Pninei Halajá

14 – La costumbre de los ushpizín

Tal como aprendimos (Pninei Halajá Mo’adim 1:11) es precepto de la Torá hacer participar de la alegría de los Yamim Tovim a las personas pobres o solitarias invitándolas a las comidas festivas, tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 16:14): «Y te regocijarás en tu festividad tú, tu hijo y tu hija, tu esclavo y tu esclava, el Leví, el prosélito, el huérfano y la viuda que está en tus ciudades». Estos son los ushpizín (invitados) que resulta preceptivo invitar a la sucá. Respecto de esto dijeron nuestros sabios en el Zohar que corresponde invitar también a la sucá a los ushpizín ilaín (invitados superiores) que son las almas de los siete justos: Abraham, Ytzjak, Ya’akov, Yosef, Moshé, Aharón y David, cuya luz reluce en la festividad de Sucot. Cada día, la luz de uno de ellos ilumina más, y en ese día ese justo es el que ingresa primero a la sucá seguido de los otros seis.

Así nos narra el Zohar (Emor III 103:2 – 104:1) sobre la costumbre de Rav Hamnuna Saba, que cuando ingresaba a la sucá estaba contento, se paraba en la entrada de su sucá, del lado de adentro y saludaba con las siguientes palabras: Sentaos invitados superiores sentaos, sentaos invitados de la fe sentaos. Alzaba sus manos en señal de alegría y decía: Feliz nuestra porción, feliz la porción de Israel que están sentados en la sucá, pues todo aquel que tiene parte en el pueblo sagrado y en la tierra sagrada se sienta a la sombra de la fe para recibir la luz de los siete justos que visitan la sucá, para regocijarse en este mundo y en el Venidero.

Y a pesar de que tiene el mérito de recibir a las almas de los justos, el anfitrión debe tener el recaudo de alegrar a las personas necesitadas, pues la porción de los alimentos que debería haber servido a los siete justos les corresponden a los menesterosos. Quien se sienta bajo la sombra de la fe de la sucá y agasaja a los invitados superiores, invitados de la fe, y no otorga su porción a los pobres, los justos se levantan de su mesa porque no se debe uno agasajar en lo de un tacaño, tal como fue dicho (Mishlei-Proverbios 23:6-7): «No comas el pan de aquel que tiene ojo maligno, ni anheles sus manjares deliciosos». Pues la mesa que preparó no es la mesa del Santo Bendito Él sino la suya propia, tal como fue dicho (Malají-Malaquías 2:3): «Y arrojaré estiércol sobre vuestra faz el estiércol de vuestros sacrificios festivos». Ay del anfitrión en el momento en que los invitados de la fe se levantan y retiran de su mesa». Nuestro patriarca Abraham, que durante todos sus días estaba en los cruces de los caminos esperando para invitar huéspedes a compartir su mesa se levanta y dice: «Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres malvados» (Bamidbar-Números 16:26) y todos los demás invitados superiores se retiran tras él. Al momento de salir nuestro patriarca Ytzjak dice (Mishlei-Proverbios 13:25): «el vientre de los inicuos padecerá necesidad», nuestro patriarca Ya’akov dice (ídem 23:8): «El bocado que has comido, lo vomitarás» y los demás justos exclaman: «Pues todas las mesas se colmaron de vómito hasta no haber lugar limpio» (Yshaiahu-Isaías 28:8).

Además, dijeron en el Zohar: No diga una persona comeré, me saciaré y beberé primero y de lo que quede daré a los necesitados, sino que en primer lugar debe darles a ellos. Si se conduce como debe y alegra a los menesterosos y sacia su apetito e Santo Bendito Él se regocija junto al anfitrión. Y nuestro patriarca Abraham exclama en su dirección: «Entonces te deleitarás en HaShem y Yo te haré montar por las alturas de la tierra» (ídem 58:14). De igual manera, todos los justos exclaman hacia él versículos de bendición tal como se menciona en el Zohar. Feliz de quien es meritorio de todo ello.

Cabe agregar, que también aquella persona que da tzedaká a las personas necesitadas antes de la festividad en una medida acorde a sus ingresos cumple con el precepto, ya que se preocupa de hacerlas partícipes de la alegría festiva. De todas maneras, es mayor precepto agasajar a las personas necesitadas en la propia sucá. Y en nuestra generación es oportuno reforzarse especialmente en esto, ya que en nuestros días es menos común dar con personas hambrientas, pero por otra parte se multiplicó el número de las personas sumidas en la tristeza y solitarias y es un gran precepto esforzarse en invitarlas a participar de la alegría festiva.

En muchos sidurim figura un formato de invitación para los ushpizín ilaín (invitados superiores) cada día. El orden aceptado es el siguiente: Abraham, Ytzjak, Ya’akov, Moshé, Aharón, Yosef y David. Así acostumbran a proceder los sefaradíes y los jasídicos (Kaf HaJaím 639:8). Según la tradición ashkenazí el orden es el siguiente: Abraham, Ytzjak, Yaákov, Yosef, Moshé, Aharón y David (Sidur del Shelá). Hay quienes acostumbran a estudiar cada día algo relacionado al invitado (ushpiz) especial de ese día. Y hay algunos que acostumbran que quienes detentan nombres similares a los del invitado superior de turno, organizan en esa precisa noche una fiesta en su sucá y sirven a los invitados vino y algo de comer, e invitan a estudiosos para que hablen palabras de Torá.

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