Pninei Halajá

16- La santidad de la sucá y sus ornamentos

La sucá está consagrada al precepto que se cumple por su intermedio, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 23:34): “festividad de las cabañas, siete días ante HaShem”, por ello durante los días festivos está prohibido usar cualquiera de los elementos de la sucá, tanto sea del sjaj como de las paredes (Tratado de Sucá 9(A)). Nuestros sabios agregaron la prohibición de usar cualquiera de los ornamentos destinados a embellecer la sucá ya que también estos tienen un uso preceptivo y a él están destinados. Aunque la sucá se haya derrumbado, se mantiene en pie la prohibición de utilizar sus restos o sus adornos hasta la conclusión de la festividad. Dado que la prohibición rige hasta el final del séptimo día, incluido el horario del atardecer que es el comienzo de la festividad de Sheminí Atzeret, la prohibición se extiende entonces hasta la conclusión del octavo día (Tratado de Beitzá 30(B), Shulján Aruj 638:1-2).

No obstante, dado que la sucá es una residencia, está permitido hacer con sus paredes y con el sjaj todo aquello que se suele hacer con las paredes y el techo de una casa. Por lo tanto, está permitido apoyarse en las paredes de la sucá y colgar de éstas diferentes objetos, y asimismo se permite colocar sobre el sjaj una prenda para que se seque (Tratado de Sucá 10(B)).

Resulta entonces que la prohibición radica en tomar un elemento de la sucá y utilizarlo, por ejemplo, tomar un palo para emplearlo en la construcción o incluso tomar una astilla para usarla de escarbadientes (Ramá 638:1, Mishná Berurá 4). Asimismo, se prohíbe retirar las telas que se cuelgan sobre las paredes de la sucá o los ornamentos y las frutas que se cuelgan del sjaj con un fin decorativo a los efectos de utilizarlos para otro propósito. Está también prohibido tomar uno de estos objetos y retirarlo sin motivo, ya que ello atenta contra la sucá y su estética. Mosaicos o alfombras que hayan sido colocadas en el piso de la sucá entran en la categoría de ornamentos destinados al precepto festivo (Igrot Moshé Oraj Jaím 1:181).

Si algo en la sucá o entre sus ornamentos comenzase a molestar, por ejemplo, un palo que se aflojó y comenzó a provocar ruido o un adorno que se echó a perder y la desfavorece, estará permitido retirarlos y arrojarlos a la basura de un modo respetable, pero no podrán ser usados para otro propósito.

En caso de que hubiese comenzado a llover y ello pudiese estropear el decorado de la sucá, estará permitido retirarlo para con posterioridad colocarlo nuevamente. Si una persona recibe o consigue para su sucá ornamentos más bonitos que los que ya tenía, podrá quitar los primeros para colocar los nuevos a condición de que no emplee los adornos retirados para otro propósito, ya que fueron destinados originalmente para el cumplimiento de un precepto.

Quien desee poder tener provecho de los ornamentos que colgó en su sucá que diga para sí previo al inicio de la festividad: Condiciono poder retirar los adornos de la sucá y disponer de ellos cuando así lo desee. De ese modo no recaerá sobre estos la santidad preceptiva. Pero respecto de la sucá misma, ningún condicionamiento previo resulta efectivo (Tratado de Beitzá 30(B), Shulján Aruj 638:2).

Está permitido desarmar una sucá para volver a construirla en otro sitio, pues la prohibición de Muktzé impide usar sus palos para otro propósito, pero ello no aplica al caso de la construcción de otra sucá.

Pasada la festividad, queda sin efecto la santidad de las paredes, del sjaj y de los adornos de la sucá y se los puede utilizar para cualquier uso mundano, pero está prohibido denigrarlos, por ejemplo, utilizar los papeles para el cuarto de baño o pisar irrespetuosamente las maderas de la sucá (Shulján Aruj 664:8, Mishná Berurá 638:24).

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