Pninei Halajá

07. El amor y el compartir.

En toda cualidad particular vista separadamente de las demás radica una carencia. El intelecto que investiga y define puede perder su vitalidad derivada de su conexión con su origen Divino. Así es que  de tanto ocuparse de los principios generales este puede perder contacto con la vida real. Por otra parte, la intuición emocional, a la hora de organizar la vida en el mundo puede equivocarse y verse arrastrada desviándose del justo juicio.

Por lo tanto, se le confirió al hombre el rol de establecer las reglas generales y los principios, se le ordenó dedicarse al estudio de la Torá y cumplir los preceptos positivos marcados por el tiempo y de esa manera fijar las bases de la vida israelita. En cambio, las mujeres revelan la conexión general con la fe natural y la vida concreta inspirada en la Torá. En mérito de éstas, los hombres también logran conectarse con la fe natural y entienden mejor el valor del estudio.

Exteriormente percibimos que el rol masculino es más importante ya que desde el punto de vista del cumplimiento de los preceptos recibieron el deber de estudiar la Torá y de cumplir las mitzvot positivas marcadas por el tiempo. Por esta razón el liderazgo está confiado en manos de los hombres. Empero si observamos más profundamente veremos que el valor de las mujeres es mayor, ya que si bien el hombre se dedica a fijar las reglas generales y a la conducción, la formación de la familia que es lo más importante en la vida está confiada en las manos de las mujeres. Más aún, el objetivo final de la creación es captar la luz Divina y plasmarla en la vida real experimentándola en toda su potencia, y en esto, las mujeres llevan ventaja y son más meritorias.

Es justamente la cualidad de la humildad de la mujer la que le permite captar lo Divino, percibir la luminosidad que se desprende del estudio de la Torá y de los preceptos positivos marcados por el tiempo, y de esta manera revelar sus virtudes superiores. Por lo tanto, no es casual que la virtud masculina es más manifiesta mientras que la femenina es más oculta e interior. «Toda la gloria de la hija del Rey, dentro de sus aposentos» (Salmos 45:14). De esta forma se puede entender el significado de la bendición matinal «Que me hizo conforme a Su voluntad» (ver adelante 6:2).

Cuando se desdibuja la particularidad de cada género o se induce a la fricción entre estos, no hay mutuo enriquecimiento entre hombre y mujer, los jóvenes tienen dificultad en construir sus hogares y las familias existentes se desarman.

Por el contrario, cuando se percibe cabalmente el valor de cada género y a partir de esta valoración se llega a la unión y al amor, la Divina Presencia reside en el seno de la pareja (Talmud Babilonio Tratado de Sotá 17(A)), la fe y la alegría abundan en el mundo y las cualidades intelectuales y emocionales se desarrollan y unifican. Entonces el pueblo de Israel y todas sus familias se construye y relata la gloria del único D´s en el mundo.

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