Pninei Halajá

14. El cuidado corporal

01 – La labor de «esquilar» («Gozez«).

La labor de esquilar implica la separación de aquello que crece sobre el cuerpo, como por ejemplo, cabello, uñas, callos o piel reseca; empero, quien corta en el cuerpo mismo provocando sangrado – transgrede la labor de «provocar una herida» o «Jovel» (adelante 20:9). A los efectos de erigir el tabernáculo se esquilaban ovejas para de su lana elaborar los hilos de los tejidos que lo recubrían. Asimismo, se retiraba el cabello de las pieles de «tejashim[1] para que estén lisas y aptas para recubrir el tabernáculo. Vemos que a veces se esquila a los efectos de obtener aquello que crece sobre el cuerpo, como en el caso de la lana que es necesaria para la elaboración de hilos,  y otras veces el esquilado es a los efectos de embellecer la piel o el  cuero (Ribash, Beur Halajá 340:1 ‘וחייב’).

A diferencia de la labor de «cosechar», la cual se prohíbe únicamente cuando se separa el vegetal de su raíz o fuente vital (adelante 19:6), en el caso de la labor de esquilar se prohíbe también cortar lana de la piel de un animal muerto, ya que aún en este caso obtenemos beneficio del esquilado. Por lo tanto, es necesario tener cuidado de no arrancar pelos de una piel natural o de una alfombra confeccionada a base de pieles (Mishná Berurá 340:5). En caso de que se arranquen los pelos de una piel a los efectos de obtener un beneficio, estamos ante una prohibición de la Torá, mientras que si se lo hace sin beneficio alguno la prohibición será de carácter rabínica.

Arrancar plumas de un ave entra también en la categoría de la labor de «esquilar». Sin embargo, se permite arrancar plumas de la piel de un pollo cocido, ya que tras la cocción se lo considera alimento, por lo que no se está ante la labor de «esquilar» (Aderet, Har Tzví Tal Harim Gozez 3).


[1]. Existen divergencias entre los comentaristas respecto de si el vocablo «tejash» se refiere al nombre de un animal colorido o al color con el que las pieles son pintadas (n. de t.).

02 – «Esquilar» y «provocar una herida» en el hombre.

Así como se prohíbe esquilar la lana de un animal, de la misma forma se prohíbe arrancar aquello que crece sobre el cuerpo del ser humano, como por ejemplo, cabellos, uñas, piel reseca y callos. Aquél que los corta en su manera habitual trasgrede una prohibición de la Torá, mientras que quien lo hace de un modo diferente («shinui«) – trasgrede una prohibición rabínica.

Por lo tanto, quien corta sus uñas mediante un instrumento – trasgrede la prohibición de la Torá, mientras que quien lo hace con sus dientes – trasgrede una prohibición rabínica (Rambám Shabat 9:8). Es correcto que la persona se acostumbre a no «comerse» las uñas, ya que amén de que no es educado, quien está acostumbrado a hacerlo podría hacerlo también en Shabat.

Asimismo, está prohibido cortar un callo. En caso de que este sea  reciente y no se haya resecado y se le corte con un instrumento – se trasgrede una prohibición de la Torá, mientras que si se lo hace de un modo diferente al habitual, con los dientes o con la mano – se trasgrede una prohibición rabínica. En caso de que el callo se haya secado y esté por caerse solo, aunque se le corte con un instrumento – se trasgrede únicamente una prohibición rabínica (Rambám allí, Shulján Aruj 340:2, Mishná Berurá 6).

Asimismo, está prohibido rascar el cuerpo y separar de este piel que comienza a descascararse. De la misma forma, está prohibido separar o retirar de los labios piel reseca, aún si se lo hace por medio de los dientes. Empero, se permite retirar pequeños trozos de piel reseca (como caspa) cuya conexión al cuerpo es ya exigua y se caen con facilidad.

Una uña que fue cortada en su mayoría, si causa dolor – se la puede retirar con la mano o los dientes. Esto se debe a que ya fue mayormente cortada y se la considera desprendida del cuerpo, por lo que la prohibición de separarla del cuerpo definitivamente es de carácter rabínico. En caso de provocar dolor, los sabios permitieron retirarla de un modo diferente al habitual (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 94(B), Shulján Aruj 328:31, Jaiei Adam 21:4).

Está prohibido rascarse una lastimadura de modo tal que sangre, ya que se está provocando una herida (ver adelante 20:9). Si bien quien se rasca no está interesado en que su lastimadura sangre, los sabios igualmente lo prohibieron (Mishná Berurá 316:30). Asimismo, está prohibido cepillarse los dientes si muy probablemente las encías sangren. Además, está prohibido succionar y tragar la sangre que sale de los dientes (Mishná Berurá 328:147, adelante halajá 7).

Está permitido extraer una espina que se clavó en la piel si se tiene cuidado de que no salga sangre. Si la espina provoca dolor, se la puede extraer aunque se sepa que la extracción causará sangrado, ya que en este caso el sangrado está prohibido rabínicamente y los sabios no lo prohibieron por tratarse de un caso de sufrimiento tal (Mishná Berurá 328:88).

Se permite retirar la sangre que coaguló sobre una herida, ya que a la hora de hacerlo no ha de sangrar.  Aquí no se trasgrede la prohibición de esquilar. El motivo de esto es que la cascarilla no creció a partir del cuerpo sino que es sangre de la herida que al salir se secó (Shulján Aruj 328:22).

03 – Cepillado del cabello y la confección de trenzas.

Está prohibido peinarse en Shabat,  ya que al hacerlo algunos cabellos son arrancados. En esta acción la persona obtiene un beneficio directo, pues las personas prefieren que el cabello que diariamente cae lo haga durante el peinado, para así evitar que esto afecte la pulcritud o la vestimenta durante la jornada. Dado que está prohibido peinarse, el cepillo es «Muktze» y está prohibido cargarlo (Shulján Aruj 303:27).

Sin embargo, quien desea acomodar un poco su cabellera puede hacerlo con cepillos especialmente blandos o peines con dientes bien separados entre sí, de modo tal que existan buenas probabilidades de que no se arranquen cabellos. Y en un caso así aunque algunos cabellos se desprendan – no se trasgrede prohibición alguna, ya que la intención original no es arrancar los cabellos y además la acción en cuestión no provoca indefectiblemente el desprendimiento. Este cepillo en cuestión no es «Muktze«. A los efectos de que no parezca que se utiliza un cepillo prohibido, es bueno tener uno especial para Shabat (ver Shmirat Shabat Kehiljatá 14:50).

Está permitido acariciar con moderación tanto la barba como la cabellera y está también permitido arreglarlas con los dedos y quitarles algún tipo de suciedad que pueda habérseles adherido, siempre y cuando se tenga cuidado de no arrancar cabellos. Asimismo, está permitido realizar una labor que es pasible de provocar el desprendimiento de cabellos por cuanto que no se tiene la intención de que esto ocurra. Quien esté acostumbrado a tocarse la barba de un modo tal que a veces puede provocar que algún cabello se desprenda – debe evitar hacerlo en Shabat.

Nuestros sabios prohibieron que una mujer haga una trenza en Shabat, ya que esta acción guarda similitud con la labor de «construir» («Melejet Boné»). Asimismo, prohibieron deshacer una trenza, ya que esta acción guarda similitud con la labor de «demoler» («Melejet Soter»). Está permitido recoger el cabello con un elástico ya que esto no implica la construcción de una estructura. Asimismo, está permitido hacer con las manos una raya al medio en la cabellera, mas no con peine o cepillo, ya que estos causan desprendimientos capilares (Shulján Aruj 303:26, Mishná Berurá 84).

De la misma manera, está prohibido hacer una trenza sobre una peluca ya que se asemeja a la labor de «tejer» («Oreg«), o deshacer la trenza en cuestión, ya que sería «deshilar» («Botzea«) que es la labor de deshacer un tejido (Mishná Berurá 303:82, Sha´ar Hatziún 71). Es correcto no peinar los cabellos de una peluca, mas está permitido alisarlosmediante un cepillo blando para evitar que cabellos se arranquen (Shmirat Shabat Kehiljatá 14:52). Si el cabello de la peluca se enredó, al punto de que no se puede salir de la casa vistiéndola, está prohibido arreglarla con la mano pues estaríamos ante la labor de «dar el golpe final» («Maké Bepatish«) (Ktzot HaShulján 143, Badei HaShulján 6).

Está prohibido rabínicamente hacer bucles con el cabello y para los hombres específicamente enrollar las «peot«, pues esto es similar a la labor de «construir». Asimismo está prohibido deshacerlos por tratarse de la labor de «demoler». Sin embargo, si las «peot» estaban previamente onduladas se las puede continuar rizando manualmente aunque esto refuerce los bucles, ya que no se está construyendo una nueva estructura (Tiferet Israel Shabat 10: Iajín 35, ver en Ktzot HaShulján 146 Badei HaShulján 21).

Está también prohibido fijar el peinado o el cabello mediante spray o aceite pues se asemeja a la labor de «construir» (Ribash tal como se cita en Beur Halajá 303:27 ‘לחוף’). Está asimismo prohibido hacer lo mismo con una peluca (Shmirat Shabat Kehiljatá 14:56). Empero, una mujer puede rociar tanto su cuerpo como su cabellera con perfumes (Mishná Berurá128:23, Shmirat Shabat Kehiljatá 14:56-57).

04 – El maquillado del rostro.

Una de las treinta y nueve labores prohibidas en Shabat es la de «colorear» («Tzviá«) (tal como se explicará adelante 18:5). De acuerdo a la Torá, no se puede colorear con pintura que perdura largo tiempo sobre una superficie que conservará el color también por largo tiempo. Los sabios agregaron la prohibición de colorear con una pintura que no perdura, así como hacerlo sobre una superficie que no conservará el color prolongadamente, por ejemplo, en el caso de las mujeres que se maquillan y colorean su cutis por lapsos breves. Por lo tanto, está prohibido pintar con delineador azul alrededor de los ojos así como también se prohíbe aplicar rubor sobre las mejillas, pintar los labios con color o aplicar sobre estos un lápiz labial transparente para que les confiera brillo. De la misma manera, está prohibido aplicar esmalte sobre las uñas aun siendo transparente, pues el brillo se considera color. Si bien está prohibido maquillarse, es permitido retirar el maquillaje con agua o algodón. De todas maneras, no se debe usar algodón empapado en agua para evitar la prohibición de «escurrir».

Asimismo, está prohibido aplicar una capa de «make up» sobre el rostro. Esta prohibición es de mayor gravedad que el simple maquillaje, pues además de trasgredir la prohibición rabínica de «colorear» se trasgrede la prohibición de la Torá de «untar» («Memareaj«) una crema sobre la piel, pues alisa las arrugas (ver en la próxima halajá).

Sin embargo, está permitido esparcir «poudre» blanco o de color pues carece de un componente adherente, ya que la prohibición de «colorear» aplica únicamente sobre un producto de color que adhiere a la piel, mas si está sobre el rostro sin estar adherido no hay prohibición (Igrot Moshé Oraj Jaím 1:14, Iejavé Da´at 4:28). Hay quienes son más rigurosos y tampoco permiten aplicar estos polvos (Maharam de Brisk 1:23, Beit Israel 56). Dado que se trata de una discusión respecto de una ley rabínica, se sigue la opinión más flexible.

La prohibición de maquillarse es de las más difíciles de cumplir. Para una mujer que está acostumbrada a maquillarse a diario es muy difícil abstenerse de hacerlo en Shabat, pues justamente en este día nos vestimos con ropas festivas y las mujeres procuran lucir de la mejor manera. Sin embargo, si se contempla desde una perspectiva más profunda, podríamos quizás decir que justamente esa es la cuestión central del Shabat la santidad y el reposo. Reposo de la tensión propia de los días de la semana en los que realizamos nuestro mayor esfuerzo por vernos mejor de como realmente nos vemos, para así estar acorde a los estrictos estándares de belleza exterior. Mediante el Shabat y el refuerzo de nuestra fe en la Divina Providencia que este día conlleva, debemos obtener el reposo, verdadero fruto de la aceptación interior de la realidad tal cual es y de la belleza natural,  la cual realzamos mediante joyas y vestimentas. Ese es el deleite del Shabat.

De todas maneras, es tanto posible como apropiado el maquillarse antes de Shabat, y sobre esto dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Avodá Zará 3(A)): «Quien se esmeró en la víspera de Shabat comerá en Shabat». Esto implica que es nuestro deber mejorar y sofisticar el mundo durante los días de la semana y prepararlo para el Shabat, y así poder captar más cabalmente la completitud de la Luz Divina. Empero, si previo a Shabat no pudimos prepararnos por completo y, por ejemplo, no pudimos maquillarnos en la víspera para que dure todo el día, una vez iniciado el sagrado día debemos aceptar la realidad tal cual es con tranquilidad y alegría. Justamente, en virtud de esta aceptación es que podemos seguir mejorando el mundo durante los días hábiles.

05 – La aplicación de aceites  y perfumes así como también el untado de cremas y pomadas.

Está permitido aplicar aceite sobre las manos y el cuerpo por placer, como lo hacen comúnmente las personas. Asimismo una mujer tiene permitido aplicar sobre su cuerpo y cabello aceite aromático. Sin embargo, los sabios prohibieron perfumar las vestimentas  pues de esa manera las prendas adquieren y dan aroma, lo cual es algo nuevo que previamente no existía y similar a la realización de una labor (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 23(A), Beit Iosef y Ramá 511:4). Sin embargo, se permite perfumar el cuerpo y el cabello, ya que el aroma es secundario respecto a estos y no se considera que se esté generando algo nuevo.

Si bien está permitido masajear el cuerpo con aceite, se prohíbe aplicar una crema para evitar la prohibición de «untar» («Memareaj«) que se deriva de la labor de «alisar» («Memajek«) (ver adelante 18:6). El objetivo de la labor de «alisar» es la de aplicar el producto en cuestión de manera pareja sobre un cuerpo u objeto a fin de suavizarlo.

Por lo tanto, está prohibido untarse cremas o pomadas sobre la piel ya que al hacerlo se alisa el producto sobre el cutis. No es válido argüir que el objetivo final de la aplicación de la crema es que esta se absorba en el cuerpo y no extenderla de modo parejo sobre él. Aún cuando se desea que el producto se absorba en la piel estamos interesados en que algo del producto se mantenga en la superficie cutánea para obtener también un efecto suavizante; y por ende estamos ante la prohibición de «untar». En cambio, si la crema es líquida y al verterla sobre una superficie se esparce sobre la misma, no estamos ante la prohibición de «untar» y se la puede aplicar sobre el cuerpo.

Se puede aplicar sobre el cuerpo un líquido repelente de mosquitos, empero, si el producto en cuestión es sólido, no se lo podrá esparcir sobre el cuerpo por tratarse de la prohibición de «untar».

Quien sufre de dolores no puede aplicar sobre su cuerpo un aceite medicinal, y una persona sana tampoco puede hacerlo por placer, ya que nuestros sabios decretaron que en Shabat no se lleven a cabo prácticas médicas. Sin embargo, si los dolores provocan un sufrimiento de importancia, se permite aplicar sobre el cuerpo aceite medicinal. Si se trata de un aceite que personas sanas también utilizan, dado que no se percibe como acción médica lo puede emplear también quien padece de dolores (Shulján Aruj 327:1, adelante 28:4-5). La normativa referente a masajes, tanto  profesionales como amateurs, se explicará más adelante (28:13).

06 – Jabón líquido o sólido y el uso de toallitas.

Está permitido lavarse las manos con jabón líquido, empero, se acostumbra adoptar una actitud más estricta en el caso del jabón espeso o sólido. Esto obedece a dos razones: la primera, el uso de jabón sólido o espeso se percibe o visualiza como la realización de la labor de «alisar», ya que al emplearlo se suaviza su superficie, mientras que al emplear jabón espeso se lo «unta» sobre las manos y el rostro; la segunda, el uso de jabón se asemeja a la creación de algo nuevo ya que tanto el sólido como el espeso se transforman así en líquidos. Si bien por la base mínima de la ley («Meikar Hadin») la mayoría de los juristas no lo prohíbe, dado que no se tiene la intención de alisar la pastilla de jabón y lo que se desprende con el lavado se asimila al agua y no se ve como algo nuevo; de todas maneras, dado que se asemeja a la acción de «untar» y la de crear algo nuevo («molid«) la mayoría de los judíos acostumbran a ser estrictos y no emplearlos. Quienes actúan de modo más flexible, usando jabón sólido, tienen juristas en los cuales apoyarse.

Un jabón espeso que si se coloca sobre una superficie se expande hacia los costados se lo considera líquido, y según todas las opiniones se puede emplear. En caso de duda respecto de si el jabón es espeso o líquido – se puede optar por la actitud flexible.

Se pueden emplear toallitas húmedas a los efectos de limpiar a un bebé, así como sitios sucios en el cuerpo o lugares diversos como una mesa o piso etc. Hay juristas que son estrictos en esta cuestión y no autorizan su uso pues opinan que el empleo de toallitas implica «escurrir» («Sjitá») ya al querer secar se las presiona y la humedad se escurre hacia afuera de la mismas, lo cual es beneficioso a los efectos de limpiar. Sin embargo, la opinión flexible es la principal, ya que las toallitas se utilizan para limpiar mediante la humedad exterior que estas poseen, sin que medie la intención de «escurrirlas» a los efectos de mojar la superficie sobre la cual se las aplica, pues si se quisiese que la toallita esté muy húmeda se la mojaría  en la canilla o llave del agua. Mientras las toallitas permanecen húmedas no se escurre agua de las mismas y no se trasgrede nada. En caso de que salgan de las toallitas unas gotas de agua – no se trata de una trasgresión ya que no se hizo intencionalmente.

Tal como aprendimos (ver arriba 13:11) en el caso de quien evacuó y no tiene forma de limpiarse sin rasgar o cortar papel higiénico, los sabios le autorizan a trasgredir una prohibición rabínica a los efectos de evitar una situación vergonzante. Siendo así podrá cortar el papel de un modo diferente al habitual, como por ejemplo, tensándolo mediante los codos. Asimismo, en caso de necesidad se permite humedecer el papel higiénico con agua a los efectos de mejorar sus facultades higiénicas, a condición de que no tenga la intención de «escurrir» agua del papel sino únicamente beneficiarse de su humedad superficial.

07 – Lavado de dientes y pasta dentífrica.

Se permite lavar los dientes en Shabat así como también usar enjuague bucal para limpiarlos y evitar el mal aliento. Empero, en el caso de la pasta dentífrica lo correcto es abstenerse de usarla tal como en el caso del jabón (sólido o espeso).

Si bien hay juristas que prohíben cepillarse los dientes en Shabat por temor a que se «escurra» el cepillo, sangren las encías o se quiebre el cepillo, en la práctica la idea más aceptada es que se puede, salvo en caso de que haya certeza en cuanto a que las encías han de sangrar.

Se permite enjuagar el cepillo de dientes en agua tras el aseo dental tal como se hace a diario. Aunque no se tenga la intención de volver a emplear el cepillo en Shabat, el enjuagado no se considera preparativo sabático para la semana ya que se trata de una acción rutinaria que no conlleva esfuerzo alguno. Además, quitar la suciedad del cepillo es una necesidad del Shabat por cuanto que de hallarse sucio produce una sensación de repugnancia (ver Mishná Berurá 667:6, adelante 22:16).

Se permite emplear un escarbadientes (Shulján Aruj 322:4) y cuando se carece de uno se puede usar un fósforo o cerillo. Si bien el fósforo es «Muktzé» por tratarse de un utensilio para labor prohibida, se lo puede mover si es para uso corporal (ver adelante 23:7). De todas maneras, es importante recordar que no se permite afilar el fósforo a los efectos de usarlo como escarbadientes, pues implicaría trasgredir una prohibición de la Torá.

Se permite pegar dientes postizos a encías mediante un polvo dental ya que esta adhesión será por tiempo breve y por lo tanto no implica quebrar una prohibición (Har Tzví, Tzitz Eliezer 15:25, Yalkut Iosef 314:17. A diferencia de Shmirat Shabat Kehiljatá 14:40 que tiene una opinión más estricta).

08 – Aseo personal en Shabat

Los sabios prohibieron lavar el cuerpo con agua caliente en Shabat ya que había personas que sentían tal atracción por hacerlo que calentaban agua en el día de Shabat trasgrediendo así las prohibiciones de «encender fuego» y «cocinar». Cuando eran reprendidas, argüían que el agua había sido calentada en víspera de Shabat. Por lo tanto, los sabios prohibieron lavar el cuerpo en Shabat con agua calentada en la víspera. Sin embargo, se puede lavar una parte limitada de este cuerpo con agua caliente ya que mientras evitamos hacerlo a la mayor parte de este, tenemos una motivación menor para calentar agua y no se teme que quebremos la prohibición de la Torá. Aunque lavemos cada miembro por separado, igualmente está prohibido lavar la mayor parte del cuerpo con agua caliente (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 40(A), Shulján Aruj 326:1).

Ya vimos (ver arriba 10:24) que se permite usar el agua caliente que se encuentra en el calentador eléctrico, a condición que ello no provoque el calentamiento de agua suplementaria. Asimismo, aprendimos (10:25) que en opinión de muchos juristas se puede emplear el agua que se calentó en Shabat en el calefón solar. Se puede lavar con esta agua caliente las manos y el rostro así como también partes limitadas del cuerpo, empero, no se puede lavar la mayor parte de este en virtud de la prohibición rabínica.

La prohibición de lavar el cuerpo se refiere específicamente a  hacerlo con agua caliente, empero con agua tibia o fría cuya temperatura es inferior a la corporal (36.5 grados Celsius) se lo puede lavar en su totalidad[2]. Se permite también abrir la llave del agua caliente para que el agua no esté fría, con la condición de que esta acción no provoque que agua fría ingrese al calentador y se caliente (como se vio arriba 10:24-25).

Además, es necesario saber que la prohibición de lavar el cuerpo con agua caliente aplica a situaciones normales, empero, en el caso de quien sufre intensamente por no poder lavar todo su cuerpo con agua caliente, podrá hacerlo siempre y cuando el agua se haya calentado antes de Shabat o con calentador solar (Rabí Akiva Iguer, Beur Halajá 326:1).

Quien se baña en Shabat debe tener la precaución de no escurrir su cabello con las manos, tanto durante el aseo como tras él. Empero, se permite secar el pelo con una toalla, ya que como no tenemos interés de que el agua que sale del cabello ingrese en la toalla, no se está ante la prohibición de «escurrir». Una mujer que está habituada a peinarse después de bañarse, debe tener precaución de no lavar su cabello en Shabat para no caer en la prohibición de «peinar» (arriba halajá 3).

Además, nuestros sabios advirtieron que quien se baña en el río, manantial o sitio carente de «Eruv», al salir del agua debe sacudir el líquido elemento adherido a su cuerpo para no transportarlo cuatro codos. No es necesario que la persona en cuestión se seque por completo, sino que alcanza con que quite o retire el agua en abundancia que se escurre por su cuerpo. Sin embargo, no se decretó sobre quien se moja por efecto de la lluvia para que no transite por el dominio público por cuanto que generalmente se trata de poca agua y aunque a veces la precipitación es copiosa, dado que sobreviene contra la voluntad de la persona no se aplicó criterio estricto (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 141(A), Beit Iosef Shulján Aruj 326:7, Turei Zahav 2).


[2]. Aunque debemos notar que hay quienes son más rigurosos y prohíben hacerlo aun con aguas templadas (Beit Meir, Rabí Akiva Eiguer, Jatám sofer), pero, dado que la prohibición es de carácter rabínico, cuando se hace necesario podemos apoyarnos en los que alivianan el tema

09 – Nadar y sumergirse en la «Mikvé» en Shabat.

Los sabios prohibieron nadar en Shabat no sea que en virtud de ello las personas terminen construyendo botes. Todo aquel que despega sus pies del fondo del agua y flota se considera que nada, empero si no lo hace, entra en la categoría de quien toma un baño y esto se permite (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 36(B), ídem Shabat 40(B), Shulján Aruj 339:2). Por la base de la ley, los sabios no prohibieron nadar en una  piscina o alberca bordeada por un muro que detiene el agua y se encuentra dentro de un patio cercado, pues en un caso así no se teme que las personas se aboquen a la construcción de un bote o transporten agua fuera de los límites del «Eruv». De todas maneras, hoy día que nadar se ha transformado en uno de los esparcimientos favoritos de los días de semana, debe prohibirse nadar en una alberca o piscina por tratarse de actividades características de los días hábiles «uvdin de jol«. Además, se teme que tras el chapuzón las personas escurran su traje de baño, y tampoco corresponde perder el tiempo libre de Shabat en recreación sino que debe ser destinado al estudio de la Torá.

Se permite realizar una inmersión en Shabat a los efectos de purificarse. Sin embargo, los sabios prohibieron sumergir utensilios en el día sagrado por cuanto que esta acción se percibe como la reparación de los mismos, ya que tras ésta se permite emplearlos. Se permite realizar una inmersión en la «Mikvé» en Shabat por cuanto que como se puede tomar un baño con agua fría se puede también realizar una inmersión en aras de purificarse, ya que esta acción no se percibe como una reparación o una puesta a punto (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 18(A), Shulján Aruj 326:8). Inclusive, de acuerdo a la usanza ashkenazí que en virtud de ciertos temores se acostumbra a no bañarse con agua fría en Shabat, si se trata de una inmersión o lavado preceptivos no se aplica el criterio riguroso (Ramá Ioré Deá 197:2). Por lo tanto, hombres que acostumbran ir a la «Mikvé» como acto de pietismo («jasidut»), acostumbran a hacerlo también en Shabat.

Los juristas debatieron respecto de si la prohibición rabínica de bañarse en Shabat con agua caliente recae también sobre la inmersión en la «Mikvé». Hay quienes sostienen que los sabios no decretaron la prohibición sobre inmersiones preceptivas por lo que se permite hacerlo si el agua fue climatizada de un modo permitido (Korbán Netanel). Otros opinan que la prohibición rabínica aplica también sobre la inmersión en la «Mikvé», y por lo tanto se prohíbe hacerlo con agua caliente (Nodá Biehudá). Muchos acostumbraron adoptar la opinión más flexible realizando inmersiones con agua climatizada. Aquellos que quieran seguir la opinión más estricta, deben tener cuidado de que la temperatura del agua sea inferior a la corporal, pues según todas las opiniones se permite tomar un baño en Shabat con agua tibia y mucho más si se trata de una inmersión preceptiva.