Se coloca el Talit antes que los tefilín, pues estos últimos son más sagrados que el primero y es bueno que una persona vaya en ascenso por el camino de la santidad (Shulján Aruj 25:1).
Además de la intención general que debe tenerse a la hora de cumplir cualquier precepto, es decir, cumplir con el mandato Divino, la Torá nos enseña que el tzitzit tiene un propósito especial y es el de recordarnos todos los preceptos para cumplirlos. El tefilín por su parte, tiene por objetivo someter a nuestro corazón y a nuestra mente para servir a D´s, recordarnos su singularidad y la salida de Egipto (Shulján Aruj 8:8, 25:5). Estas ideas fueron impresas en los libros de rezos y si bien no es obligatorio recitarlas se debe meditar sobre estas.
Quienes cumplen con mayor excelencia esta tradición, acostumbran a envolverse en el talit y colocar los tefilín en sus casas y caminan con éstos hasta la sinagoga (Shulján Aruj 25:2). Aunque hacer esto provoque que la persona no llegue a la sinagoga entre los diez primeros, es preferible llegar a ésta con los tefilín ya colocados (ver Mishná Berurá 90:47).
Dado que los tefilín tienen santidad, está prohibido distraer la atención de ellos mientras los tiene amarrados, por esta razón es bueno tocarlos cada tanto (Shulján Aruj 28:1, ver Peninei Halajá Likutim I 9:3).