Pninei Halajá

07. Se comienza recordando eventos negativos («bignut») y se concluye alabando las bondades de la redención («beshevaj»)

Nuestros sabios dijeron que es menester comenzar el relato de la salida de Egipto recordando los sucesos negativos y concluirlo alabando las bondades de la liberación. La pregunta que surge es a qué eventos condenatorios se refieren. Hay quienes sostienen que se trata del «guenut haguf»- o sea, una condena al aspecto corporal del sometimiento ya que «Esclavos fuimos del Faraón en Egipto y amargaron nuestras vidas con trabajos forzados y luego «D´s nos redimió de sus manos» (la opinión de Shmuel). Otros opinan que se trata de eventos negativos de orden espiritual, ya que en un principio nuestros ancestros eran idólatras, tanto Teraj como Labán, y mediante un largo proceso de discernimiento nos transformamos en una nación íntegra que cree en un D´s único (según la opinión de Rav). En la práctica, nos conducimos según ambas opiniones y en la Hagadá describimos el proceso de pasaje de la esclavitud a la libertad y del ascenso desde la idolatría hasta que se revelara ante nosotros el mismísimo Rey de Reyes el Santo Bendito Es y nos hiciera meritorios de la fe completa (Talmud Babilonio Tratado de Pesajim 116(A)).

A primera vista parece resultar que es preferible ocuparse únicamente de los relatos agradables y beneficiosos, empero al echar una segunda mirada más profunda, resulta claro que cuanto más analicemos el pesar del sometimiento y el oprobio de la idolatría que sufrieron y practicaron nuestros antepasados – más podremos entender la envergadura de la salvación. Por medio de la oscuridad se discierne más claramente la luz.

Además, al centrarnos en la crítica por las carencias pasadas entendemos más cabalmente la naturaleza de la singularidad del pueblo de Israel, la cual no se basa en nuestras buenas acciones o nuestros logros, sino que se fundamenta en la elección Divina superior que está más allá de cualquier pensamiento humano. Si bien no éramos una nación encumbrada sino un pueblo de miserables esclavos, D´s nos escogió de entre todas las etnias y nos sacó de Egipto por medio de señales y maravillas. Si bien nuestros antepasados eran idólatras, D´s eligió revelársenos y entregarnos Su Torá. De aquí vemos que la peculiaridad del pueblo de Israel no depende de las acciones realizadas en este mundo sino de decretos y la determinación Divinos.

De esto podemos también aprender sobre la capacidad especial que detenta el pueblo de Israel de transformar la oscuridad en luz, el mal en bien y traer la redención al mundo. Por esta razón se pone énfasis primeramente en los sucesos negativos, a los efectos de demostrar cómo a partir de la esclavitud y la ignorancia de la idolatría alcanzamos encumbrados logros. Esto resulta sumamente reconfortante y consolador pues al igual que entonces, a partir de todos los problemas y los sufrimientos que padecemos en las últimas generaciones, la redención se revelará poco a poco.

Además, el recordar que fuimos esclavos miserables despierta en nuestros corazones sensibilidad y consideración por el extranjero y todo aquel que sufre y necesita ayuda, tal cual está escrito (Shemot -Éxodo 23:9): «Y al extranjero no habrás de oprimir ya que vosotros habéis conocido el sentir del extranjero; pues extranjeros habéis sido vosotros en la tierra de Egipto«.

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