Pninei Halajá

12. Las bendiciones del recitado del «Shemá» son una extensión del mismo.

Las bendiciones por el recitado del «Shemá» difieren de las demás bendiciones anteriores al cumplimiento de un precepto. Estas últimas ofician como preparación para la realización del acto preceptivo y rezan «que nos consagraste con Tus preceptos y Nos ordenaste etc», mientras que las bendiciones que acompañan al «Shemá» sirven de alabanza, agradecimiento y plegaria procurando expresar de un modo más amplio el significado de este recitado que tiene en el primer versículo su principal componente.

En el recitado del «Shemá» decimos que D´s es Uno, esto significa que es el Único que conforma y da existencia al mundo, no habiendo otro fuera de Él. En la primera bendición ampliamos este principio y junto a la alabanza por la luz que se renueva a diario, loamos al Creador por «renovar la creación cada día».

A los efectos de enfatizar Su unicidad, junto a la alabanza por haber creado la luz recordamos también que Él creó la oscuridad. Por las noches, en la bendición paralela a la matutina, esto es, la que precede al «Shemá» nocturno, junto a la alabanza por hacer «caer las noches» agregamos un recordatorio de que «crea el día y la noche». Vemos entonces que el fundamento de la fe en la unicidad de D´s que se manifiesta en la lectura del «Shemá» se ve contenido y ampliado en esta primera bendición.

El hecho de que el recitado comienza con las palabras «Escucha oh Israel» implica que la idea de la unicidad se revela al mundo mediante el pueblo judío que fue creado a esos efectos. Esta idea es ampliada en la segunda bendición, en la que agradecemos a D´s por Su amor hacia nosotros, por la Torá que nos otorgó y rezamos para tener el mérito de entenderla y cumplirla con amor, para que de esta forma dar a revelar Su nombre en el mundo.

«El Eterno nuestro D´s» implica que Él es Todopoderoso y gobierna el mundo conforme a Su voluntad. Su dominio sobre todas las fuerzas y componentes del universo fue revelado de manera contundente durante la salida de Egipto, la cual mencionamos en la tercera porción del recitado del «Shemá«. En la tercera bendición ampliamos esta idea aún más y alabamos al Creador porque «Tú eres el primero y Tú eres el último y fuera de Tí no tenemos otro Rey, Redentor y Libertador. En verdad Tú nos redimiste de Egipto…», recordamos la muerte de los primogénitos y la apertura del Mar Rojo, finalizando con «Bendito Eres Tú que ha redimido a Israel».

Vemos entonces que las tres bendiciones son una continuación y una ampliación de los fundamentos de la fe del recitado del «Shemá«.

Dado que estas bendiciones no son como aquellas que se recitan antes de realizar un acto preceptivo el orden de su recitado no implica una condición para su cumplimiento. Si bien a priori deben ser recitadas conforme al orden establecido por nuestros sabios, a posteriori, si este fue cambiado se cumple igualmente con el deber. Asimismo si la mujer recitó estas bendiciones y no el «Shemá«, cumplió igualmente con un precepto y si recitó solo una de éstas es recompensada.

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