Pninei Halajá

01) Bendición final

Tal como nuestros sabios establecieron que una persona bendiga antes de comer, de igual manera establecieron que lo haga tras haber comido. Empero existe una diferencia entre la bendición previa y la posterior; la primera tiene por cometido agradecer a D´s poder disfrutar del alimento, y aseveraron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 35(A)) que dado que resulta claro y evidente que el hombre tiene prohibido disfrutar de cosa alguna del mundo del Santo Bendito Es sin pronunciar una bendición, no era necesario que la Torá ordenara hacerlo.

Sin embargo, después de la ingestión de un alimento, no resulta evidente que debamos recitar una bendición dado que como ya agradecimos a D´s antes de comer, aparentemente no resulta necesario volver a bendecir. Por ello, la Torá debió ordenarnos específicamente, que una vez que hayamos comido y quedado satisfechos bendigamos a HaShem una bendición general, no solamente por el alimento ingerido sino también por el bien que le ha prodigado al pueblo de Israel, tal como está escrito (Devarim-Deuteronomio 8:10): «Comerás y te saciarás y bendecirás a HaShem tu D´s por la tierra buena que te ha dado». Tal como aprendimos extensamente respecto del «Birkat Hamazón» (4:1-4), una vez que la persona comió y quedó satisfecha puede llegar a pecar de soberbia y verse arrastrada tras sus bajas pasiones y el materialismo. Además, por efecto del sabor agradable de los alimentos y la vitalidad que extrae de ellos, la persona puede elevarse alcanzando una mirada vasta sobre todo el bien que HaShem le ha prodigado al pueblo de Israel. Por ello, en el «Birkat Hamazón» no le agradecemos a D´s únicamente por el alimento ingerido, sino que a partir de este nos enaltecemos en una bendición de agradecimiento general por la tierra buena y todo lo que está vinculado a ella – el pacto (la circuncisión), la Torá, Jerusalém, el reino de David y el Sagrado Templo. De este modo también el alimento ingerido se realza, se encumbra y se le suma una positiva vitalidad. Quien no bendice tras haber comido, no destaca el aspecto espiritual del alimento, no se eleva por su intermedio y por ende dentro de sus entrañas este se torna denso impulsando a la persona hacia los planos más bajos (ver arriba 1:5).

A modo de continuación o extensión del precepto de la Torá, nuestros sabios establecieron que incluso aquella persona que no resulta satisfecha de la ingestión, si alcanzó a ingerir el volumen equivalente a un «kazait» deberá recitar bendición final. Si ingirió un «kazait» de pan deberá recitar «Birkat Hamazón»; si ingirió un «kazait» de una de las siete especies con las que fue bendecida la tierra de Israel – deberá recitar «Me´ein Shalosh»; si ingirió un «kazait» de los demás alimentos – habrá de recitar «Boré Nefashot».

¿Por qué nuestros sabios establecieron el deber de recitar una bendición final tras haber ingerido específicamente el volumen de «kazait»? Porque esta cantidad implica cierta significación amén de una utilidad determinada. Tras ingerir esta cantidad la persona queda con una sensación de bienestar a partir de la cual puede elevarse, contemplar y apreciar la bondad que influye el Creador en Su mundo y entonces, recitar una bendición. Sin embargo, la bendición inicial se recita por cualquier cantidad por mínima que esta resulte, porque se vincula específicamente al placer mismo de la ingestión y, todo aquel que disfruta, aunque sólo sea algo mínimo – debe bendecir. Empero la bendición final es de carácter más general, y solamente si queda una sensación placentera de la ingesta, es posible a partir de esta percibir el bien que prodiga HaShem al mundo y recitarla. Por ello, quien no ingirió un volumen equivalente a un «kazait» o bebió el equivalente a un «reviít» – no bendice (estas cantidades serán explicadas en las halajot 5-10).

Dado que la bendición inicial es por el disfrute de la comida, corresponde recitarla al comienzo de esta estando prohibido interrumpir entre el recitado y la ingestión (arriba 3:1). Empero la bendición final no es únicamente por el disfrute de lo ingerido sino por el beneficio y la satisfacción que obtiene la persona de lo que comió o bebió y por ello también es posible recitarla tras haber transcurrido un tiempo siempre y cuando todavía sienta satisfacción por lo que consumió (adelante halajá 12).

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