Pninei Halajá

09) La fuerza que proviene de un hombre («Koaj Gavra») y la canilla o llave

Nuestros sabios establecieron que el agua debía ser vertida sobre las manos desde un recipiente y que el acto del vertido debía involucrar la acción (‘fuerza’) de la persona que se lava. Ellos respaldaron esta idea en el versículo que reza (Bamidbar-Números 19:17): «…cuando haya puesto sobre él agua surgente en una vasija«. Empero una persona que mojó sus manos bajo la lluvia no cumplió con su deber, pues el agua llegó a él sin que medie la vasija o recipiente y sin el concurso de su fuerza o accionamiento personal.

Por ejemplo, calentadores de agua («samovares») que poseen una canilla o llave en su parte inferior son unánimemente considerados recipientes, por lo que está permitido inclinar el calentador hasta que el agua salga del mismo y en un caso así se considera que medió la fuerza de la persona y por ende se cumplió con la ablución. Surge la pregunta de si es válido abluir las manos abriendo la canilla o llave del agua que se encuentra en la parte inferior del calentador. Por una parte, el agua sale por efecto de la fuerza personal de quien abrió la canilla o llave, por la otra, su acción solamente retiró un obstáculo que impedía la salida del agua y esta salió por sí sola. En un caso así surge la pregunta de si esta acción implica o no la participación de la fuerza de la persona o «Koaj Gavra». La halajá final considera la apertura de la canilla o llave como un acto en el cual participa el vigor personal, empero una vez que esta es abierta se considera que el agua fluye por sí sola por lo que no es apta para la ablución de las manos. Por lo tanto, quien desee lavar sus manos usando agua que sale de la canilla o llave del calentador, debe colocar su mano bajo esta, con la otra abrirla y una vez que el agua comenzó a fluir – deberá cerrarla y así repetir esta acción hasta que el agua alcance a mojar toda la mano, pues es posible culminar la ablución vertiendo agua varias veces de manera continua (Shulján Aruj 159:9, Mishná Berurá 162:30).

Todo esto aplica cuando se trata de una canilla o llave que es parte de un recipiente, empero de una canilla o llave común como la que tenemos en la pileta de la cocina o el fregadero, no se puede abluir las manos pues, aunque el agua que fluye tras abrir la canilla es el resultado de la fuerza personal, el caño o tubo del agua no entra en la categoría de recipiente y ya vimos que la ablución requiere del uso de este.

Se puede lavar las manos sin usar recipientes y sin recurrir a la fuerza personal introduciéndolas en una Mikve, en un manantial, en un río o en el mar. Esto obedece a que la Mikve posee un mayor poder purificador que la ablución pues purifica el cuerpo entero y por lo tanto obviamente que purifica las manos. Por la inmersión de las manos en una Mikve se debe recitar la bendición «Al Netilat Iadaim» (ver Shulján Aruj 159:14-20).

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