Pninei Halajá

02 – Preparación y purificación durante el conteo del Omer

El vínculo entre el Santo Bendito Él y el pueblo de Israel se asemeja al vínculo entre un novio y una novia, tal como está escrito (Ishaiahu-Isaías 62:5): «…así como el novio se regocija sobre la novia se regocijará sobre ti tu D’s». Además, está escrito (Irmiahu-Jeremías 2:2): «Así ha dicho HaShem, recuerdo la gracia de tu mocedad, el amor de tu juventud, cuando marchaste tras de Mí en el desierto, en tierras yermas«. La salida de Egipto se considera un acto de compromiso, ya que fue entonces cuando el Eterno nos diferenció entre todas las naciones y nos consagró como Su pueblo peculiar. El día de entrega de la Torá se considera el día del casamiento (Talmud Babilonio Tratado de Ta’anit 26(B)) porque por medio de la Torá vivimos apegados al Santo Bendito Él.

Dijeron nuestros sabios que tras la salida de Egipto los hijos de Israel no podían aún recibir la Torá porque durante el tiempo de la esclavitud se encontraban sumergidos en cuarenta y nueve niveles de impureza. Al igual que una mujer que pasa por el ciclo de impureza menstrual debe contar siete días para purificarse para su marido, de igual manera los hijos de Israel debían contar siete semanas para purificarse de la impureza egipcia y ser dignos de conectarse con el Santo Bendito Él (Zohar Emor 97).

El número siete alude a la realidad natural en todos sus componentes, ya que el mundo fue creado en siete días. En la práctica, vemos que todo objeto material posee seis lados – cuatro direcciones cardinales, arriba y abajo y un séptimo aspecto que es su centro interior. Por ello, el tiempo que le lleva a una persona ascender de la impureza a la pureza consiste en siete días, ya que en ese lapso de tiempo una persona se prepara para pasar del estado inferior al superior en todos sus aspectos. Resulta entonces que una mujer que se purifica del período menstrual cuenta siete días para estar pura para su marido. Sin embargo, para que el pueblo de Israel puediera apegarse a HaShem y recibir la Torá Divina que pertenece al mundo superior, tenían que llevar un conteo mucho más profundo. En lugar de siete días, siete semanas. En este conteo cada uno de los siete números aparece en cada uno de sus siete aspectos de modo tal que todos los niveles incluidos en este mundo se efectivicen por completo. De esta manera, el proceso de purificación previo a la entrega de la Torá se lleva a cabo en completitud, cada aspecto de nuestro carácter opera un refinamiento y expresa tanto el anhelo como la expectativa por el recibimiento del obsequio Divino. Así, tenemos el mérito de ascender a un estadio superior, más allá de los ámbitos de la naturaleza y recibir la Torá Divina por medio de la cual reparamos y elevamos el mundo hacia su redención.

Durante esas siete semanas los hijos de Israel esperaban y anhelaban recibir la Torá. Tal como nos explica el Midrash, cuando Moshé anunció a Israel que tras salir de Egipto servirían a D´s sobre el Monte Sinaí y recibirían la Torá, ellos le preguntaron: ¿Cuándo tendrá lugar ese servicio Divino? Les respondió: Al finalizar cincuenta días. En razón de su gran amor contaban cada día y decían: ya pasó el primer día, ya pasó el segundo día… Así todos los días (Shibolei HaLeket 236). De ese modo la Torá pudo perdurar en ellos, tal como dijeran nuestros sabios (Mishná Avot 3:9): «Todo aquel cuyo temor al pecado antecede a su sabiduría, esta última perdura, y todo aquel cuya sabiduría precede a su temor al pecado – su sabiduría no perdura».

La purificación y la preparación resultan tan importantes de cara al recibimiento de la Torá, que el nombre principal de la festividad se deriva de estas: Jag HaShavu’ot o Festividad de las Semanas, tal como está escrito (Devarim-Deuteronomio 16:9-10): » Siete semanas habrás de contar: desde que empieza la hoz a cortar la mies, comenzarás a contar siete semanas. Y harás la festividad de las semanas (Shavu’ot) ante HaShem tu D’s». Asimismo, está escrito (Shemot-Éxodo 34:22): «La festividad de las Semanas habrás de hacer: las primicias de la siega del trigo».

Dado que la preparación es sumamente sustancial, se debe tener cuidado de no rezar la plegaria de Arvit de Shavu’ot antes de la salida de las estrellas para que las siete semanas se completen y la preparación para la entrega de la Torá sea completa (Mishná Berurá 494:1).

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