Pninei Halajá

17 – Neilá.

Nuestros sabios instituyeron que se adicione un rezo hacia el final del ayuno ya que quien abunda en plegarias, sus pedidos son escuchados. Si no tuvimos el mérito de que nuestras peticiones hayan sido aceptadas durante los rezos habituales, quizás podamos lograrlo en el suplementario. A este rezo se le llamó Neilá, ya que se recita contiguo al momento en que los portones del Templo se cerraban al concluir la jornada de sacras labores. Asimismo, se corresponde con el horario en que se cierran los portones celestiales, ya que al concluir la jornada la santidad del día se desvanece y los pórticos superiores que se encontraban abiertos ante los que procuran el retorno se cierran.

El horario de Neilá es cuando el sol se divisa en la cima de las copas de los árboles ubicados en el occidente, esto es, unos cuarenta minutos antes de la puesta del sol. Quienes quieran comenzar una hora antes de la puesta del sol pueden hacerlo. El oficiante debe planificar su rezo de modo tal que la bendición sacerdotal tenga lugar antes de la puesta del sol (tal como se vio en el inciso anterior).

Si bien los portones del Templo se cerraban al ponerse el sol, los pórticos celestiales lo hacen al final del día, una vez que toda la luz del día anterior es recogida y se esfuma, por lo tanto, se continúa recitando plegarias y súplicas hasta la salida de las estrellas. No se le hace observaciones a quien prolonga el rezo de Neilá después de salidas las estrellas.

La redacción de Neilá es diferente a la de los demás rezos de los días solemnes ya que en estos últimos se pide seamos «inscritos» en el libro de la vida mientras que en Neilá se pide ser «sellados» en el mismo. Esto se debe a que este rezo tiene lugar al final de Kipur, a la hora en que el juicio es sellado. Sin embargo, quien por error pronuncia «inscríbenos» en vez de «séllanos» igualmente cumplió con su deber.

Es bueno que la persona se esfuerce durante el rezo de Neilá, ya que Yom Kipur es el objetivo final de los diez días de arrepentimiento y Neilá es el objetivo final de este sagrado día, pues todo el esfuerzo está orientado al sellado final y si no se esmera uno en este momento, ¿entonces cuándo habrá de hacerlo?

Por lo tanto, quien se encuentre ya débil a causa del ayuno debe hallar las fuerzas suficientes para poder rezar con prístina lucidez y tomar la resolución de retornar en teshuvá, reforzar el estudio de la Torá y el cumplimiento de sus preceptos (Mishná Berurá 623:3). En virtud de lo trascendente del rezo de Neilá, se acostumbra a mantener el arca sagrada abierta desde el inicio de la repetición del oficiante y hasta el Kadish final (Maté Efraim 623:7).

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