Pninei Halajá

03 – El significado de la expiación de Yom Kipur.

El vocablo «Kipurim» (plural de Kipur, expiación, n. de t.), encierra diferentes significados los cuales están íntimamente asociados a la esencia del día. Kapará significa cobertura («kisui»), así como la cortina o «kaporet» cubría el arca del pacto, de la misma forma la expiación cubre los pecados. Asimismo, el vocablo «kapará» o expiación está asociado a la palabra «Kófer» que significa rescate o sustitución, insinuando que el pecado que se deriva de las fuerzas de la impureza es sustituido y devuelto a su lugar de origen mediante el macho cabrío que se enviaba al desierto. Además, el vocablo «kapará» está asociado a limpieza por cuanto que limpia los residuos asociados al pecado. «Kapará» significa también anulación, tal como dijo Yaakov Avinu (Bereshit 32:21, Rashí allí): «Aplacaré su ira («Ajaprá Panav»), esto es, neutralizar el enojo de Esav mediante la ofrenda. La palabra «Kapará» también está asociada a apaciguamiento («pius»), ya que mediante la limpieza del pecado efectuado y su anulación, el afectado por la inacción o el ángel fiscal son apaciguados (Rashí a Proverbios-Mishlei 16:14). La palabra «Kapará» está también asociada a perfume, tal como está escrito en el Cantar de los Cantares (1:14): «ramillete de alheña (hierba aromática)» que en hebreo se dice «eshkol hakofer«, por cuanto que si el retorno tiene como móvil el amor a Hashem, las trasgresiones premeditadas se transforman en méritos, al punto de exhalar buen aroma.

Nuestros sabios nos enseñan (Tana Debei Eliahu Rabá 1) respecto del versículo: «aun los días que fueron delineados cuando todavía no había nada de ellos,» (Salmos 139:16) que se refiere al día de Kipur que es el día del año  «más alegre ante Quien creó el mundo con la palabra y lo concedió con amor al pueblo de Israel. ¿A qué se parece esto? A un rey de carne y hueso cuyos siervos y familiares evacuan los desperdicios arrojándolos frente a la puerta del palacio para luego ser transportados fuera de la ciudad… Cuando el rey sale y ve la basura se alegra de sobremanera. A esto se asemeja el día de Kipur que el Eterno otorgó con amor y alegría…cuando perdona los pecados del pueblo de Israel Su corazón no se entristece sino que se alegra y le dice a las montañas, colinas, valles y cauces de los ríos; alegraos conmigo ya que estoy perdonando al pueblo de Israel…»

Nuestros sabios dijeron (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 20(A)) que el tema central de Yom Kipur está insinuado en el nombre de «HaSatán» cuyo valor numérico asciende a trescientos sesenta y cuatro. Esto nos enseña que trescientos sesenta y cuatro días al año Satán tiene permiso para obstaculizar la Luz Divina y evitar que se revele en el mundo; así como también acusar al pueblo de Israel. Dado que el año tiene trescientos sesenta y cinco días, un día al año Satán no tiene permiso de acusar al pueblo de Israel y ese es el día de Kipur, ya que entonces se revela la raíz de la santidad de esta nación  que está conectada a Hashem.

Si el Eterno no hubiese establecido un día de perdón y expiación para el pueblo de Israel los pecados se acumularían año tras año, al punto que tras un período de varios años el pueblo de Israel y el mundo entero podrían ser pasibles del castigo de la desaparición (ver Sefer Hajinuj precepto 185).

El mero transcurso del día de Kipur expía, por lo que una persona que fallece en medio de este sus pecados son limpiados (Tratado de Kritot 7(A)). Empero, la principal expiación es operada al concluir Yom Kipur, que es cuando el ayuno llega a su punto más álgido y todos los rezos e intenciones meditativas de la jornada actúan conjuntamente (Talmud Jerosolimitano Tratado de Yomá 8:7). Por esta razón los judíos acostumbran a intensificar la oración durante el último rezo, el de Neilá.

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