Pninei Halajá

02. El esfuerzo en retornar, estudiar Torá y realizar actos caritativos

Es preceptivo para toda pareja que tiene dificultades en procrear recurrir a todos los tratamientos médicos aceptados a los efectos de poder tener hijos. Al mismo tiempo deben creer que esto se origina en la Providencia Divina individual, y es para el bien de la pareja a los efectos de mejorarlos y refinarlos, incrementar su felicidad en este mundo y en el venidero y en definitiva contribuir al mejoramiento del mundo.

Dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 5(A)): «Si una persona ve que le sobrevienen padecimientos – que revise sus acciones pues quizás mediante esto los  sufrimientos lo dejen. Si revisó sus acciones y no encontró una trasgresión significativa,  que preste atención si no pecó por omisión de estudio de la Torá, por lo que incrementando el estudio cumplirá con su cometido y se salvará de sus padecimientos. Si la persona encuentra que cumple correctamente con el precepto de estudiar Torá habrá de saber que se trata de padecimientos originados en el amor Divino («isurei ahavá»), esto es, un sufrimiento que está destinado a redundar en beneficio de la comunidad, en el mejoramiento del mundo y su elevación.

De todas maneras, aunque los padecimientos hayan sobrevenido a causa de pecados u omisión en el estudio de la Torá, si la persona tiene el mérito de reparar su inconducta se beneficia en lo personal y beneficia al mundo entero. Esto se debe a que el mundo es juzgado de acuerdo a la tendencia mayoritaria de sus acciones, «si la persona cumple un precepto, feliz de ella que inclina su balanza y la del mundo hacia el lado del mérito, mientras que si cometió una trasgresión ¡ay de él! que inclinó su balanza y la del mundo hacia la culpabilidad» (ídem Kidushín 40(B)).

Dijeron nuestros sabios (ídem Rosh Hashaná 17(B)): «Grande es el retorno – «teshuvá» – que deja sin efecto una sentencia adversa que pende sobre la persona». El retorno  es bueno no solamente para reparar la trasgresión cometida sino que a veces se decreta sobre una persona que no tenga hijos a consecuencia de pecados cometidos por generaciones anteriores,  y ésta, a veces logra dejar sin efecto el decreto mediante el retorno a D´s con gran apego, el ingente esfuerzo en el estudio de la Torá y la realización de buenas acciones logrando así tener hijos.

Tal como aprendimos respecto de Jofní y Pinjás, hijos de Elí el Sumo  Sacerdote, que profanaron el Nombre Divino en el Tabernáculo de Shiló y por cuanto que su padre no les observó como correspondía, le fue dicho (Shmuel I -Samuel I 2:31): «He aquí que vendrán días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre y no habrá anciano en tu casa». Es necesario explicar que en las primeras generaciones todos los descendientes de Elí fallecieron jóvenes. Conforme pasaron las generaciones y se fueron casando con otras familias el decreto continuó pendiendo únicamente sobre quienes mantenían el nombre o que estaban conectados a este en la  raíz de su alma, e incluso mil años más tarde habían personas que eran consideradas sus continuadores por lo que recaía sobre ellos el castigo. Nuestros sabios dijeron que Raba y Abayé eran descendientes de Elí por lo que estaban destinados a fallecer jóvenes.  Mas ellos, siguiendo el consejo de los sabios retornaron a D´s en gran manera. Raba se dedicaba al estudio de la Torá y las acciones caritativas y logró vivir cuarenta años. Abayé estudiaba Torá y realizaba actos caritativos y vivió sesenta. Sobre esto está escrito (ídem 3:14): «Y por tanto he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será nunca expiada con sacrificio u ofrenda alguna». Nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Rosh Hashaná 18(A)) puntualizaron: «no se habrá de expiar mediante sacrificio u ofrenda pero sí lo hará mediante el estudio de la Torá y la realización de actos caritativos».

Asimismo nuestros ancestros Abraham y Sará fueron recordados por HaShem y dieron a luz a Itzjak en mérito de haber acercado personas a la Torá mediante la hospitalidad, Abraham acercaba a los hombres y Sará a las mujeres, combinando así Torá con acciones caritativas. Por ello, el anuncio del nacimiento de Itzjak les fue anunciado mientras recibían huéspedes.

Realizar «aliá» a la tierra de Israel, la tierra de la vida, así como también dedicarse a su construcción y poblamiento puede ayudar a revertir la esterilidad (ver Ievamot 64(A)).

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