Pninei Halajá

02- La Fiesta de la Recolección

Sucot recibe también el nombre de Fiesta de la Recolección, tal como fue dicho (Shemot-Éxodo 34:22): «la festividad de la Recolección, al concluir el año», debido a que coincide con la temporada en la cual se termina de recolectar la cosecha de granos y las demás frutas de los campos y son llevadas a las asas y a los depósitos. Asimismo, fue dicho (Devarim-Deuteronomio 16:13): «La fiesta de las Cabañas habrás de hacer durante siete días, cuando recojas de tu era y de tu lagar» (igualmente en Vaikrá-Levítico 23:39).

Las tres fiestas de peregrinación (Sheloshet HaRegalim) están vinculadas a las temporadas agrícolas en las que caen, tal como fue dicho (Shemot-Éxodo 23:14-16): «Tres veces en el año ofrecerás sacrificios ante Mí. La festividad de los Panes Ázimos … Y la festividad de la Siega: las primicias de tus labores, lo que sembrares en el campo y la festividad de la Recolección, al concluir el año, cuando tú recojas el fruto de tus labores del campo». La festividad de Pesaj en la primavera, cuando todo comienza a crecer, la de Shavu’ot al completarse la siega de la cosecha de granos y que marca el comienzo de la recolección de las frutas de los árboles, y finalmente la de Sucot al culminar la recolección de las frutas del año. El precepto de las festividades es que en ellas nos alegremos y le agradezcamos a HaShem por el abundante bien que nos ha prodigado, y por ello, la alegría en Sucot es mayor, pues en esta fiesta terminamos de recolectar la cosecha de todo el año (Ver Pninei Halajá Mo’adim 1:2, 13:4-5).

El ciclo natural que acontece en este mundo refleja el proceso espiritual que tiene lugar en los ámbitos superiores. Pesaj es un tiempo de inicio y renovación, por ello en estos días salimos de Egipto y nos transformamos en un pueblo. La festividad de Shavu’ot es el tiempo de maduración del proceso de crecimiento de la cosecha de granos y por ello, fue entonces que recibimos la Torá. La festividad de Sucot es el tiempo de culminación de la recolección de la cosecha de granos y las frutas y su posterior acopio en la casa, y lo mismo ocurre en la esfera espiritual, es el tiempo de recoger los frutos espirituales que obtuvieron los hijos de Israel al salir de Egipto y deambular por el desierto e ingresarlos a la casa, esto es, a la tierra de Israel que es el hogar de todos los judíos. Y tal como escribiera Abarbanel en su comentario (a Devarim-Deuteronomio 16:13), el aspecto central de la alegría de Sucot es el acto de recibir en herencia la tierra de Israel. La fiesta de las Matzot, se celebra por la singularidad de Israel que se manifestó en el éxodo, la de Shavu’ot por la entrega de la Torá y la de Sucot, por la herencia de la tierra patria.

En Sucot concluyen dos períodos: el extenso que es el de las tres fiestas de peregrinación, que coincide con el ciclo de las estaciones agrícolas, de modo tal que cada invierno este proceso vuelve a iniciarse por medio de la preparación de los suelos y la siembra. En primavera irrumpen el florecimiento y el crecimiento y entonces tenemos el mérito de recibir la festividad de Pesaj en la cual se reveló la singularidad del pueblo de Israel, ya que HaShem nos escogió de entre todas las naciones. Luego en la festividad de Shavu’ot se completa la siega de la cosecha de la cual proviene la principal fuente de alimento humano, y es entonces que logramos captar la luz de la Torá que es el fundamento principal de nuestras vidas. El proceso de la recolección de los frutos se prolonga a lo largo de todo el verano hasta su culminación en la festividad de Sucot. Resulta entonces que todos los frutos del año, tanto físicos como espirituales se van reuniendo en Sucot, y en virtud de ello se trata de la más alegre de las fiestas del calendario anual.

El período breve está vinculado al proceso de retorno en arrepentimiento y de expiación por el cual pasamos durante los meses de Elul y Tishrei. Junto a todas las cosas buenas que realizamos a lo largo del año, el ser humano es también capaz de pecar, y para completar el año lo más positivo posible, es necesario retornar en arrepentimiento (lajazor bitshuvá). Es decir, limpiarse y refinarse de todo el mal que se adhirió a nosotros. Esta es nuestra labor espiritual en el mes de Elul, Rosh HaShaná, los Diez Días de Retorno y Yom Kipur. Por mérito del retorno en arrepentimiento, la expiación y el refinamiento, el bien que captamos a lo largo del año se torna límpido y ‘filtrado’ de todo mal que se le pudiese adherir, y de ese modo es posible alegrarse doblemente en la fiesta de la recolección (Jag HaAsif).

Nuestro maestro, el Rav Kuk, de bendita memoria, agregó a esto una explicación, que si bien el retorno en arrepentimiento es muy importante ya que refina el corazón y purifica las acciones desagradables realizadas, a este proceso se le suma un cierto dolor que causa el debilitamiento de la buena voluntad y la fuerza vital. Por ello, la compleción del proceso de retorno se lleva a cabo por medio de la alegría sagrada de la festividad de Sucot que vuelve a potenciar la buena voluntad y la vitalidad pura (Orot HaTeshuvá 9:10).

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