Pninei Halajá

08- Hadas

La “rama de árbol frondoso” es la del mirto, sobre la cual crecen triadas de hojas y se ve cual entramado, cubriendo al tallo hasta hacerlo verse como una rama gruesa o frondosa. Es preciso que las tres hojas surjan en una misma línea, a una misma altura, pero si dos de las hojas salen a un nivel y la tercera más arriba o más abajo de estas – no estamos ante una “rama de árbol frondoso” sino ante un mirto corriente (‘shoté’) que no es apto para el cumplimiento del precepto (Tratado de Sucá 32(B), Shulján Aruj 646:3). De modo natural, cuando los hadasim crecen vigorosamente generan tres hojas en cada una de sus líneas. No es preciso extremar en revisaciones al respecto, sino que, si a ojos de la persona las hojas crecen en triadas a una misma altura del tallo, entonces estamos ante un mirto triple, aunque en la práctica alguna hoja crezca un poco más arriba que otra.

Junto con el lulav, deben tomarse tres ramas de hadas y cada una de ellas debe tener una longitud de al menos tres palmos, que son unos 24 cm., y en caso de gran necesidad alcanza con 19 cm. No existe límite máximo respecto de la longitud de la rama, y aunque sea mucho mayor que las medidas mencionadas, será apta, empero es necesario tener el recaudo de que al amarrar los mirtos con el lulav, este último sobrepase a los primeros por lo menos en un palmo (Shulján Aruj 650:1-2, ver adelante 5:2).

A priori, es preciso que las hojas triples cubran los tres palmos de la rama de mirto, pues hay juristas que entienden que de no ser así el hadas no es apto (Gueonim). No obstante, en la práctica, si las hojas triples cubren la mayor parte de los tres palmos – el hadas resultará apto, pues así lo entiende la mayoría de los eruditos (Raavad, Rosh, Shulján Aruj 646:5).

También cuando la rama posee una longitud de cuatro o más palmos, si sus hojas son triples en la mayor parte de tres de estos – el mirto será apto. Y si las hojas son triples en tres palmos, aunque allende esta longitud se encuentren hojas que no lo son, el hadas será apto con excelencia, kasher lamehadrín (Bait Jadash, ver Beur Halajá 646:9, allí donde está escrito ‘ולעיכובא’).

Naturalmente, el hadas produce unos frutos que se asemejan a pequeñas uvas, que en un inicio son de color verde y luego se tornan morados y posteriormente negros. Si los frutos del hadas son verdes, el hadas es apto. De ser morados o negros, y a lo largo de tres palmos el número de frutos excediese al de hojas – el hadas será inválido ya que su color es atigrado o alternado. En caso de que los frutos sean cortados – el hadas recuperará su aptitud, mas esta actividad no ha de realizarse en Yom Tov ya que se percibe como una labor de elaboración o preparación (‘metakén’) (Tratado de Sucá 33(B), Shulján Aruj 646:2 y 11).

A veces, entre las hojas del hadas surgen nuevas ramas y es apropiado cortarlas (Sha’ar Hatziún 646:36).

En caso de que se haya cortado el extremo de la rama del hadas, es preferible tomar otra, ya que hay quienes entienden que un hadas así no es apto (Raavad y Rabí Zerajiá HaLevi). En caso de no disponerse de otra rama, debe cortarse la que se posee de modo tal que las hojas cubran el sitio que se había seccionado inicialmente, y de ese modo se podrá utilizar para el recitado de la bendición correspondiente (Shulján Aruj 646:10, Sha’ar Hatziún 32).

En caso de que las hojas se hayan marchitado, el mirto es apto. Sin embargo, en caso de que se hayan secado por completo, al grado de que se quiebren al ser tocadas por una uña, habiendo perdido su tonalidad verde y habiéndose tornado blancuzcas – el hadas será inapto. Si se puso el hadas en remojo durante un día y éste perdió las características antes mencionadas, resulta que no se secó del todo y es apto (Shulján Aruj 646:6-7, Mishná Berurá 20).

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