Pninei Halajá

10 – El etrog producto de un injerto (‘murkav’) y su pequeña saliente (‘pitam’)

El “fruto del árbol hermoso” que se nos ordenó tomar en la festividad de Sucot es el etrog, y la identidad del fruto se ha transmitido en el pueblo de Israel de generación en generación. Y tal como en cualquier otro tipo de fruta encontramos numerosas variedades, de igual manera lo hacemos en el caso del etrog, siendo algunos de mayor tamaño y otros de menor, algunos son de color amarillo y otros exhiben tonalidades de verde, pero todos estos son aptos.

En los últimos siglos surgió un problema, y es que la gran mayoría de los etroguim eran cultivados por gentiles y dado que se trata de un árbol delicado y sensible tiende a padecer enfermedades, por lo que a efectos de fortalecerlo y prolongar su período de vida los gentiles solían realizar injertos de etrog en árboles de limón o de naranja Sevilla o amarga (Citrus Aurantium). Si bien algunas autoridades halájicas se mostraron flexibles hacia este tipo de fruta, se sentenció para la halajá que un etrog que creció por medio de un injerto (‘murkav’) no es apto. Esto es así ya que la Torá nos ordenó tomar un etrog, y aquel que es el resultado de un injerto entra en la categoría de ‘nueva creación’, o híbrido de dos frutas diferentes, el etrog y la especie del árbol en el cual fue injertado (Ramá, Maguén Abraham y Shevut Ya’akov).

Otros juristas entienden que el etrog en cuestión no es apto por ser el resultado de una transgresión, ya que está prohibido realizar injertos de una especie en árboles con otra (Levush). En la actualidad, los productores de etroguim tienen el recaudo de plantar árboles que no son el resultado de un injerto y por ello es posible confiar en los comerciantes cuando sostienen que los etroguim que tienen a la venta no son ‘murkavim’.

Todos los etroguim poseen en un inicio una pequeña saliente en su extremidad llamada ‘pitam’ la cual se seca y cae cuando los frutos son aún muy pequeños.

Estos etroguim carentes de pitam son aptos a priori, y no adolecen de carencia alguna, ya que esa es su forma natural. Hay variedades de etrog que tienden en mayor medida a desarrollar un pitam, a veces en esta saliente permanece pulpa de fruta en estado lozano y por lo tanto llamamos a estos ‘etroguim carnosos’ y otras veces, el área se seca y por ello denominamos a la saliente ‘pitam arbóreo’ (‘haetzí’). Existe un tipo de producto que se aplica en aerosol y detiene el secamiento del pitam y su posterior caída, y es empleado por aquellos agricultores que desean cultivar ‘etroguim carnosos’.

El pitam carnoso es de un aspecto similar al del etrog, y posee en su interior pulpa frutal similar a la suya, y en su extremidad encontramos una ‘shoshanta’ que es una suerte de flor que se secó y adoptó aspecto similar a la madera. La norma que aplica al pitam carnoso es idéntica a la del resto del etrog, y toda mancha o carencia que inhabilita a la parte superior del etrog (‘jotem’) inhabilita también a la parte carnosa del pitam. Respecto de la ‘shoshanta’, si fue retirada por completo el etrog no será apto, y si quedó de esta una parte que cubra la pulpa del pitam – el etrog será apto.

Sin embargo, la norma referente al ‘pitam arbóreo’ es más sencilla, si es retirado en su totalidad al grado de que nada sobresale, el etrog no será apto. Y si queda de este una pequeña parte que sobresalga por sobre la altura del etrog – este será apto (Shulján Aruj 648:7, Mishná Berurá 30).

Si es arrancado todo el cabo (‘oketz’), esto es, la parte del fruto que lo conecta con la rama, al grado de que la pulpa del etrog queda al descubierto, este no será apto para el primer día festivo por cuanto que presenta una carencia. Si quedó algo del cabo para cubrir la pulpa del etrog – este será apto (Shulján Aruj 648:8, Mishná Berurá 33).

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