Pninei Halajá

02) El peligro de embriagarse

Todo elemento material, si se ve acompañado de valores espirituales, no sólo que no daña a la persona sino que la beneficia y le ayuda a manifestarse como tal. Empero cuando la materialidad se torna el factor principal, desplaza a la espiritualidad y lleva al hombre a tornarse grosero y tosco. Más aun, en el caso del vino, que posee una vitalidad enorme y expresa la efervescencia de la vida material, el riesgo que conlleva es especialmente elevado. Y quien se hace adicto a su ingesta y bebe más de la cuenta se torna ebrio e indecoroso, su criterio y su consciencia se esfuman y la inclinación al mal se apodera de él. Por ello existen graves advertencias tanto en la Torá, en los profetas, en los hagiógrafos como en las enseñanzas de nuestros sabios en el sentido de no abusar del consumo de vino.

En la Torá aprendimos que Noaj y Lot decayeron moralmente y se vieron denigrados por efecto de la ingesta de vino (Bereshit Rabá 36:4). Incluso el árbol del conocimiento del bien y del mal con el cual pecó el primer hombre era, en opinión de Rabí Meir una vid, y tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Sanhedrín 70(A)): «no hay cosa que genere en el hombre gritos desgarradores como el vino». También sobre los hijos de Aharón se dijo que murieron por haberse embriagado a causa del vino al momento de ingresar al Tabernáculo (Vaikrá Rabá 12:1).

Asimismo, en los libros de los profetas aprendimos de amonestaciones dirigidas a quienes se ven arrastrados a la ingesta excesiva de vino, al punto de que el exilio mismo fue causado por un pecado ocasionado por el vino (Bereshit Rabá 36:4). Sobre las diez tribus se ha dicho (Amos 6:6-7): «Bebieron de fuentes de vino y se ungieron con el primer aceite sin conmoverse por las profecías de la desgracia. Por ello ahora saldrán en cautiverio al frente de los exiliados». Sobre las tribus de Iehudá y Biniamín está escrito (Ishaiahu-Isaías 28:7): «Y ellos también erraron por el vino y se extraviaron a causa del licor».

En el libro de Proverbios se nos advierte (23:20-21) «No seas de los que abusan de la ingesta del vino y la carne pues quien devora y bebe en desmedida se empobrecerá». También está escrito (ídem 29:30): «¿Quién grita desgarradoramente? ¿Quién padece de pleitos y golpizas? Aquellos que beben hasta tarde y procuran el buen vino».

Asimismo encontramos en los escritos de nuestros sabios –de bendita memoria- numerosas advertencias respecto de que el vino puede llevar a la persona a empobrecer y aislarse, y provocarle incurrir en pecado (ver Talmud Babilonio Tratado de Sanhedrín 70(A), Vaikrá Rabá 12:5).

Dijeron también: «hay quien bebe vino y le sienta bien y hay quien bebe vino y le sienta mal. Un estudioso de la Torá bebe y le sienta bien, el ignorante (Am Haaretz) bebe y le sienta mal» (Talmud Jerosolimitano Tratado Ma´aser Shení 4:6). Esto obedece a que un estudioso sabe beber en la justa medida, por lo que la bebida le suma alegría y lo refuerza en el servicio de D´s, tanto en el ámbito espiritual como material. Además, aseveraron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 71(A)) que hoy, tras la destrucción del Templo de Jerusalém «quien desee realizar una libación sobre el altar – que llene las gargantas de los estudiosos de la Torá con vino».

Tan peligrosa es esta ingesta, que el verdadero vino, el bueno y vigoroso, HaShem lo ocultó desde los seis días de la creación. Así entonces, los judíos que arriesgaron sus vidas hasta la misma muerte en el exilio, y a pesar de las enormes dificultades continuaron estudiando la Torá -dulce como la miel- demostrando que la fe en HaShem era el centro de sus vidas, a ellos, D´s les habrá de servir en el futuro este vino atesorado de las uvas primigenias (Bamidbar Rabá 13:2).

Por ello, el vino está vinculado a lo esotérico (ver Talmud Babilonio Tratado de Eruvín 65(A)), pues con suma facilidad puede arrastrar al hombre a pecar, pero cuando este pone énfasis en su espiritualidad e interioridad, el vino se suma a la santidad y revela su naturaleza benigna (Pninei Halajá Zmanim 16:12). En el futuro se revelarán por completo los secretos encerrados en la alegría física, y tal como dijeron en el Zohar HaNe´elam (I 135:2): «El vino añejo de las uvas de los seis días de la creación, son cuestiones pretéritas que no fueron reveladas al ser humano desde el tiempo de la Creación y serán reveladas a los justos en el Futuro por venir».

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