Pninei Halajá

02 – Las halajot de la Sucá

01- La Sucá como vivienda temporaria

Es preceptivo habitar la sucá durante los siete días de la festividad de Sucot, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 23:42-43): “En las cabañas habitaréis siete días, todos los nativos de Israel habrán de habitar en las cabañas. A fin de que tengan conocimiento vuestras generaciones que, en cabañas Yo he hecho habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy HaShem vuestro D’s”. Y, asimismo, fue también dicho (Devarim-Deuteronomio 16:13): “La fiesta de las Cabañas habrás de hacer durante siete días, cuando recojas de tu era y de tu lagar”.

El precepto consiste en que habitemos la sucá durante los siete días de la festividad de Sucot. ¿Y qué es una sucá? Una residencia temporaria (Talmud Babilonio Tratado de Sucá 2(A)). Deben cumplirse dos condiciones para que la sucá sea considerada una residencia temporaria: a) Debe ser digna de residir en ella; b) Debe ser temporaria.

Por lo tanto, si la altura de su espacio interior es inferior a los diez palmos (unos 80 cm.) no será apta, o si el ancho de su espacio interior es inferior a los siete palmos (unos 56 cm.) tampoco lo será, pues en ese caso se trata de una construcción tan estrecha que no puede ser considerada ni como temporaria, ya que una persona sola no puede sentarse a comer en su interior por más esfuerzos que realice. Aunque la sucá fuese mucho más larga, si su ancho es inferior a los siete palmos, no es apta para la festividad (Tratado de Sucá 2(A), Mishná Berurá 634:1).

Dado que la sucá es una residencia temporaria, no es necesario que tenga cuatro paredes, con que cuente con dos y un palmo resulta suficiente. Nuestros sabios dijeron que es necesario erigir el palmo en cuestión a una distancia de por lo menos tres palmos de la segunda pared (tal como se verá más adelante en la halajá 6).

En caso que la sucá tuviese una altura superior a los veinte codos (unos nueve metros) no será apta, ya que ésta debe ser una residencia temporaria, y si el techo o sjaj se encuentra a semejante altura, se precisa contar con una construcción permanente que lo sostenga. Es preciso saber que la expresión más clara de temporalidad de la sucá debe encontrarse en el sjaj, pero las paredes pueden ser totalmente fijas siempre y cuando ello no resulte necesario a los efectos de que el sjaj pueda sostenerse. Por lo tanto, está permitido retirar el techo de la casa y en su lugar apoyar un sjaj, pues en un caso así, dado que la altura del sjaj sería inferior a los nueve metros no requiere de una construcción permanente para ser instalado.

En el caso de una vivienda cuyo techo sea de madera no es apto para sucá ya que el sjaj debe ser temporario, mientras que el techo de la casa es permanente. A los efectos de no incurrir en el error de permitir un techo de madera nuestros sabios agregaron la prohibición de emplear tablas para hacer el sjaj, ya que en esa época se solía emplear este material para el techado de viviendas, tal como se explicará más adelante (halajá 4).

Dado que la sucá es una vivienda temporaria es posible erigirla sobre una carreta, un automóvil o un barco y resulta apta para su uso incluso mientras se viaja, a condición de que sus paredes y su sjaj puedan resistir el viento imperante (Shulján Aruj 628:2, Sha’ar Hatziún 11). Dado que la sucá es una vivienda temporaria, está exenta de la necesidad de fijarle una mezuzá (Shulján Aruj Yoré Deá 286:11).

En caso de que las paredes resulten endebles al punto de que no puedan resistir el viento imperante, o en caso de que su sjaj este compuesto de espigas y hojas que habrán de secarse y caerse durante los siete días festivos – la sucá no será apta, ya que ni siquiera alcanzó el grado de vivienda temporaria (Shulján Aruj 628:2, 629:12).

02- ¿De qué está hecho un sejaj apto (kasher)?

El sejaj es el componente principal de la sucá, y es aquel que le da el nombre de ‘sucá’ a la totalidad de la estructura. El sejaj debe cumplir con tres condiciones: a) Debe ser de una especie vegetal. b) Debe haberse desconectado de su sitio de crecimiento. c) No debe haber pasado por una elaboración o procesamiento que lo habilite a recibir impureza. Explicaremos más:

La primera condición es que el material del sjaj provenga de algo que creció de la tierra, o sea, perteneciente al reino vegetal, como es el caso de un arbusto o un árbol. Sin embargo, el hierro, la tierra y el plástico, si bien se originan en el suelo, por cuanto que no son vegetales no resultan aptos para techar la sucá. Lo mismo ocurre en el caso de los cueros de animales, si bien se nutrieron de la tierra, no se los considera crecidos en ella.

La segunda condición es que el sjaj esté desconectado o extraído de su sitio de crecimiento, por lo tanto, las ramas de un árbol y las plantas enredaderas no son aptas para techar la sucá ya que permanecen conectadas a la tierra.

La tercera condición es que el sjaj no esté compuesto de algo que pudiese adquirir impureza. En términos generales, nada que esté en su forma original natural puede adquirir impureza, y una vez que es procesado para ser utilizable por el ser humano pasa a ser pasible de recibirla. Por ejemplo: troncos, ramas y hasta tablas sencillas no pueden adquirir impureza. Pero si hizo de estos recipientes o herramientas, sillas y camas – son pasibles de adquirir impureza y no resultan aptos para techar la sucá.

Juntamente con el pasaje del material a la categoría de instrumento o recipiente significativo, se torna pasible de adquirir impureza y entonces, si un cuerpo muerto o cualquiera de las demás cosas que pudiesen impurificar el objeto llegase a tocarlo se tornará impuro. Ya desde el momento en que el vegetal pasa algún tipo de transformación que lo torna en pasible de adquirir impureza se vuelve no apto para su uso como sjaj, a pesar de que en la práctica aún no se haya impurificado.

Frutas y verduras dignas de ser ingeridas pueden adquirir impureza y por lo tanto no se emplean para techar la sucá. No obstante, si son comestibles únicamente para los animales no adquieren impureza y se pueden utilizar para el sjaj (Shulján Aruj 629:9-11).

Una esterilla hecha de cañas o de paja, si fue hecha para recostarse sobre ella – se tornó ya pasible de adquirir impureza y no puede ser empleada como sjaj, pero si fue elaborada para fungir como sjaj – no es pasible de adquirir impureza y puede ser empleada para techar la sucá. En un sitio donde se acostumbra a producir esterillas únicamente para acostarse sobre ellas, aunque haya sido elaborada para hacer de sjaj, no será apta para ello por una cuestión de cómo habrá de ser vista a ojos de las personas (mar’ít ain) (Shulján Aruj y Ramá 629:6).

No se hace el sjaj con trozos de una cama o partes de utensilios, y si bien una vez rotos ya no son pasibles de adquirir impureza, nuestros sabios prohibieron utilizarlos para techar la sucá, no sea cosa que las personas se equivoquen y las utilicen para el sejaj cuando aún pueden recibir impureza (Shulján Aruj 629:1-2).

Nuestros sabios prohibieron techar la sucá con lino que se comenzó a procesar para transformarlo en hilo ya que cambió su forma natural. Por lo tanto, está prohibido usar para el sejaj papel o cartón producidos a partir de astillas de madera, por cuanto que el procesamiento que pasaron les cambió su forma natural. Asimismo, está prohibido techar con algodón (Talmud Jerosolimitano, Rambám, Mishná Berurá 629:13).

03- Su área de sombra debe superior a la soleada

El sjaj debe proteger del sol, y mientras este obstruya la mayor parte de los rayos solares será apto, ya que la mayoría es como la totalidad (Tratado de Sucá 2(A)). Y el sitio para medirlo es el sjaj. Si en este el área de la sombra supera a la asoleada, y en el piso de la sucá se ve que el área asoleada supera a la sombreada – la sucá será apta. Esto es así ya que los rayos solares por naturaleza se van ensanchando en su camino descendente, pero al hacerlo pierden su intensidad, y entonces realmente la sombra supera al sol en la sucá en cuestión.

A priori, es bueno que el sjaj produzca una sombra abundante, para que resulte agradable sentarse en el interior de la sucá, pero a su vez esta no debe ser tupida como en las residencias permanentes. O sea, a priori es bueno que por la noche se puedan divisar las estrellas a través del sjaj, o al menos destellos de sol durante el día. No obstante, a posteriori, aunque éste sea totalmente tupido al grado de que ningún rayo solar pueda atravesarlo, igualmente resultará apto (Shulján Aruj 631:3).

Si el sjaj es impenetrable al grado que tampoco la lluvia pueda atravesarlo, hay quienes entienden que la sucá no es apta para su uso ya que en su impermeabilidad se asemeja a la de una residencia fija (Rabenu Tam). A priori, corresponde tomar en cuenta esta opinión. Por otra parte, en caso de gran necesidad o apremio, si no resulta posible ralear o alivianar el sjaj, en virtud de que el día es Shabat o Yom Tov, está permitido habitar la sucá en cuestión y hasta recitar la bendición correspondiente.

Si en la mayor parte del sjaj el área sombreada predomina sobre la soleada, y en su parte menor la soleada predomina sobre la sombreada, toda la sucá resulta apta, y quienes están sentados bajo la parte en la cual el sjaj es escaso y por ende el sol predomina sobre la sombra – pueden igualmente recitar la bendición correspondiente por habitarla.

A veces el sjaj no está colocado sobre una superficie recta sino inclinada y resulta que parte de las horas del día el área soleada es la que predomina, y en otras, es justamente la sombreada la que lo hace. Según la halajá se define la aptitud de acuerdo con el estado de cosas imperante al mediodía, si para entonces la parte sombreada es mayor que la soleada, la suca será apta, y si no, no lo será (a veces, aunque al mediodía la parte soleada sea la mayoritaria, se considera al sejaj como si fuese llano, si de esa manera la sombra resulta mayoritaria, será apta, ver Shulján Aruj 631:5).

04- El decreto prohibitorio del sjaj hecho de tablas y el ‘sjaj eterno’

Una casa que está techada con tablones no es apta para sucá. Si bien las maderas en cuestión por sí solas podrían ser aptas para sjaj, ya que son de origen vegetal y no absorben impureza, la sucá precisa ser una residencia temporaria, y por ello el techo de una casa permanente no es apto para ser usado en una sucá.

A los efectos de evitar que las personas terminen habitando bajo un techo conformado por tablones, nuestros sabios decretaron que no se teche la sucá con tablas cuyo ancho sea superior a los cuatro palmos (30 cm.), ya que lucen como maderas con las cuales se suele techar (Tratado de Sucá 14(A)). En la actualidad se tiene el recaudo de no techar la sucá con tablas, aunque su ancho sea inferior a los cuatro palmos (Shulján Aruj 629:18, Mishná Berurá 49), ya que para construir techos permanentes se suelen emplear también tablas más angostas (Kol Bo y Hagahot Maimoní). No obstante, según todas las opiniones se permite el uso de tablas cuyo ancho sea inferior a un palmo (7.5 cm.) porque con estas no se suelen construir techos, a condición de que no se empleen clavos o pegamento para fijarlas. En caso de gran necesidad se puede techar la sucá con tablas de un ancho inferior a los dos palmos. Y por supuesto que está permitido colocar una tabla cuyo ancho exceda el palmo para sobre esta colocar el sjaj. Quien desee pintar estas tablas puede hacerlo, ya que el color no afecta la aptitud del sjaj.

En el caso de quien desee hacer de un techo de tablas angostas (‘nesarím’) un sjaj apto, debe desconectarlas de su conexión permanente, alzarlas y volverlas a colocar y entonces, por cuanto que realizó con las tablas una acción que les quita el carácter de techado permanente, el sjaj será apto. Sin embargo, si el ancho de las tablas excediese los cuatro palmos (unos 30 cm.), esta acción no las volverá aptas para sjaj (Rambám, hay quien dice que se desprende de Shulján Aruj 631:9).

Muchos usan el ‘sjaj eterno’[1], esto es, cañas, tablas finas o estrechas unidas entre sí por hilos, semejantes a una esterilla. Hay quienes afirmaron que este producto no es apto para techar la sucá pues al estar las maderas unidas por hilos, parece como si su ancho fuese superior a los cuatro palmos, lo cual iría contra el decreto que prohíbe hacer un sjaj de tablas por asemejarse a un techo permanente. Sin embargo, en la práctica, no se acostumbró a tomar en consideración esta postura ya que la conexión entre las maderas es holgada y flexible y dista de asemejarse a las tablas empleadas para techar una casa.


[1]. Nombre comercial israelí (Sjaj Lanetzaj) de las esterillas que se pueden usar por muchos años para techar la sucá.

05- ¿Está permitido sostener el sjaj sobre algo que no es apto para fungir como tal?

Hay quienes afirman que, así como se debe techar la sucá con materiales de origen vegetal que no reciben impureza, de igual manera el sostén del sjaj debe estar libre de poder recibirla, a los efectos de que las personas no se equivoquen y terminen techando su sucá con materiales pasibles de ello u otros no aptos para la realización del sjaj. Por lo tanto, según esta opinión, no se puede apoyar el sjaj sobre varas de hierro, maderas pasibles de recibir impureza y demás materiales no aptos para techar la sucá tales como el plástico que no crece en la tierra. Empero según este parecer es posible apoyar el sjaj sobre un muro de piedras, ya que no cabe temer que las personas se equivoquen y piensen que se puede techar una sucá con piedras.

Y si bien según la opinión mayoritaria de las autoridades halájicas se puede apoyar el sjaj sobre algo pasible de adquirir impureza, ya que solamente el techado de la sucá debe ser de material vegetal que no pueda adquirirla y no aquello sobre lo cual se apoya, de todas maneras, es bueno a priori tener el recaudo de proceder conforme a la opinión más estricta y no hacerlo. Por lo tanto, quien haya construido tabiques sobre marcos de hierro, a priori, que no apoye sobre estos el sjaj sino que primeramente coloque maderas y posteriormente apoye el techo de la sucá sobre estas. Quien desee adoptar la actitud más flexible puede apoyar el sjaj sobre los marcos de hierro y su sucá será apta para recitar la bendición correspondiente por habitarla.

Quien desee adoptar la actitud más estricta y no quiera apoyar el sjaj sobre algo pasible de adquirir impureza, pero a su vez tema que el viento existente vuele el sjaj, puede apoyar sobre el sjaj maderas pesadas aptas para techar una sucá. En caso de resultar necesario podrá amarrar las maderas pesadas a la sucá con materiales no aptos para techarla, tales como cuerdas, clavos o broches de plástico, pues de esta manera solamente «el sostén del sostén» (‘Ma’amid’ – aquello que da estabilidad) no es apto para sjaj, pero su sostén que son las maderas pesadas sí lo son.

En caso de que el temor principal sea que un viento imprevisto vuele el sejaj, está permitido, según la opinión de aquellos que actúan con mayor rigurosidad, atar el sejaj con cuerdas, clavos o broches de plástico, ya que en una situación común el sejaj se mantendría en su lugar sin la necesidad de estos accesorios, y su presencia obedece a una precaución por un posible viento extraordinario, y por ello no se considera que sean los sostenes del techo de la sucá.

06- Las paredes de la sucá

Todos los materiales son aptos para la construcción de las paredes de la sucá, a condición de que resistan un viento común. Y no es necesario que las paredes sean tupidas o herméticas para proteger del sol o el viento, por lo que se permite el uso de paredes de plástico, de vidrio o un alambrado (Shulján Aruj 630:1). Las paredes de piedra son también aptas para una sucá, por cuanto que únicamente el techo debe ser de carácter temporario, al tiempo que las paredes pueden ser de construcción permanente. En muchos sitios se acostumbró a levantar el techo de una de las habitaciones de la casa previo al inicio de la festividad de Sucot y en su lugar colocar un sjaj apto, y este es un tipo de sucá en el cual es agradable pernoctar incluso durante los días fríos.

A priori, es bueno construir una sucá bonita, con cuatro paredes enteras, y hacerle una entrada que sea posible cerrarla, para que sea cómoda y esté a salvo del sol y del viento (ver Ramá 630:5). Sin embargo, desde el principio de la ley, por cuanto que la sucá es una residencia temporaria, no resulta obligatorio que posea cuatro paredes, alcanzando solamente con tres. No es necesario que la tercera pared esté completa. Según la base de la norma alcanza que su ancho sea de un palmo, y nuestros sabios dijeron que ese palmo de pared debía colocarse a no más de tres palmos de la segunda pared, y a modo de continuación de ese palmo debe realizarse una forma de puerta (Tzurat HaPetaj)[2] . Dado que esta normativa es de carácter complejo, es oportuno aconsejar a quien desee ahorrarse paredes en la sucá, que erija dos completas y a modo de tercera que haga una de siete palmos de ancho (unos 56 cm.). Así, de cualquier modo, aunque se trate de una sucá de grandes dimensiones, y aunque las dos paredes completas no estén conectadas una con la otra sino erigidas una frente a la otra, dado que a modo de tercera pared hay un tabique de siete palmos de ancho, la sucá resultará apta (Ramá 630:3).


[2]. «Tzurat HaPetaj» (Forma de Puerta lit.) consiste, de acuerdo con la Halajá, en dos columnas paradas sobre las cuales descansa un travesaño, quedando la forma de una letra hebrea ח (‘jet’). «Tzurat HaPetaj» se considera como una separación (‘mejitzá’) legal, y su uso más importante es para Shabat, cuando esta forma sirve de rodeo de una zona abierta definida como ‘carmelit’ respecto al ‘dominio privado’ entre otras cosas. Hoy en día «Tzurat HaPetaj» resulta muy útil para el Eruv. (N. de Ed.)

07- La altura de las paredes y cuando las mismas están espaciadas en su interior (Din Lavud)

Tal como ya estudiamos (en la halajá 1) la altura de las paredes debe ser por lo menos de diez palmos (uno 80 cm.). Estas deben ser erigidas con cercanía al suelo, y en caso de que se haya generado una brecha de tres palmos (unos 22 cm.) entre el piso y las paredes, estas no serán aptas. Sin embargo, no hay limitante para el espacio que exista entre la pared y el sjaj, porque se percibe a la pared como si continuase ascendiendo hasta el techo (Shulján Aruj 630:9).

Se permite hacer paredes por medio de la colocación de varas o el tensado de hilos fuertes que estén separados el uno del otro menos de tres palmos, ya que de ese modo entran en la categoría de ‘Lavud’. O sea, dado que entre las varas o las cuerdas hay menos de tres palmos de distancia (unos 22 cm.) toda el área que se extiende entre ellas se considera desde el punto de vista de la Halajá como unificada o fusionada. Y si bien el viento y el sol pasan a través de éstas, a las cuerdas o a las varas se las considera como pared, sin que importe si éstas están dispuestas vertical u horizontalmente, siempre y cuando haya entre ellas menos de tres palmos se las considera integradas o unificadas. No obstante, hay quienes consideran a esto como un tabique deficiente y por lo tanto debe rodear a la sucá por sus cuatro costados (Maguén Abraham, y por supuesto que la puerta de entrada no anula la aptitud de estas paredes). En caso de que el tabique esté compuesto de un tramado, cuadriculado o entrecruzamiento como en el caso de un alambrado con el que se suele cercar los patios, no se tratará de un tabique deficitario y alcanza para rodear la sucá con dos paredes y un palmo (tal como se explicó en la halajá anterior). De todas maneras, es necesario que la sucá sea digna de sentarse a comer o acostarse a dormir en ella sin que ello genere sufrimiento, tal como se explicará a continuación (en la halajá 14).

08- Sucá cuyas paredes son de tela (“Sucá LaNetzaj”)

En las últimas generaciones se comenzaron a producir sucot industriales de rápido armado (“Sucot LaNetzaj”) que consisten en una estructura de varas metálicas y paredes de tela. Estas sucot se han difundido ya que son económicas de producir y comercializar, son sencillas de armar, desarmar y almacenar. Sin embargo, algunas de las autoridades halájicas han sido escépticas en cuanto a su aptitud porque en su opinión las paredes de la sucá precisan ser estables, y mientras el viento sople y las haga moverse de un lado para el otro no serán aptas.

Empero, por la Halajá esas sucot son aptas porque nuestros eruditos medievales advirtieron de no colocar paredes de tela que no estén amarradas en la parte inferior de la sucá, ya que de soplar un viento se pueden elevar más de tres palmos por sobre el piso y dejen de ser válidas como paredes. Incluso, se teme que el viento las desprenda de su sitio de amarrado. Pero en el caso de las “Sucot LaNetzaj” no existe este temor ya que las telas de las paredes están muy bien amarradas a las varas en todos sus lados. Por lo tanto, son aptas y se puede bendecir en su interior al momento de habitarlas, y quienes deseen cumplir el precepto con especial excelencia pueden agregar más varas y de ese modo generar una pared en la modalidad de “Lavud”.

09- La sucá debe hallarse bajo la bóveda celeste

La sucá debe estar ubicada bajo la bóveda celeste, para que el sejaj y solamente este sea aquel que cubra a quien la habita. Por lo tanto, si se erige la sucá bajo el techo de una casa o bajo la fronda de un árbol, esta no será halájicamente apta (Tratado de Sucá 9(B)).

Sin embargo, está permitido erigir una sucá junto a un edificio alto que evita que los rayos del sol lleguen a ésta, ya que lo único que la invalida son un techo o ramas de árbol que se interpongan entre el sjaj y el cielo, pero todo aquello que se encuentre a un costado de la línea recta que se traza imaginariamente entre el sjaj y el firmamento no invalida la sucá.

Si las ramas del árbol que se encuentran sobre el sjaj son muy escasas y el sjaj es tupido, al grado de que si se quitase la parte del sjaj que se encuentra debajo de las ramas la parte sombreada continuará prevaleciendo por sobre la soleada, la sucá será apta (Shulján Aruj Oraj Jaím 626:1).

Se permite construir una sucá bajo las cuerdas destinadas al secado de ropa o bajo cables de electricidad ya que éstos son delgados y la sombra que proyectan es mínima, además no están destinados a generar sombra por lo que no invalidan al sjaj que se encuentra debajo de estos.

10- Es preciso sentarse bajo la sombra del sejaj (leyes referentes a la decoración de la sucá y al mosquitero)

El precepto de la sucá consiste en sentarse bajo la sombra de un sjaj halájicamente apto. Por lo tanto, quien extienda una sábana bajo el sjaj para incrementar su sombra invalidará la sucá (Shulján Aruj 629:19). No obstante, está permitido sentarse en el interior de la sucá llevando un sombrero grande sobre la cabeza, ya que este es secundario al cuerpo y no se considera que se interponga entre la persona y el techo.

Se permite colgar diferentes tipos de frutas y ornamentos de papel bajo el sjaj ya que resultan secundarios respecto a éste y por lo tanto no se considera que se interpongan entre el techo y quienes habitan la sucá, a condición de que los adornos en cuestión se encuentren en los cuatro palmos contiguos al sjaj (unos 30 cm.). Incluso si los adornos cubren todo el sjaj, siempre y cuando se encuentren en los cuatro palmos contiguos resultarán secundarios a este y no lo habrán de invalidar. En caso de que por error se cuelgue algún adorno que descienda por debajo de los cuatro palmos contiguos al techo de la sucá, no invalidará el sjaj siempre y cuando su ancho sea inferior a cuatro palmos. No obstante, en caso de que el ornamento en cuestión tenga un ancho de tres palmos, es mejor no sentarse bajo él. En caso de que su ancho sea inferior a los tres palmos (unos 22 cm.) estará permitido sentarse bajo este (Mishná Berurá 632:3). De todas maneras, a priori, es necesario subir todos los adornos de manera tal que se encuentren en los cuatro palmos contiguos al techo.

Una cama que posee un mosquitero fijo encima suyo, quien duerma en ella no cumplirá con el precepto de habitar la sucá. Ahora bien, si el mosquitero es temporal o precario, o sea, si su altura es inferior a los diez palmos no es de importancia y resulta secundario frente a la sucá y quien duerme bajo él cumple con el precepto de habitarla. Pero si su altura es superior a los diez palmos, es de importancia y quien duerma bajo este no cumplirá con el precepto.

La misma norma recae sobre quien duerma en la sucá bajo una mesa o una cama, dado que el espacio que se formó bajo estas no es voluntario, sino que es un resultado no planificado, se lo considera temporario o precario, y entonces, si posee una altura inferior a los diez palmos (unos 76 cm.) quien duerma allí habrá cumplido con el precepto, pero si su altura rebasa los diez palmos, quien haya dormido allí no cumplió.

Otro tanto ocurre con las camas cuchetas, si el espacio existente entre la cama inferior y la superior es de diez palmos quien duerma en la de abajo no habrá cumplido con el precepto de habitar la sucá, pero si es inferior a esa medida – habrá cumplido.

11- Objetos que invalidan el sjaj y el habitar bajo este

Si en medio de un sjaj apto hubiese un trozo de un material inválido tal como el plástico, o si por encima de un sjaj apto se encuentra una viga de cemento que lo invalida, si el área que ocupa el objeto invalidante posee un ancho superior a los cuatro palmos (unos 30 cm.) estará prohibido sentarse bajo este. Si el área en cuestión tiene un ancho inferior a los cuatro palmos y mayor a tres (unos 22 cm.), a priori, no debe uno sentarse o dormir bajo este, y en caso de necesidad ello estará permitido (Mishná Berurá 632:3). En caso de que el área invalidada tenga un ancho inferior a tres palmos estará permitido a priori sentarse o dormir allí por cuanto que resulta secundario respecto de la sucá.

En caso de que exista un espacio vacío en el sjaj, dado que se nota o resalta más que un techado no apto, la norma a aplicar es más estricta. Si el ancho de este espacio es de tres palmos (unos 22 cm.) el sitio que se encuentra abajo quedará invalidado y estará prohibido sentarse allí. En caso de que sea inferior a los tres palmos resultará secundario respecto de la sucá y se podrá sentar o dormir bajo este espacio (Shulján Aruj 632:2), a condición de que la mayor parte de la cabeza o del cuerpo no se encuentre bajo esta área vacía.

A veces, una persona posee un balcón amplio que está mayoritariamente techado y la parte que se encuentra bajo el firmamento tiene únicamente un ancho de cinco palmos, y aparentemente, dado que el ancho necesario para que una sucá sea apta debe ser al menos de siete palmos, no hay manera de erigirla allí. Sin embargo, según lo que ya estudiamos, un sjaj inválido cuyo ancho es inferior a los tres palmos se suma al ancho de la sucá y queda permitido sentarse bajo él, por lo tanto, se podrá erigir la sucá. Y así es como se deberá proceder: Se debe erigir una sucá de siete palmos de ancho en el extremo del balcón, y dado que cinco palmos se encuentran bajo el firmamento y por lo tanto son aptos, y menos de tres palmos de ancho bajo el techo del balcón no lo son, resulta que los dos palmos se suman a la sucá y se puede uno sentar o acostar a dormir bajo este sjaj. Todo esto es así a condición de que se erija un tabique que divida entre los dos palmos que se suman a la sucá y el resto del área del balcón para diferenciarlos claramente y que se note que son parte de la sucá. Es preciso que el tabique tenga un largo de siete palmos, y es bueno que llegue hasta el sjaj, y por sobre el resto de la línea que pasa entre la sucá y el balcón es bueno que se haga una forma de puerta (Tzurat Petaj) (ver Jazón Ovadiá pág. 12, Minjat Yehudá 6:60:20, Shevet Haleví 10:99).

12- La intención necesaria a la hora de erigir una sucá

Es preceptivo dedicarse a la preparación de la sucá, y en opinión de los sabios del Talmud Jerosolimitano es incluso necesario recitar una bendición por su construcción: “que nos santificó con Sus preceptos y nos ordenó hacer una sucá” (Talmud Jerosolimitano Tratado de Berajot 9:3, Tratado de Sucá 1:2). Sin embargo, en la práctica, se sentenció en el Talmud Babilonio que se bendice por el precepto al momento de cumplirlo, esto es, al habitar la sucá (Tratado de Menajot 4(A), Shulján Aruj 641:1).

De todas maneras, resulta claro que el momento de erigir la sucá implica también un aspecto del cumplimiento del precepto. Y tanto los piadosos como las personas diligentes en el cumplimiento de los preceptos se apresuran a comenzar la labor de la construcción de la sucá al concluir Yom Kipur, para pasar de un precepto a otro, procurando finalizarla hasta el día siguiente, ya que cuando un precepto se presenta ante una persona, esta debe ser muy cuidadosa de no desaprovecharlo (Maharil, Ramá 624:5, 625:1).

Según la opinión de la Escuela de Shamai es preciso erigir la sucá con la intención de cumplir por su intermedio con el precepto festivo, tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 16:13): “La fiesta de las Cabañas habrás de hacer durante siete días”, y si no se tuvo esa intención la sucá no será apta. Sin embargo, la halajá final es según la Escuela de Hilel y según esta opinión no es necesario que la sucá haya sido construida para el precepto festivo, y aunque haya sido levantada para brindar sombra, es apta. Una sucá levantada por pastores o cuidadores para protegerse del sol es válida. Asimismo, una sucá erigida por un gentil para disfrutar de su sombra también es apta (Tratado de Sucá 8(A) y (B), Shulján aruj 635:1). Sin embargo, nuestros sabios dijeron que, si la sucá no fue construida en aras de cumplir los preceptos festivos, a priori, es necesario renovar en ella algo de cara a la festividad de Sucot, por ejemplo, agregando un palmo por un palmo de sjaj o una caña fina todo a lo largo de la sucá (Talmud Jerosolimitano, Mishná Berurá 636:4). La misma normativa recae sobre una sucá vieja, esto es, una que quedó en pie desde el año pasado. Desde el punto de vista de la Halajá es apta, pero como fue levantada para la festividad del año anterior no se la considera como una sucá erigida para la festividad del presente año, y por ello a priori es necesario agregar un palmo por un palmo de sjaj o una caña fina a lo largo de toda la sucá (Shulján Aruj 636:1, Mishná Berurá 7).

Si se erigió la sucá para ocultar en ella diferentes objetos, no será apta, por cuanto que su objetivo no fue el generar sombra. Otro tanto ocurre cuando alguien levanta una sucá para que esta sea su residencia permanente. En un caso así, aunque el sjaj esté hecho de ramas válidas para techar, la sucá no será apta por no tratarse de una vivienda temporaria. En caso de que se desee validar este tipo de sucá se deberá retirar todo el sjaj que la cubra y volver a colocarlo en aras del cumplimiento del precepto de la sucá.

13- “Harás tú y no utilizarás lo ya hecho” y la norma referente a la sucá robada y prestada

Quien excava una pila de cosecha para hacer una sucá, si bien esta es apta para servir de sjaj, la sucá no será apta en virtud de que no se atiene a la regla que nos rige: “Harás tú y no utilizarás lo ya hecho”. Esto es, debe hacerse la sucá por medio de la colocación del sjaj y no que la sucá se forme por medio del excavado de la pila de cosecha.

En efecto, es preciso tener el recaudo de seguir el orden de construcción de la sucá, en una primera instancia erigir las paredes y luego colocar el sjaj. En caso de que se haya invertido el orden, colocándose primeramente el sjaj, según la opinión de muchas de las autoridades halájicas la sucá no será apta, ya que esta debe hacerse principalmente a través de la colocación del sjaj, y si se lo colocó en primer término, la sucá es hecha entonces a través de la construcción de sus paredes.

Se permite colocar un techo corredizo por sobre la sucá, para que en caso de que llueva pueda extenderse sobre el sjaj y regresarlo cuando las lluvias cesen, y entonces sea posible ingresar a la sucá estando ésta seca. Mientras que el techo corredizo esté extendido la sucá no es apta, porque este se interpone entre el sjaj y el firmamento, y cuando es nuevamente enrollado – la sucá vuelve a su estado de aptitud. No obstante, si se construyó la sucá mientras el techo corredizo estaba extendido sobre ella, según muchas de las autoridades halájicas la sucá no será apta, ya que su habilitación como tal debe ser efectuada por medio de la colocación del sjaj y no del enrollado del techo corredizo (Bait Jadash, Mishná Berurá 626:18 y el Ramá 626:3 adopta una actitud más flexible).

Una persona tiene permitido cumplir el precepto por medio de una sucá prestada si cuenta con el permiso de su compañero para utilizarla (Tratado de Sucá 27(B), Shulján Aruj 637:2). En caso de que este último, el dueño de la sucá, no se encuentre allí y no haya forma de pedir su autorización, estará permitido habitar su sucá ya que nuestros sabios estimaron que un judío consiente que se cumpla un precepto con sus bienes. Sin embargo, en caso de saberse que a esa persona le molesta que extraños ingresen a su sucá sin su permiso, o se teme que al regresar, al ver a personas extrañas en su sucá le de vergüenza ingresar en ella, y se moleste porque otras personas la ocupan, no estará permitido utilizarla sin su consentimiento expreso (Turei Zahav 4, Bejor Yosef 4, Mishná Berurá 9).

Está prohibido erigir la sucá en un terreno privado sin previo permiso, o en un espacio público cuando el público o sus representantes se oponen a ello. En caso de haber construido una sucá y habitarla, no habrá de recitar la bendición correspondiente, porque en un caso así no estaría bendiciendo sino blasfemando, ya que la sucá fue erigida de un modo prohibido.

14- ¿Hasta qué punto debe uno esmerarse en la construcción de la sucá?

La sucá es una vivienda temporaria y naturalmente la vida en su interior resulta menos confortable que en una residencia permanente. Este es el precepto, habitar una vivienda temporaria los siete días de la festividad. Dado que la sucá es temporaria, no se nos ordenó que le hagamos paredes o techo cerrados y con aislamiento para proteger a sus habitantes de las inclemencias del tiempo como en el caso de una casa común. De esto resulta que a veces la permanencia en la sucá implique sufrimiento, lo cual exime del cumplimiento del precepto, pues quien sufre por las condiciones imperantes en la sucá está exento de habitarla (más adelante 3:8-10).

Por ejemplo, cuando hace mucho calor, o en noches especialmente frías, así como también mientras cae lluvia – estamos eximidos de habitar la sucá. Otro tanto aplica en el caso de una persona enferma a la cual habitar la sucá le produce malestar, estará exenta de hacerlo, y no recaerá sobre ésta el deber de erigir para sí una sucá suficientemente cómoda en la cual pueda residir con el mismo grado de confort que en su casa permanente (Maharaj Or Zarúa194).

Sin embargo, quien fue negligente en la construcción de su sucá de modo tal que sufre al habitarla con un clima común, no cumplió con el precepto. Ya que retroactivamente quedó en evidencia que actuó indebidamente al no construir una sucá digna de fungir como residencia temporaria, pues incluso en circunstancias climáticas comunes sufre al habitarla. Quien se conozca a sí mismo y sepa que es capaz de habitar una sucá pequeña y endeble sin por ello sufrir – puede hacerla y cumplir por su intermedio con el precepto festivo, a condición de que acepte sobre sí no argüir en medio de la semana de Sucot que la sucá es demasiado precaria y por lo tanto sufre al residir en ella (ver Bikurei Ya’akov 640:13, Mishná Berurá 640:24).

En opinión de muchas de las autoridades halájicas, quien erigió para sí una sucá no digna de dormir en ella, por ejemplo, si ésta se encuentra en un sitio en el cual soplan fuertes vientos y las paredes están hechas de red, y entonces tanto estos como el frío ingresan libremente, esta sucá no será apta ni siquiera para comer en ella.

Asimismo, quien construyó una sucá en un sitio por el cual merodean malhechores y por ende resulta peligroso dormir en su interior, no será apta ni siquiera para comer en ella. Esto es así ya que el precepto que recae sobre la persona es construir una sucá que sirva como vivienda temporaria tanto para comer como para dormir, y entonces, si la sucá no es apta para que se duerma en su interior, no ingresa en la categoría de vivienda temporaria y por ende tampoco es halájicamente válida para que se coma en ella (Yereim, Ramá 640:4).

Por su parte, hay quienes sostienen que una sucá que no es digna de que se duerma en su interior es válida para comer, y si bien quien la construyó actuó indebidamente al no preocuparse de que sea apropiada también para dormir, de todas maneras, sirve para comer y se puede cumplir en esta el precepto de comer en la sucá (Jajam Tzví). En caso de haber erigido una sucá común, en la cual sería posible dormir en la tierra de Israel, pero la persona en cuestión vive en un país con un clima frío y no le es posible hacerlo, será apta según todas las opiniones ya que la Torá no ordenó erigir un edificio permanente para que haga de sucá (ver Mishná Berurá 640:18).

A veces, una persona vive en un sitio en el cual precisa invertir enormes esfuerzos o ingentes sumas de dinero a los efectos de construir una sucá, y por la tanto, para erigirla debe dedicar esfuerzos semejantes a los que precisaría invertir para proveerse de un sitio cómodo en el cual habitar durante una semana. O sea, la persona debe pensar que si debiese evacuar su vivienda durante una semana, cuánto estaría dispuesto a esforzarse y a pagar para proveerse de un sitio cómodo de residencia. Este esfuerzo y este dinero son los que deberá dedicar para la construcción de la sucá o para mudarse durante la festividad a un sitio en el cual pueda construir una.

Quien acostumbra a salir periódicamente de vacaciones debe invertir en la construcción de su sucá o en el alquiler de un sitio que le permita hacerlo, la suma que estaría dispuesto a gastar en una semana de vacaciones, cada uno conforme a su nivel de ingresos.

Cuando una persona está por adquirir una vivienda debe tener el recaudo que ésta tenga un sitio donde erigir una sucá, y a estos efectos debe invertir lo que alguien estaría dispuesto a gastar si tuviese que evacuar su vivienda durante una semana al año cada año y vivir cómodamente durante este lapso cada año. Una persona pudiente debe invertir en ello lo que estaría dispuesto a gastar en unas vacaciones anuales de una semana durante largos años.

15- Una sucá bonita

Es preceptivo erigir una sucá bonita, adornada y agradable, tal como fue dicho (Shemot-Éxodo 15:2): “Este es mi D’s y lo voy a embellecer”, lo cual fue explicado por los sabios (Tratado de Shabat 133(B)): “Embellécete ante Él por medio de los preceptos, erige ante Él una sucá bonita y toma un lulav bonito”. Y así con todos los preceptos.

En los tiempos de los sabios se acostumbraba a adornar la sucá con telas coloridas y sábanas dibujadas, se solía colgar en ésta frutas tales como nueces, duraznos, almendras, granadas, racimos de uvas, manojos de espigas y utensilios de vidrio llenos de vino, aceite y harina refinada (Tratado de Shabat 22(A)). Estaba prohibido ingerir de estos productos durante toda la festividad ya que habían sido dedicados a la ornamentación de la sucá, y solamente podía ingerirlos quien previo al inicio de la festividad hubiese establecido la condición de que podría comer de éstos cuando así lo desease (tal como se explicará en la próxima halajá). En la actualidad no se acostumbra mucho a decorar la sucá con alimentos, y se la suele adornar con guirnaldas de papel o de plástico, flores de papel, fotos bonitas y lámparas eléctricas. Asimismo, se suele extender sobre la mesa un mantel bonito y se coloca en la sucá utensilios estéticamente agradables.

Las autoridades halájicas debatieron respecto si está permitido decorar la sucá con versículos, por ejemplo: “En las cabañas habitaréis siete días” (Vaikrá-Levítico 23:42). Hay quienes lo prohíben ya que se permitió escribir partes de la Torá únicamente en caso de gran necesidad (Turei Zahav, Mishná Berurá 638:24), y hay quienes lo permiten en virtud del beneficio educativo que redunda de esta acción (Siftei Cohen, Bnei Yoná). En la práctica, se puede adoptar una actitud flexible a condición de que los versículos de la sucá no se escriban con una letra apta para ser usada en un rollo de la Torá (según Rabí Yerujam Ben Meshulam y Tashbetz).

La excelencia en la construcción de la sucá incluye que sea amplia y que esté protegida tanto del viento como del sol para que resulte agradable habitarla.

Es necesario tener el recaudo de no dejar en la sucá utensilios de comida y cubiertos sucios, ni hacer en ella cosas impropias tales como lavar o cambiar un pañal de bebé (ver adelante 3:2).

Está prohibido techar la sucá con plantas que expidan mal olor o con ramas de las que se caigan abundantes hojas, no sea que a raíz del mal olor o de la profusión de hojarasca la persona decida regresar a su residencia permanente antes de tiempo (Tratado de Sucá 12). No obstante, a posteriori, si se usó alguna de estas plantas para techar la sucá, esta será apta. En caso de que el olor sea tan desagradable que la persona no logre soportarlo, la sucá no será apta según la Torá por no ser digna de residir en ella (Shulján Aruj 629:14, Mishná Berurá 38).

Es preciso cuidarse de prevenir incendios en la sucá, por lo que no se deben colocar en su interior velas o conexiones eléctricas no seguras, y, asimismo, se debe alejar a las lámparas eléctricas del sejaj (ver Shulján Aruj 639:1. Mishná Berurá 8).

16- La santidad de la sucá y sus ornamentos

La sucá está consagrada al precepto que se cumple por su intermedio, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 23:34): “festividad de las cabañas, siete días ante HaShem”, por ello durante los días festivos está prohibido usar cualquiera de los elementos de la sucá, tanto sea del sjaj como de las paredes (Tratado de Sucá 9(A)). Nuestros sabios agregaron la prohibición de usar cualquiera de los ornamentos destinados a embellecer la sucá ya que también estos tienen un uso preceptivo y a él están destinados. Aunque la sucá se haya derrumbado, se mantiene en pie la prohibición de utilizar sus restos o sus adornos hasta la conclusión de la festividad. Dado que la prohibición rige hasta el final del séptimo día, incluido el horario del atardecer que es el comienzo de la festividad de Sheminí Atzeret, la prohibición se extiende entonces hasta la conclusión del octavo día (Tratado de Beitzá 30(B), Shulján Aruj 638:1-2).

No obstante, dado que la sucá es una residencia, está permitido hacer con sus paredes y con el sjaj todo aquello que se suele hacer con las paredes y el techo de una casa. Por lo tanto, está permitido apoyarse en las paredes de la sucá y colgar de éstas diferentes objetos, y asimismo se permite colocar sobre el sjaj una prenda para que se seque (Tratado de Sucá 10(B)).

Resulta entonces que la prohibición radica en tomar un elemento de la sucá y utilizarlo, por ejemplo, tomar un palo para emplearlo en la construcción o incluso tomar una astilla para usarla de escarbadientes (Ramá 638:1, Mishná Berurá 4). Asimismo, se prohíbe retirar las telas que se cuelgan sobre las paredes de la sucá o los ornamentos y las frutas que se cuelgan del sjaj con un fin decorativo a los efectos de utilizarlos para otro propósito. Está también prohibido tomar uno de estos objetos y retirarlo sin motivo, ya que ello atenta contra la sucá y su estética. Mosaicos o alfombras que hayan sido colocadas en el piso de la sucá entran en la categoría de ornamentos destinados al precepto festivo (Igrot Moshé Oraj Jaím 1:181).

Si algo en la sucá o entre sus ornamentos comenzase a molestar, por ejemplo, un palo que se aflojó y comenzó a provocar ruido o un adorno que se echó a perder y la desfavorece, estará permitido retirarlos y arrojarlos a la basura de un modo respetable, pero no podrán ser usados para otro propósito.

En caso de que hubiese comenzado a llover y ello pudiese estropear el decorado de la sucá, estará permitido retirarlo para con posterioridad colocarlo nuevamente. Si una persona recibe o consigue para su sucá ornamentos más bonitos que los que ya tenía, podrá quitar los primeros para colocar los nuevos a condición de que no emplee los adornos retirados para otro propósito, ya que fueron destinados originalmente para el cumplimiento de un precepto.

Quien desee poder tener provecho de los ornamentos que colgó en su sucá que diga para sí previo al inicio de la festividad: Condiciono poder retirar los adornos de la sucá y disponer de ellos cuando así lo desee. De ese modo no recaerá sobre estos la santidad preceptiva. Pero respecto de la sucá misma, ningún condicionamiento previo resulta efectivo (Tratado de Beitzá 30(B), Shulján Aruj 638:2).

Está permitido desarmar una sucá para volver a construirla en otro sitio, pues la prohibición de Muktzé impide usar sus palos para otro propósito, pero ello no aplica al caso de la construcción de otra sucá.

Pasada la festividad, queda sin efecto la santidad de las paredes, del sjaj y de los adornos de la sucá y se los puede utilizar para cualquier uso mundano, pero está prohibido denigrarlos, por ejemplo, utilizar los papeles para el cuarto de baño o pisar irrespetuosamente las maderas de la sucá (Shulján Aruj 664:8, Mishná Berurá 638:24).

17- Pérgola

Una pérgola es una estructura de madera fija que se erige en patios y jardines para generar un espacio de sombra en el cual se puede sentar. Surge la pregunta si las maderas fijas de la pérgola pueden considerarse un sjaj apto.

Hay quienes lo permiten entendiendo que como la pérgola no fue destinada a servir de residencia y tampoco es apta para serlo ya que no protege de la lluvia, sus maderas son aptas para hacer de sjaj. No obstante, corresponde agregar un poco más de sjaj en honor a la festividad para que la pérgola no entre en la categoría de sucá vieja (tal como se explicara en al halajá 12). Si el área soleada en el interior de la pérgola es superior a la sombreada, será preciso agregar más sjaj hasta que la relación entre las áreas se invierta.

Por su parte, hay juristas más estrictos al respecto y consideran que por cuanto que la estructura de la pérgola es una construcción fuerte y estable, sus maderas entran en la categoría de tablas fijas en un techo de una vivienda permanente por lo que por la Torá estará prohibido emplearlos para sjaj. Esto es así ya que el fundamento principal del sjaj de la suca es que sea temporario, y la pérgola es una construcción permanente. En la práctica, dado que se trata de una duda sobre una norma de la Torá, corresponde adoptar la actitud más estricta.

Por lo tanto, si la mayor parte del área del techo de la pérgola está techada con palos permanentes será preciso disminuir su número hasta que éste quede mayoritariamente abierto y el área soleada supere a la sombreada. Entonces, se deberá colocar sobre toda la superficie del techo sjaj apto, de modo tal que, sin las maderas propias de la pérgola, el área sombrada del sjaj supere a la soleada y entonces la sucá resulte apta.

Otra posibilidad de tornar una pérgola cuya área sombreada supera a la soleada en apta para sucá es retirar de su techo las maderas fijas y volver a colocarlos sin amarrarlos o sin fijarlos con clavos, de modo tal que cada palo que fue colocado nuevamente resulte apto para sjaj (Shulján Aruj 631:9).

Tal como aprendimos (halajá 13) es necesario tener el recaudo de comenzar a erigir las paredes de la sucá previo a la colocación del sjaj, y siempre y cuando se haya erigido inicialmente paredes que tengan una altura de un palmo en las cercanías del sitio del sjaj, se considera que ya se inició con la construcción de las paredes y el sjaj que se coloque luego será apto. En muchas pérgolas hay paredes de un palmo de altura contiguas al techo, por lo que no resulta necesario preocuparse por fijar algo en la pared previo a la colocación del sjaj.

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