Pninei Halajá

11 – Continuación de las leyes referentes a la ingestión de bebidas alcohólicas

Se cumple con el deber de beber alcohol en Purim con cualquier bebida, si bien es preferible que sea con vino, pues el milagro original fue con esta bebida. Quien se alegre más con otra bebida que la beba, ya que el deber principal es alegrarse y si el vino lo alegra en algo, que comience con vino, en recuerdo del milagro.

Las mujeres también están preceptuadas de alegrarse con vino, pero deben cuidar de no embriagarse, ya que la borrachera es más desagradable en una mujer que en un hombre y además rompe con las reglas del recato en las que las mujeres se distinguen más que los hombres.

Quien por experiencia ya sabe que al beber se pone melancólico, llora o le duele la cabeza, es mejor que beba solo un poco más de lo que bebe comúnmente y de esa manera cumple, ya que el precepto es alegrarse y si por efecto de la bebida se entristece, está anulando el cumplimiento del precepto. Solo si la persona al llorar lo hace de alegría, como por ejemplo, si le alegra poder llorar por cuestiones trascendentes como el caso de la situación del Pueblo de Israel o las ansias de reconstrucción del Templo, o por no haber podido aún retornar a D´s con total plenitud, puede entonces beber «hasta no diferenciar».

Quien ya sabe por sí mismo, que en estado etílico su conducta puede ser desenfrenada, pudiendo agredir a otras personas o pudiendo acabar vomitado y al borde de la inconsciencia, humillándose así en público, mejor que solamente beba un poco más de lo que acostumbra normalmente y que no se angustie por no poder beber «hasta no diferenciar». Y si bien dijeron nuestros sabios que (Tratado de Eruvín 65(A)): «Al entrar el vino sale el secreto» de modo que, aparentemente se devela un aspecto que anida en el interior del ser que tiende a la violencia o la animalidad, por otra parte aseveraron nuestros sabios que «la recompensa es proporcional al esfuerzo», y dado que en la práctica esta persona ha logrado controlarse desde el punto de vista espiritual, de hecho ha obrado ya una enorme corrección en su ser.

A los efectos de poder cumplir cabalmente con el precepto de alegrarse, es menester saber que el alcohol ejerce su pleno efecto a los veinte minutos después de su ingestión. Algunas personas erradamente beben una copa de vino o un vaso de aguardiente y como a los cinco minutos no sienten efecto alguno, beben más copas para asegurarse de que lograrán llegar al grado de «hasta no diferenciar», y entonces a los veinte minutos comienzan a hacer efecto acumulativo todas las copas bebidas y de repente la persona queda sumida en una profunda embriaguez, que los lleva a conductas bestiales y a vomitar humillándose así ante los presentes. Por esta razón es necesario saber cómo beber y cómo alegrarse, esperar entre copa y copa una media hora y combinar la bebida con la ingestión de alimentos, para así poder alegrarse como lo indica la norma a lo largo del día de Purim.

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