Pninei Halajá

01) El significado del vino

El vino extraído de las uvas es una bebida poseedora de características especiales, por una parte, alimenta y por la otra alegra en virtud del alcohol que contiene. Así como el El Santo Bendito Es bendijo a las uvas, que en sus hollejos están adheridos hongos que provocan el proceso de fermentación («shmarim») y cuando se apisonan las uvas y se deja al jugo reposar junto a los hollejos este proceso tiene lugar y transforma los azúcares en alcohol. Es así como se produce el vino que es poseedor de un sabor profundo y especial acompañado del alcohol que deleita. La uva es la única fruta que, de modo natural, sin necesidad de que medie conocimiento profesional alguno o instrumentos especiales, si es pisada y dejada en reposo para que fermente se habrá de transformar en una bebida nutriente que contiene alcohol. Incluso el Rey David, en su cántico de alabanza a las maravillas de la creación, menciona al vino que alegra, tal como está escrito (Salmos-Tehilim 104:15): «El vino alegrará el corazón humano».

Se suele pensar de manera superficial que corresponde que un justo que desea vivir una vida de santidad, debe procurar un estado de ánimo o actitud apagada y triste, alejándose en lo posible de la vida concreta a los efectos de no verse arrastrado por las pasiones negativas, la conducta irreverente y la soberbia. Sin embargo, según nos instruye la Torá, la santidad debe manifestarse en todas las áreas de la vida, tanto en el ámbito espiritual como el material, con el deleite espiritual así como el buen gusto. No solamente el alimento esencial para la nutrición humana posee valor sino también el vino que alegra.

Si bien cada judío se ve colmado de deleite espiritual cuando se encuentra conectado a la Torá y a los preceptos, mientras que el cuerpo no participe de esa alegría no solo este padece de incompletitud, sino que también su regocijo espiritual es incompleto. Por eso, la persona debe aspirar a la integración de cuerpo y alma, y cuando disfruta en virtud de una acción positiva que realizó es bueno que haga partícipe a su cuerpo de tal alegría. Esta es la razón por la cual nuestros sabios estipularon que en todo evento de importancia que posee valor espiritual se bendiga sobre una copa de vino, para que el júbilo espiritual se vea acompañado por el regocijo material. Es así como instituyeron que se bendiga sobre una copa de vino en el compromiso nupcial («Erusín») y en el acto del enlace matrimonial («Nisuín»); asimismo se bendice sobre una copa de vino para el «Brit Milá» o circuncisión y otra en la ceremonia de la liberación del primogénito o «Pidión Haben», una copa de vino para el «Kidush» de Shabat y las festividades, así como para la «Havdalá». Incluso después que una persona come en grupo y le agradece a D´s por medio del «Birkat Hamazón», nuestros sabios dispusieron que se bendiga sobre una copa de vino para que la ingesta y el agradecimiento que de esta se deriva tenga lugar con alegría (arriba 5:13-15).

A este respecto, nuestros sabios afirmaron (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 35(A)) que «No se recitan cánticos sino sobre el vino». El cántico es una expresión de completitud y esta debe incluir conjuntamente la espiritualidad y la materialidad (Ein Aiá allí). Así dijeron en el Zohar (III 189:2): «No hay santidad sino a través del vino y no hay bendición salvo con vino».

También la Torá fue comparada al vino (Talmud Babilonio Tratado de Ta´anit 7(A), Sifrí Devarim 11:22), y ella también está dirigida a reparar el mundo todo, tanto en en el plano espiritual como el material, con la verdad pura y la alegría esencial. Incluso el pueblo de Israel, que fue creado para revelar la palabra de HaShem en el mundo de manera perfecta, fue comparado a la vid (Ishaiahu-Isaías 5:1-7, Shemot Rabá 44:1).

Por eso, el voto del nazareo («nazir») de no beber vino implica un cierto aspecto pecaminoso (Talmud Babilonio Tratado de Ta´anit 11(A)) pues el asceta se abstiene de la alegría física que puede contribuir a su completitud. Raba dijo sobre su persona que en mérito del vino que bebió y el buen aroma que olió delbuen vino, su mente se abrió a las innovaciones (jidushim) en el estudio de la Torá (ver ídem Yomá 76(B)).

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