna” y “HaShem, por favor, sálvanos” (Tratado de Sucá 37(B)). Ellos inspiraron sus palabras en el versículo que reza (Divrei HaYamim I – I Crónicas 16:33-35): “Entonces cantarán los árboles en el bosque… Agradeced a HaShem porque es bueno, Su benevolencia es eterna. Y dirán: ‘Sálvanos, D’s de nuestra salvación, reúnenos y líbranos de las naciones para agradecer a Tu sagrado Nombre y nos glorifiquemos en Tu alabanza’”. Los árboles cantan al moverse o sacudirse, y ¿cuándo lo hacen? Cuando recitan “Hodú” (“Alabad”) y cuando dicen “Hoshi’enu” (“Sálvanos”). Así, aprendemos una alusión suplementaria a la cuestión de la sacudida del lulav, y es que incluye una plegaria por la reunión de los exiliados desde los cuatro confines de la tierra.

Dado que en la festividad de Sucot somos juzgados por las lluvias, el hecho de sacudir las cuatro especies que crecieron con las lluvias del año pasado encierra una expresión de agradecimiento por la bendición de la temporada anterior, así como una plegaria por el año entrante, para que desde el cielo, la tierra y los cuatro confines de la tierra vengan a nosotros lluvias y rocíos benévolos, y así no sepamos de lluvias, rocíos ni vientos perjudiciales.

Tal como ya aprendimos, se sacude el lulav mientras se recitan los versículos “Agradeced a HaShem porque es bueno, Su benevolencia es eterna” (‘Hodú LaHaShem Ki Tov Ki Le’Olam Jasdó’) y “HaShem, por favor, sálvanos” (‘Ana HaShem Hoshi’a Na’). Se acostumbra a repartir los na’anu’ím conforme a las palabras de los versículos, y al pronunciar el Nombre de D’s nos detenemos y nos concentramos en la santidad de Su Nombre. Entonces, resulta que en el versículo que inicia con la palabra “Hodú”, “Agradeced”, que contiene seis vocablos además del Nombre Divino, en cada uno de éstos se sacude el lulav en otra dirección. En el versículo que inicia con la palabra “HaShem”, se sacude el lulav dos veces en cada uno de sus vocablos (Mishná Berurá 651:37).

Según los cabalistas, se sacude el lulav cinco veces: una tras el recitado de la bendición por el lulav, una segunda cuando aparece por primera vez el versículo “¡Agradeced!”, la tercera durante el recitado del versículo “HaShem por favor, sálvanos”, una cuarta al repetir este versículo y la quinta cuando aparece por segunda vez “Agradeced” en el final del Halel. No hay diferencia entre el modo de proceder del oficiante y el del público, siendo ésta la usanza de los sefaradíes y de parte de los jasídicos. La costumbre de los oriundos del Yemen es de sacudir el lulav cuatro veces ya que no repiten el versículo “HaShem por favor sálvanos”.

Según la costumbre ashkenazí, el público sacude el lulav nueve veces y el oficiante siete, ya que acostumbran a realizar na’anu’ím cada vez que en el Halel se recita “Agradeced a HaShem”, y entonces, ello le suma al público cuatro sacudidas, pero al oficiante solamente dos. La diferencia entre el oficiante y el público se deriva de la costumbre de recitarlos siguiente cuatro versículos: 1) “Agradeced a HaShem porque es bueno, Su benevolencia es eterna”. 2) “Que diga Israel, Su benevolencia es eterna”. 3) “Que diga la casa de Aharón, Su benevolencia es eterna”. 4) “Que digan aquellos que temen a HaShem, Su benevolencia es eterna”. Según la tradición ashkenazí, tras cada uno de estos cuatro versículos el público responde “Agradeced a HaShem porque es bueno, Su benevolencia es eterna”. Entonces, resulta que el público realiza na’anu’ím con su lulav en los cuatro versículos, pero el oficiante o jazán lo hace únicamente en los dos primeros. En el primero porque allí dice “Agradeced a HaShem porque es bueno, Su benevolencia es eterna”, y en el segundo porque éste convoca a toda la nación de Israel a agradecer a HaShem, y de ese modo es partícipe de lo que recita el público cuando dice “Agradeced”. No obstante, en los dos últimos versículos, dado que allí se dice que la casa de Aharón y los temerosos de HaShem habrán de alabar a HaShem, el oficiante no se incluye entre ellos y por ende no realiza na’anu’ím (Shulján Aruj y Ramá 651:8). Según la tradición ashkenazí, al final del Halel se agrega otra sacudida más, y como se dice dos veces “Agradeced”, se realizan dos veces los na’anu’im. Y ya vimos que según la Kabalá, allí se realiza un solo na’anu’a.

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