Pninei Halajá

08) El recipiente

El lavado que purifica las manos antes de la comida debe realizarse mediante un recipiente, emulando a los cohanim quienes santificaban sus manos y pies con agua proveniente del «kior» que era un utensilio que contenía agua. De no mediar el uso de un recipiente, la ablución de manos no es válida. Por ejemplo, si una persona recoge agua en sus palmas y la vierte sobre las manos de su compañero este último no cumplió con su deber, por cuanto que en el lavado no medió un recipiente. Asimismo, quien llena una bolsa de nylon con agua y desde esta vierte agua sobre sus manos – no cumplió con su deber, por cuanto que la bolsa no es considerada un recipiente.

El recipiente debe contener por lo menos un «reviít» (un huevo y medio que equivale a unos 75 ml.). Si el recipiente no posee esta capacidad no es apto para la acción de la ablución (Shulján Aruj 159:1).

Un recipiente que está averiado o perforado, si al ser sumergido en líquido este puede ingresar a través del orificio de la avería («konés mashké») – no es apto para la acción de la ablución. Cuando el recipiente contiene en su interior agua y esta gotea de modo constante, sin dudas que esta avería entra en la categoría de «konés mashké», por lo que no es apto para ser usado en la ablución (Shulján Aruj 159:1, Mishná Berurá 7).

Si el orificio de la avería es más amplio y a través de este sale agua en una cantidad que permite lavar las manos y hasta la altura del orificio el recipiente puede contener un volumen equivalente a un reviít, se podrá realizar la ablución vertiendo el agua a través del orificio (Shulján Aruj 159:2).

De existir una quebradura en el borde del recipiente, este sigue siendo apto para realizar la ablución empero es necesario tener la precaución de verter el agua a través del sitio donde el borde se quebró, pues sólo hasta la altura de la rotura el agua permanece dentro del recipiente sin fluir hacia afuera; lo que está por encima de la rotura, por cuanto que no puede retener el agua en su interior, no se lo considera recipiente y no es apto para la ablución. Asimismo, se permite lavar las manos vertiendo agua de una jarra que tiene una suerte de embudo o tubo estrecho de salida en su borde, empero si este tubo se encuentra en un sitio de la jarra más bajo que su borde habitual se debe verter el agua sobre las manos a través del tubo. Asimismo, se permite verter agua sobre las manos desde una caldera o pava; sin embargo si el pico vertedor se encuentra más abajo que el resto del borde de la tapa, se deberá necesariamente verter el agua sobre las manos desde el pico vertedor, pues la pava o caldera retiene agua solamente hasta esa altura (Mishná Berurá 159:24).

Hay quienes dicen que, a priori, no se debe usar un vaso desechable de plástico o cartón para abluir las manos, dado que no se lo considera como recipiente duradero ya que será arrojado a la basura inmediatamente después de ser utilizado. Sin embargo, en la práctica, la opinión mayoritaria de los juristas considera que no hace diferencia si se usa un recipiente una o varias veces, y dado que el vaso desechable es usado como recipiente pues se bebe de él – se lo considera así a los efectos de abluir las manos (Tzitz Eliezer 12:23). Sin embargo, a los efectos de cumplir el precepto con excelencia, es mejor usar siempre un mismo recipiente que no esté destinado a ser arrojado a la basura (Az Nidberú 6:48, ver Pninei Halajá Shabat 5).

Está permitido lavarse las manos vertiendo agua desde una botella y aunque esto lleve algo más de tiempo la demora no implica problema alguno. De ser posible, es mejor que el agua fluya de modo continuo hasta alcanzar a mojar la totalidad de la mano (Mishná Berurá 162:30, ver Shaar Hatziún 27-28).

De esta halajá se puede aprender que todo ideal, por encumbrado que sea requiere de un marco definido que permite su concreción. El agua representa el contenido y el recipiente el marco sin el cual el agua no puede purificar las manos.

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