Zmanim (Tiempos)

7 – Horario de entrega de presentes y comidas y el uso de emisarios para su efectivización

El envío de porciones al prójimo y la entrega de presentes a los pobres, deben de realizarse durante el día de Purim, tal como está escrito (Libro de Esther 9:22): «día de enviarse presentes los unos a los otros y dádivas a los pobres», por lo tanto si la entrega es por la noche no se cumple con el precepto.

En caso de que no se encuentre a pobres para entregarles los presentes en Purim, debe apartar el dinero y cuidarlo hasta que encuentre destinatarios y en el mero acto de la separación cumple con el precepto. Lo mismo aplica para un encargado de la tzedaká que no alcanzó a repartir el dinero recibido para los pobres en el mero día de Purim, puede hacerlo pasada la fiesta (Shulján Aruj 694:4).

Sin embargo, el envío de porciones al prójimo debe realizarse el mero día de Purim, pues ese es el momento en que se debe cumplir con el precepto de incrementar el amor y la alegría entre amigos. Quien se halla solo en Purim, sin amigo al cual enviarle porciones, no puede completar el cumplimiento del precepto pasada la fiesta. Hoy en día que disponemos de teléfonos, se le puede pedir a un amigo que entregue en nuestro lugar las porciones, y de esa manera se cumple con el precepto.

Si alguien teme no encontrar pobres en Purim,  puede entregarle la suma correspondiente al encargado de la tzedaká antes con anterioridad a la fecha festiva, empero debe acordar con éste que el dinero sigue siendo de su propiedad hasta el día de la fiesta, en que le encargado habrá de repartirlo en su nombre. Asimismo quien se encuentre solo en Purim, puede preparar el envío de porciones y entregárselo a un amigo para que éste último sea su enviado y lo entregue en su nombre el día de Purim a otro amigo.

8 – Diferencias entre el envío de porciones y la entrega de presentes

El envío de porciones tiene por finalidad incrementar el amor y la fraternidad entre las personas y por lo tanto quien lo hace en el anonimato no cumplió con el precepto. Sin embargo, la entrega de presentes es considerada como tzedaká, y tiene por finalidad ayudar al bienestar del necesitado de la mejor forma. Por lo tanto, siempre que se pueda, es preferible entregar los presentes a los pobres en el anonimato.

Aquél que invita a su amigo al banquete festivo, puede de esta manera cumplir con el precepto del envío de porciones o con el de entrega de presentes. Si quiere cumplir con el envío de porciones, deberá servirle a su amigo dos platillos diferentes de una sola vez y decirle que ese es su envío de porciones (Kaf HaJaím 695:42).

Si mediante la invitación al banquete festivo, el anfitrión quiere cumplir con el precepto de entrega de presentes, es mejor no decírselo al pobre, para que éste reciba el regalo de una manera más honrosa con alegría y amor. Este es un modo muy notable de cumplir con el precepto. Se le puede entregar anónimamente al pobre, un envío de porciones que contenga alimentos de alta calidad, y de esta manera el pobre no se avergüenza  y pensará que se le entregó el envío con amor y como muestra de aprecio  a su persona, y no en virtud de su situación económica.

Dice el Rambám (Rabi Moshe ben Maimón) (Hiljot Meguilá 2:17): «Es mejor poner énfasis en entregar presentes para los pobres que en enviar porciones al prójimo o en la preparación del banquete festivo, pues no hay alegría grande y excelsa como la de alegrar los corazones de los pobres, los huérfanos, las viudas y los extranjeros, pues quien los alegra se comporta como la Divina Presencia (Shejiná), tal como está escrito (Isaías 57:15): «para vivificar el espíritu de los humildes y vivificar el corazón de los contritos».

Esto significa que desde el punto estrictamente halájico, uno tiene el derecho de decidir en qué precepto prefiere poner especial énfasis, si en el envío de porciones, en su banquete festivo o en entregar presentes a los pobres. Sin embargo a priori, quien quiere cumplir con el precepto de acuerdo con las indicaciones de los sabios, es bueno que abunde especialmente en presentes para los pobres. A esos efectos se puede sacar la cuenta de cuánto dinero le habrán de costar los envíos de porciones y la preparación del banquete, y destinar a los presentes para los pobres una suma mayor. Quien destina mensualmente una décima parte de sus ingresos para ayudar a los pobres o a los estudiosos de la Torá, puede incluir estos dineros en la cuenta antemencionada, de tal manera que si sus presentes a los pobres sumado a su diezmo corriente son mayores que los gastos de los otros dos preceptos, se considera que cumplió con la entrega de presentes a los indigentes de manera excelente y de acuerdo a las directivas de nuestros sabios, haciéndose merecedor de una alegría grande y esplendorosa.

9 – Los preceptos de alegrarse y celebrar un banquete

Es preceptivo que el día de Purim se celebre un banquete y abunde la alegría. Sin bien el precepto de alegrarse recae tanto durante la noche como el día, este llega a su punto más realzado con la celebración del banquete festivo, pues la comida buena y en abundancia sumada a la bebida, son la manera más clara de expresar el regocijo. Por lo tanto, es preceptivo en Purim fijar una comida festiva durante el día. Si realizó el banquete durante la noche, no cumplió con el precepto, ya que está escrito (Libro de Esther 9:22, Tratado de Meguilá 7(2)): «días de banquete y alegría».

Si bien la obligación es preparar una comida festiva durante el día, también durante la noche tenemos el precepto de tener una comida con alimentos y bebidas en abundancia. Hay quienes acostumbran a comer semillas o pepitas, amén de legumbres en la noche de Purim, en recuerdo de lo que comieron Esther, Daniel y sus amigos cuando habitaron en el palacio real, ya que no disponían de comida kasher y no se querían impurificar con alimentos prohibidos.

Es precepto abundar en alegría tanto por la noche como durante el día, y cuanto más se alegra uno, con mayor excelencia cumple. Por lo tanto, es costumbre en el Pueblo de Israel pasar la fiesta cantando, bailando, en compañía de amigos, estudiando Torá, que llena de júbilo al alma, comiendo platillos sabrosos e ingiriendo bebidas que alegran.

Es preceptivo alegrarse durante los dos días de Purim, tal como reza el versículo (ídem): «días de banquete y alegría». Es así que quien vive en Jerusalém, debe incrementar un poco su alegría también el día catorce de Adar, y quienes habitan en el resto de las ciudades, deben de hacerlo el día quince de Adar (Ramá 695:2).

Volviendo al tema de las leyes referentes al banquete, es necesario preparar carne de res, pues para la mayoría de las personas, su ingestión produce alegría. A quien se le dificulte digerir carne de res, que intente ingerir carne de ave, pues su ingestión también alegra. Si tampoco el pollo lo digiere bien, que prepare otros alimentos sabrosos y que los acompañe bebiendo vino.

Es necesario acompañar el banquete con pan, pues según muchos de los grandes juristas sin éste la comida no adquiere el carácter de importante.

Se debe comer el banquete en compañía de otras personas, tanto se trate de familia como de amigos, para que así abunde la alegría, ya que cuando una persona come en soledad no puede alegrarse como corresponde (Shlá, Mishná Berurá 695:9).

10 – El precepto del banquete

El precepto de alegrarse en Purim es muy particular y excede en importancia al precepto de alegrarse en los demás días festivos, pues en el caso de Sucot, Pesaj y Shavuot, la Torá nos ordena (Deuteronomio 16:14): «te alegrarás en tu fiesta» y dado que en la práctica, la mayoría de las personas se alegran al beber vino, es preceptivo en todas las fiestas beberlo, empero en Purim existe el precepto especial de beber en abundancia (Shulján Aruj Oraj Jaím 529:1-3). Más aún, la esencia de los días de Purim es ser «días de banquete y alegría» (Libro de Esther 9:22), por lo que nuestros sabios dijeron (Tratado de Meguilá 7(B)): «Debe una persona embriagarse en Purim hasta no poder diferenciar entre ‘maldito Hamán y bendito Mordejai’».

Empero, respecto del precepto de ingerir bebidas alcohólicas, se formularon diferentes opiniones y se las puede dividir en dos ideas diferenciadas. Hay quienes interpretan las palabras de nuestros sabios en su sentido literal, por lo que una persona debe embriagarse hasta que realmente no logre diferenciar entre Hamán y Mordejai (Rabí Itzjak Alfasi, Rosh), al punto que todo le parezca bueno y para bien, ya que la naturaleza del borracho es la de no poder entrar en detalles y diferencias. El problema con esta visión, es que por efecto del alcohol, un individuo puede llegar a cometer trasgresiones o actos desagradables, por lo que es importante abstenerse de llegar al grado de embriaguez absoluta. Por lo tanto tienen la opción más moderada, de beber hasta que les dé sueño, y al dormirse, en su sueño no diferenciará a Hamán de Mordejai.

Por otra parte, están los que opinan que el precepto es beber más que lo habitual, hasta llegar a la embriaguez pero no a la borrachera, estado que lo exponga a conducirse de manera impropia. Esto se debe al hecho que en la práctica, la  Halajá no acepta la idea de que una persona deba beber «hasta no diferenciar» (Rabí Efraim), o la aceptan pero la interpretan como un grado de embriaguez en el cual la persona ya no pueda ser del todo cuidadosa o detallista en lo que dice, de manera tal que si debe repetir varias veces la fórmula «maldito Hamán y bendito Mordejai», se confundirá algunas de las veces (Tosafot y Ran).

En la práctica cada persona debe escoger la manera que le permita beber y alegrarse en pos del cumplimiento del precepto. Dado que las personas son diferentes entre sí, existen ideas diferentes respecto de cómo cumplir con el banquete y alegrarse.

11 – Continuación de las leyes referentes a la ingestión de bebidas alcohólicas

Se cumple con el deber de beber alcohol en Purim con cualquier bebida, si bien es preferible que sea con vino, pues el milagro original fue con esta bebida. Quien se alegre más con otra bebida que la beba, ya que el deber principal es alegrarse y si el vino lo alegra en algo, que comience con vino, en recuerdo del milagro.

Las mujeres también están preceptuadas de alegrarse con vino, pero deben cuidar de no embriagarse, ya que la borrachera es más desagradable en una mujer que en un hombre y además rompe con las reglas del recato en las que las mujeres se distinguen más que los hombres.

Quien por experiencia ya sabe que al beber se pone melancólico, llora o le duele la cabeza, es mejor que beba solo un poco más de lo que bebe comúnmente y de esa manera cumple, ya que el precepto es alegrarse y si por efecto de la bebida se entristece, está anulando el cumplimiento del precepto. Solo si la persona al llorar lo hace de alegría, como por ejemplo, si le alegra poder llorar por cuestiones trascendentes como el caso de la situación del Pueblo de Israel o las ansias de reconstrucción del Templo, o por no haber podido aún retornar a D´s con total plenitud, puede entonces beber «hasta no diferenciar».

Quien ya sabe por sí mismo, que en estado etílico su conducta puede ser desenfrenada, pudiendo agredir a otras personas o pudiendo acabar vomitado y al borde de la inconsciencia, humillándose así en público, mejor que solamente beba un poco más de lo que acostumbra normalmente y que no se angustie por no poder beber «hasta no diferenciar». Y si bien dijeron nuestros sabios que (Tratado de Eruvín 65(A)): «Al entrar el vino sale el secreto» de modo que, aparentemente se devela un aspecto que anida en el interior del ser que tiende a la violencia o la animalidad, por otra parte aseveraron nuestros sabios que «la recompensa es proporcional al esfuerzo», y dado que en la práctica esta persona ha logrado controlarse desde el punto de vista espiritual, de hecho ha obrado ya una enorme corrección en su ser.

A los efectos de poder cumplir cabalmente con el precepto de alegrarse, es menester saber que el alcohol ejerce su pleno efecto a los veinte minutos después de su ingestión. Algunas personas erradamente beben una copa de vino o un vaso de aguardiente y como a los cinco minutos no sienten efecto alguno, beben más copas para asegurarse de que lograrán llegar al grado de «hasta no diferenciar», y entonces a los veinte minutos comienzan a hacer efecto acumulativo todas las copas bebidas y de repente la persona queda sumida en una profunda embriaguez, que los lleva a conductas bestiales y a vomitar humillándose así ante los presentes. Por esta razón es necesario saber cómo beber y cómo alegrarse, esperar entre copa y copa una media hora y combinar la bebida con la ingestión de alimentos, para así poder alegrarse como lo indica la norma a lo largo del día de Purim.

12 – El significado del precepto de la bebida

Aparentemente cabría preguntarse, si acaso no es cierto que el Tanaj y nuestros sabios (Bamidbar Rabá 10, Vaikrá Rabá 12:1) nos explican que la embriaguez es problemática y puede además llevarnos a inconductas y por lo tanto, cómo es que estamos preceptuados de embriagarnos en Purim. La respuesta es, que todos los milagros que salvaron al Pueblo de Israel en los días de Mordejai y Esther, tuvieron lugar mediante el vino. Vashti fue depuesta y reemplazada por Esther en virtud del banquete del vino. Asimismo el derrumbe de Hamán acaeció durante un banquete en el que se sirvió vino. Es de destacar que en términos generales, la embriaguez es condenable, sin embargo es innegable que tiene aspectos positivos, ya que mediante ésta aflora la alegría simple, aquella que expresa la felicidad material y liberada de preocupación, plena de vigor y vitalidad. Lo que ocurre es que a lo largo del año, la sombra de las desventajas de la embriaguez eclipsa sus virtudes. Empero en Purim, al beber y alegrarse por la salvación Divina y en recuerdo del milagro que ocurrió durante el banquete, se manifiestan los aspectos positivos de la ingesta del alcohol.

Existe otro significado aún más profundo, y es que en Purim se revela la santidad eterna del Pueblo de Israel y se percibe que al final, todo lo que D´s obra con el Pueblo de Israel termina siendo para bien, e inclusive aquello que en principio aparentaba ser negativo, finalmente se revierte positivamente. Mediante la ingestión preceptiva de alcohol, se revela un secreto oculto, y es que, incluso la materialidad del Pueblo de Israel en su interior está santificada. Y si bien el cuerpo y sus sentidos aparentemente estorban a la labor espiritual, en el nivel elevado de Purim es a la inversa, éstos ayudan mucho a la espiritualidad mediante la alegría y la vitalidad que manifiestan.

Yendo aún más en profundidad, sabemos por lo general que la Torá y la conciencia deben de regir los pasos del hombre en la vida, y éste al seguir el camino correcto se regocija; mas esta alegría queda limitada a su capacidad de percepción. Sin embargo mediante el grado espiritual de la fe que alcanzamos en Purim, sabemos que D´s guía el mundo con bien y aunque a veces Su Providencia nos resulta incomprensible, nosotros anulamos nuestro entendimiento y aceptamos sus actos con alegría. Este es el nivel de «hasta no diferenciar», el apego a un grado espiritual que está por encima de cualquier comprensión humana y que está emparentado con la fe en la entrega total. Desde este grado elevado de fe que es la confianza del Pueblo de Israel en la dirección del mundo a manos de D´s, se accede a una alegría ilimitada.

13 – El horario del banquete

La costumbre más extendida es celebrar el banquete de Purim después del mediodía, una vez concluido el servicio de Minjá. Esto se debe a que hasta el mediodía, la gente está ocupada cumpliendo con los preceptos de envío de porciones al prójimo y entrega de presentes a los pobres, amén de abundar en expresiones de amistad y afecto hacia amigos y familiares. Al llegar el mediodía lo correcto es rezar Minjá antes del banquete, ya que de iniciarse éste antes, se teme que por efecto de la embriaguez el servicio no se pueda realizar.

Hay quienes acostumbran a demorar el banquete y lo inician sobre la hora de la puesta del sol, de modo tal que la mayor parte del banquete lo celebran en horas de la noche. Hay juristas que criticaron esta costumbre, arguyendo que el banquete es preceptivo celebrarlo en Purim mientras que una vez que salen las estrellas, ya se considera un nuevo día. A esto hubo quienes respondieron que todo va según la hora del inicio, y por cuanto que el banquete se inició en Purim, la continuación del banquete en horas de la noche se considera también correspondiente a Purim. Lo mismo ocurre en lo referente a las leyes de la bendición después de la ingestión de alimentos, el «birkat ha Mazón«, ya que si se inició la comida durante el día y se concluyó tarde en la noche, se recita igualmente el agregado de «Al Hanisim«. Además, en el caso de las ciudades no amuralladas al concluir en éstas el día, está comenzando Purim en las amuralladas, por lo que corresponde igualmente alegrarse. De todas maneras a priori es mejor comenzar con el banquete en pleno día y en caso de que se prolongue hasta después de la salida de las estrellas no hay problema, ya que la principal parte del banquete la cumplieron de día.

Hay quienes dicen que es mejor apurarse y cumplir con el banquete en horas de la mañana, de modo tal que quien se embriaga tiene tiempo de despabilarse hasta el servicio de Minjá por la tarde, empero la costumbre más extendida es iniciar el banquete pasado el mediodía.

Es bueno dedicarse un rato al estudio de la Torá antes de iniciar el banquete, tal como está escrito en el Libro de Esther (8:16): «Para los judíos hubo luz y gran alegría» lo cual fue interpretado por nuestros sabios que la luz hace referencia a la Torá y en virtud del estudio de la Torá se puede alcanzar la alegría completa (Ramá 695:2).

Quien sepa que de embriagarse ya no podrá recitar el rezo de Minjá o de Arvit, según la opinión mayoritaria de los juristas que no deberá embriagarse (————-). Empero Maran, el Rav Kuk de bendita memoria, escribió que quien bebe en Purim cumple con un precepto y quien está ocupado cumpliendo con un precepto, está exento en ese momento de cumplir con otro (Oraj Mishpat Hashmatot 7).

14 – Leyes referentes al ebrio y al borracho respecto de la recitación de bendiciones y al servicio de Arvit

Definimos como ebrio a quien si bien está afectado por el alcohol, le resulta difícil concentrarse y expresar su pensamiento, pero aun así, está en condiciones de estar en presencia de un rey, mientras que borracho es aquel que bebió tanto que no está en condiciones de presentarse ante un rey.

Ambos pueden recitar las bendiciones del disfrute y si bien a priori es conveniente que el borracho no bendiga, aquellas bendiciones que pasado el momento de pronunciarlas ya no se pueden recitar más tarde, tiene permitido hacerlo, por lo que en definitiva, un borracho podrá pronunciar las bendiciones del disfrute, “birkat hamazón” y la bendición posterior a la evacuación “asher iatzar”.

En cambio, las reglas referentes al rezo son más estrictas, por lo que una persona ebria o borracha no habrá de recitar Arvit hasta que se le pase el estado etílico y lo pueda hacer con sobriedad. En el caso en que haya un “minián” que empieza a rezar y de abstenerse de participar se quedaría sin posibilidad de rezar más tarde con quórum, en el caso del ebrio puede sumarse al servicio si lee del “sidur”, por cuanto que  a posteriori su rezo es válido, pero en el caso del borracho no habrá de sumarse al servicio de ninguna manera, por cuanto tiene terminantemente prohibido rezar y su plegaria es considerada una abominación.

En el caso que  quien bebió siente un profundo cansancio, al punto que si no reza en ese momento más tarde ya no lo podrá hacer, la persona ebria podrá recitar toda la “tefilá”, mientras que en el caso del borracho podrá recitar el “shemá” mas omitirá las bendiciones previas y la posterior y se abstendrá de recitar la “amidá”.

Y aunque el borracho se duerma sin haber rezado, no carga con culpa alguna por cuanto que su estado etílico se debe al cumplimiento de un precepto, y quien cumple con un mandamiento en ese preciso momento está exento de cumplir con otro. A la mañana siguiente habrá de recitar la “amidá” dos veces, la primera será por el servicio de la mañana (shajarit)  y la segunda como compensación por el Arvit que se perdió la noche anterior.

En caso de que una persona esté en la duda de  si su estado es de ebriedad o borrachera, que rece Arvit con todos, ya que en Purim el rey tiende a ser “más condescendiente” con quien bebió, dado que éste es el precepto especial del día.

15 – Horario del banquete festivo cuando Purim cae en víspera de Shabat

Cuando Purim cae viernes, se acostumbra a iniciar el banquete antes del mediodía por respeto al Shabat y quien no haya alcanzado a hacerlo, que lo inicie al menos tres horas antes de la puesta del sol. A posteriori, se puede empezar con el banquete hasta la puesta del sol, empero, si se sentó a comer con proximidad al horario de encendido de velas, que se cuide de comer poco para poder ingerir las comidas sabáticas con apetito.

Existe otra costumbre que es practicada por algunos de los grandes maestros y es la de unir el banquete de Purim con la comida de Shabat, pero algunos juristas dicen que esto debe ser hecho solo a posteriori. En la práctica, la costumbre se aplica de la siguiente manera: se reza Minjá de Purim antes de iniciar el banquete y se comienza a comer cuando todavía es de día. Media hora antes de la puesta del sol se encienden velas sabáticas, se coloca un mantel por sobre el pan y se recita “kidush” de Shabat con vino. Por cuanto que en el banquete de Purim ya se recitó la bendición inicial del vino, ésta se omitirá en el “kidush”. Una vez concluido el “kidush”, se continúa con el banquete y en esta nueva etapa del mismo se debe  ingerir el equivalente a unos 58 gramos de pan y de ninguna manera menos de 29 gramos en honor a la comida de Shabat. Una vez concluido el banquete se recita “birkat hamazón” agregándose “retzé” en la tercera bendición como agregado sabático y “al hanisim” en los agradecimientos que figuran después de la cuarta bendición y que se inician con la fórmula “harajamán”, como adición por Purim. Tras la finalización del banquete se recita el servicio de Arvit.

16 – Los disfraces y la prohibición de la Torá de que un hombre vista ropa de mujer y viceversa

Muchos acostumbran a disfrazarse en Purim, y si bien esta costumbre no tiene bases en el Talmud y no figura como deber festivo entre los sabios de las últimas generaciones, de todas maneras se le han dado diferentes explicaciones. La primera es que el disfrazarse, lleva a que la gente se ría y se incremente la alegría de Purim.  Además, el hecho de que una persona se vista de una manera no habitual, le ayuda a manifestar su amor y su camaradería hacia los demás. Otra explicación sostiene que las diferentes vestimentas que nos cubren a diario, actúan como factor divisivo y separatista entre las personas, mientras que el disfrazarse en Purim contribuye a hacer caer las barreras interpersonales y así generar un sentimiento de unión. Otra idea es que mediante los disfraces, nos damos cuenta hasta qué punto estamos influidos por la exterioridad y ello contribuye a que contemplemos la interioridad que se revela en Purim. Otro de los mensajes que encierra el disfrazarse, es que un judío aunque esté vestido con ropajes gentiles, en su interioridad se mantiene completamente fiel a su origen, tal como aprendemos de la historia de Purim.

El Maharí Mintz en su respuesta número 16, sostiene que en Ashkenaz grandes rabinos y sus familias se disfrazaban, hombres con ropas de mujer y mujeres con ropa de hombre y recalca que no corresponde reprenderles por cuanto que la prohibición de la Torá, de que hombres y mujeres no intercambien atuendos, se aplica cuando la finalidad es licenciosa, empero en Purim la finalidad es cumplir con el precepto de alegrarse. El Ramá (696:8) confirma que tal es la costumbre aceptada.

De todas maneras, la mayoría de los juristas prohíbe que hombre se disfrace de mujer y viceversa (Bait Jadash Ioré Deá 182, Tur Zahav 4). En base a estas sentencias, muchos de los sabios de las últimas generaciones sostienen, que se debe reprobar a quienes se disfracen con ropas del otro sexo y así es correcto proceder. Hay quien dice que si sólo se puso una prenda del sexo opuesto, mientras que los restantes ropajes permiten reconocer su género original, no se le debe prohibir (Prí Megadim).

1 – ¿Qué es una ciudad amurallada?

Tal como ya vimos (capítulo 15 inciso 4) Purim tiene dos fechas. En todas partes se celebra el día catorce de Adar, mientras que en las ciudades que están amuralladas desde los días de Iehoshúa y en Shushan la ciudad capital de la antigua Persia, se celebra el día quince.

A los efectos de la fecha, no hay diferencia entre ciudades situadas en la Tierra de Israel y ciudades situadas en el extranjero. Toda ciudad que haya estado amurallada desde los días de Iehoshúa, aunque hoy día sus muros estén derruidos, se la considera amurallada. La única excepción es la ciudad de Shushan, que aunque en días de Josué carecía de murallas, por cuanto que en ella ocurrió el milagro, se celebra Purim el día quince (Shulján Aruj 688:1).

La fiesta de Purim fue instituida en tiempos de los sabios de la Gran Asamblea, y en esos días había muchas ciudades en la Tierra de Israel que poseían tradiciones que indicaban que estuvieron amuralladas en días de Iehoshúa, por lo que en éstas, se celebraba el día quince. Con el correr de los años, las ciudades fueron destruidas y la tradición se fue perdiendo, por lo que al día de hoy si bien sabemos que determinadas ciudades estaban amuralladas en días de Josué, no sabemos la ubicación exacta de la localidad en esos días y si coincide exactamente con el emplazamiento actual de la misma, o simplemente heredaron el nombre, como lo es el caso de la ciudad de Lod. Existen ciudades muy antiguas que fueron abandonadas por los judíos y por lo tanto se perdió la tradición respecto a si existían en los días de Josué. En otros casos se sabe que existían en esos días, mas no se sabe a ciencia cierta si estaban amuralladas, como en el caso de Hebrón. Solamente respecto de Jerusalém, tenemos la absoluta certeza de que contaba con murallas en los días de Josué y por lo tanto es la única en la que hoy día se celebra Purim el día quince de Adar. Pasaremos a explicar primeramente el status de Jerusalém y posteriormente el de las ciudades respecto de las cuales tenemos dudas hasta el día de hoy.

2 – Jerusalém y sus alrededores

Dijeron nuestros sabios (Tratado de Meguilá 3(B)): «Una ciudad, sus alrededores y todos los sitios desde los cuales ésta se visualiza, tienen una misma ley». Por lo tanto Purim se celebra el quince de Adar no solamente en la ciudad vieja, sino en todos sus barrios o colonias contiguas a la misma. Si bien la ciudad se ha extendido notablemente, por cuanto que cada barrio es contiguo al siguiente, todos están conectados a la ciudad vieja y celebran el día quince.

Se presentó la duda de cuál debería ser la regla a aplicar, respecto de las colonias o barrios de Jerusalém que fueron construidos distantes del resto de la ciudad. Un ejemplo reciente de esta cuestión, se presentó respecto a los barrios de Ramot y Har Nof. Hay quienes opinan que solo en barrios que están unidos por construcción ininterrumpida con la ciudad vieja se ha de celebrar el quince, mientras que si existe una separación entre barrio y barrio de más de ciento cuarenta y un codos y un tercio de codo (67.8 metros), se le ha de considerar una localidad diferente, por lo que estos juristas dispusieron que en estos barrios se celebre Purim el día catorce.

Otros juristas consideran que todos los barrios son parte integral de Jerusalém a los efectos de los impuestos municipales, y además están unidos por un mismo Eruv de Shabat, por lo que deben celebrar Purim el día quince. Esta fue la decisión de los rabinos jefes de Jerusalém Kulitz y Mashash, ambos de bendita memoria, y esta es la práctica aceptada. De todas maneras, estas discusiones se fueron resolviendo con el correr del tiempo, al extenderse más la ciudad de Jerusalém, al punto de que los barrios que antes estaban separados hoy ya están conurbados, y así hoy día resulta evidente que son parte integral de la ciudad.

3 – Sitios sobre los que existen dudas

Las ciudades respecto de las cuales existen dudas son: Tveria, Jevrón, Shjem, Iafo, Lod, Aza, Tzfat, Aco y Haifa. Hay quienes agregaron a la lista de las dudosas, a las localidades de Beit Shean, Ierijó, Beer Sheba y Ramle. Fuera de la Tierra de Israel existen dudas respecto de Tiro, Sidón, Damasco, Esmirna y Bagdad.

Nuestros sabios medievales debatieron respecto de qué debía hacerse con los sitios sobre los cuales existen dudas. Todos están de acuerdo que en estas localidades se debe leer la Meguilá el día catorce con el recitado de las bendiciones correspondientes, ya que incluso quien vive en Jerusalém, que debe a priori leer el día quince, si leyó la Meguilá el catorce que es la fecha para todo el mundo, a posteriori cumplió con el precepto. La pregunta que surge es, si en estas ciudades dudosas se debe volver a leer el día quince.

Hay juristas que opinan que en todas las localidades dudosas, se debe celebrar Purim únicamente el día catorce y no deben de volver a leer la Meguilá el quince, y quienes deseen obrar con mayor rigurosidad (“Minhag  Jasidut”) y leerla al día siguiente, deberán abstenerse de recitar las bendiciones previas y la posterior a la lectura (Najmánides, Rashbá, Ran y Ritbá).

Otros juristas opinan que se debe volver a leer la Meguilá el día quince, sin recitar las bendiciones, para que la duda no se olvide. Esta idea rinde de cierta manera homenaje a la Tierra de Israel, pero por cuanto que se trata de una duda, no se habrán de recitar las bendiciones (Maimónides 1:11, Meiri y Shibolei HaLeket y así sentenció el Shulján Aruj 688:4). Los sabios debatieron asimismo, respecto del resto de los preceptos de Purim, el envío de porciones, la entrega de presentes a los pobres y el banquete. Algunos sostienen que se deben de cumplir únicamente el primer día  que es Purim para todo el mundo (Peraj), y hay quienes opinan que se deben de cumplir también el segundo día (Riaz). Quienes viven en las cercanías de una ciudad que se duda acerca de su status, festejan Purim únicamente el día catorce, pues solo quienes habitan en las cercanías de una ciudad en la que con seguridad se celebra el quince, se adhieren a ésta. Hay quienes aplicaron un criterio más estricto y extendieron la lectura del día quince  a las localidades vecinas a ciudades de status dudoso.

En la práctica, en casi todas las localidades sobre las que recae la duda, se acostumbra a aplicar la idea más flexible, y se celebra Purim únicamente el día catorce. Únicamente en ciudades respecto de las cuales la duda es muy patente, como en los casos de Tiberias y Hebrón, muchos acostumbran a leer la Meguilá también el día quince y hay quienes acostumbran a cumplir en este día también el resto de los preceptos festivos.

4 – Los residentes de ciudades con y sin murallas

Dado que Purim se celebra en las ciudades no amuralladas el día catorce, mientras que en Jerusalém el día quince, se despiertan interrogantes respecto de qué debe hacer quien viaja en estos días de Jerusalém a una ciudad sin muralla y viceversa, o sea, ¿cuándo debe festejar Purim? La regla general es la siguiente: el cumplimiento de los preceptos se determina por la ubicación de la persona en el día de la fiesta y no según su sitio habitual de residencia, de manera tal que quien solo el día de Purim se encuentra en una ciudad sin murallas, se le considera como residente de la misma (residente de ciudad no amurallada por el día). El momento determinante a estos efectos, es dónde se encuentra la persona en cuestión, al despuntar el alba («alot hashajar«) del día catorce para las ciudades sin murallas y del día quince para las amuralladas, pues este es el horario a partir del cual se debe comenzar la lectura matinal de la Meguilá.

Un jerosolimitano que quiere celebrar el  Purim de las ciudades no amuralladas el día catorce, debe llegar a una de estas ciudades en la noche del catorce y permanecer en esta hasta que despunta el alba y así según todas las opiniones, recaen sobre él todos los preceptos de Purim el catorce. Y aunque se regrese a Jerusalém temprano en la mañana, antes de haber alcanzado a leer la Meguilá, sigue recayendo sobre él la obligación de leerla en Jerusalém el catorce, y debe designar un enviado o representante que entregue envíos al prójimo y presentes a los pobres en su nombre en la ciudad no amurallada. Por el contrario, si un jerosolimitano llega a una ciudad no amurallada en la noche del catorce y se regresa a Jerusalém antes de que despunte el alba, o si llegó a una ciudad no amurallada después de que amaneció en la mañana del catorce  y luego se regresa a Jerusalém, celebra Purim como un jerosolimitano el día quince. El momento decisivo es el despuntar del alba del día catorce.

Un residente de una ciudad no amurallada que celebra Purim el día catorce y quiere celebrar también el día quince en Jerusalém, debe llegar a esta ciudad en la noche del quince y pernoctar en la misma hasta que despunte el alba, y de esa manera se le considera ya jerosolimitano y debe cumplir en ese día con todos los preceptos de Purim. En este caso debe cuidar de oír las bendiciones de la lectura de la Meguilá de otra persona y si la lee para sí mismo se abstendrá de recitarlas, ya que hay opiniones que sostienen que como ya festejó Purim el día catorce, no precisa cumplir el día quince (según el Rosh). Si bien la Halajá es que debe cumplir con todos los preceptos del día, respecto del recitado de las bendiciones tomamos en consideración  la opinión de quienes eximen de cumplir Purim por segunda vez. Si la persona se encuentra en Jerusalém desde la noche del catorce hasta la mañana del quince festejará solo en Jerusalém el quince, y allí cumplirá con todos los preceptos y puede recitar las bendiciones de la Meguilá según la opinión de todos los juristas.

En el caso en que alguien planificó estar al despuntar el alba en una ciudad determinada con o sin muralla y en la práctica no lo hizo, los juristas medievales están divididos respecto de la pregunta de cómo debe festejar.  Hay quienes opinan que debe actuarse según lo planificado (Rif y Najmánides), mientras que otros sostienen que todo depende de lo que la persona hizo en la práctica (Rashi y HaMaor). Según los que sostienen que se debe actuar conforme a lo planificado, hay quienes opinan que esto se aplica cuando la persona viajaba hacia el sitio en cuestión (Mishná Berurá), mientras que otros opinan que lo que define la situación, es su plan al iniciarse la noche de Purim (Rav Frank). De todas maneras, en caso de duda se debe consultar a una autoridad rabínica y generalmente la respuesta es de cumplir con los preceptos sin recitar las bendiciones.

5 – Purim «triple»

A veces el día quince de Adar que es cuando se festeja Purim en las ciudades amuralladas, cae en Shabat, empero el día catorce de Adar jamás cae en día sábado. Cuando el quince de Adar cae en Shabat, nos encontramos ante un «Purim triple», ya que los preceptos de Purim se cumplen en tres días diferentes, ¿Por qué no se festeja Purim en Shabat? Esto se debe a que nuestros sabios decretaron que no se lea la Meguilá en Shabat, por temor a que el rollo sea transportado en el dominio público. Tampoco el banquete se lleva a cabo en Shabat pues está escrito (Libro de Esther 9:22): «días de banquete y alegría», esto implica que el festín debe ser por causa de la fiesta y no por causa del Shabat (Purim depende de la decisión del tribunal que declara el novilunio mientras que Shabat es fijo y se cumple cada séptimo día desde la misma creación del mundo).

Por lo tanto en caso de estar ante un Purim triple, el viernes se lee la Meguilá y se entregan presentes a los pobres, ya que los pobres esperan ansiosamente la lectura de la Meguilá y si no reciben sus presentes ese día se lamentan. Es necesario tratar de leer la Meguilá con quórum de diez personas, pues hay quienes opinan que esa lectura no se realiza en tiempo por lo que resulta imprescindible leerla ante diez hombres o diez mujeres (Mishná Berurá 690:61). De todas maneras, cuando no hay quórum de diez, se lee igualmente la Meguilá el viernes y se recitan las bendiciones correspondientes (Tzitz Eliezer 13:73, Iabía Omer 6:46).

El día sábado que es Purim de las ciudades amuralladas, se recita «Al Hanisim» en la «Amidá» y en el «Birkat Hamazón» y se lee en la Torá la porción de Purim. Se retiran del arca dos rollos de la Torá, en el primero se lee la porción de lectura semanal, y en el segundo se lee la porción de Purim «Y vino Amalek».

El domingo se lleva a cabo el banquete de Purim y se envían las porciones al prójimo, pues el envío de porciones está íntimamente vinculado con el banquete.

¿Por qué razón se adelanta la lectura de la Meguilá para antes de Shabat, mientras que el banquete se pospone para después? Esto se debe a que en primer lugar, corresponde leer la Meguilá para así publicitar el milagro, y no se puede postergar la lectura para una fecha posterior a la del acontecimiento del milagro, ya que está escrito «y no pasará ( de su fecha establecida)». Por otra parte el banquete se puede llevar a cabo solamente después de acontecido el milagro, que es el día quince que cae en Shabat, y como no se celebra el banquete el sábado, se pospone para el domingo.

Es bueno abundar en consumo de carne y vino en Shabat, pues hay quienes opinan que el banquete debería realizarse el mismo sábado. De ser posible, es bueno enviar discretamente porciones al prójimo en Shabat con la condición de que exista «Eruv».

Recomendaciones

 

Rishón Lezión y Rabino Jefe del Estado de Israel (1983-1993)             B»H 29 de Nisán del 5753

 

 

Gran Rabino Mordejai Eliahu Shelit"a

Rabino Najum Eliezer Rabinovich Shelit"a Jefe de la Yeshivá "Birkat Moshé"/ Ma´alé Adumim

A mi encumbrado amigo, quien enseña Torá a las multitudes,

nuestro maestro, el Rabino Eliezer Melamed Shelit»a

Me alegré de sobremanera al recibir su nuevo libro «Pninei Halajá» el cual hace honor a su nombre y es valioso cual perlas («pninim» n. de t.). Su gran humildad le llevó a pedirme una carta de asentimiento a la publicación, pedido al cual generalmente me niego porque ¿quién soy yo para valorar o medir palabras de la Torá que son amplias como el mismo mar? Empero dado que ya grandes y eruditos han visto este libro, lo han alabado y recibió las anuencias de sus excelencias, también yo lo haré, a título de quien sostiene el extremo de las vestimentas de sus eminencias, nuestros maestros Shelit»a, quienes elogian el libro y lo recomiendan.

 

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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