Pninei Halajá

06) Frutos ácidos (inmaduros) y silvestres y la caña de azúcar

Frutos cuyo sabor es ácido pero que son comestibles en caso de gran necesidad – si crecieron y maduraron de manera natural – se recita por ellos la bendición correspondiente. Si su sabor es ácido por no haber madurado aún – los eruditos debatieron si se puede o no recitar por ellos su bendición por lo que es mejor bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró».

En el caso de frutos que crecen en árboles no frutales que no son tan sabrosos, como las manzanas pequeñas y las peras diminutas que crecen en árboles silvestres, si bien son comestibles en caso de apremio, dado que no fueron plantados con ese propósito carecen de importancia y por estos se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Aunque se hayan cocido estos frutos y tornado sabrosos, dado que no fueron plantados con el objeto de producir frutos, carecen de importancia y se bendice por estos «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 203:4-5). Asimismo, en el caso de las espigas que crecen silvestres y poseen determinado sabor – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 204:1). Empero en el caso de frutas sabrosas, aunque hayan crecido en árboles silvestres se recita «Boré Prí Haetz» (Mishná Berurá 203:5, 204:18-19). Por lo tanto, por el fruto del cactus o la tuna (sabres) que es sabroso se recita «Boré Prí Haetz» (Kaf HaJaím 202:6). Asimismo, por nueces sabrosas que crecen en árboles silvestres se recita «Boré Prí Haetz».

Por la succión de una caña de azúcar se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» y si bien esta crece de la tierra por lo que hay quienes consideran que se debería recitar «Boré Prí Haadamá», como no se come la caña misma sino que únicamente se succiona su jugo – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 202:15, Mishná Berurá 76).

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