Pninei Halajá

10) Reglas referentes a las Aguas Finales («Maim Ajaronim»)

Quienes acostumbran realizar «Maim Ajaronim» deben abluir solamente dos falanges de los dedos y en el caso del dedo pulgar una sola. Esto obedece a que por encima de las dos primeras falanges no suele llegar suciedad de los alimentos (Shulján Aruj 181:4). Hay quienes realizan esta acción con excelencia y abluyen la totalidad de los dedos (Beur Halajá ‘עד’, Kaf HaJaím 17).

Todas las reglas que resultan indispensables al abluir las manos previo a la ingestión del pan no aplican a «Maim Ajaronim», por lo que no es necesario realizar esta ablución por medio de un recipiente, sino que a priori se puede verter agua de la canilla directamente sobre los dedos. No hay una cantidad específica de agua que deba emplearse, lo principal es que se limpie la suciedad de las manos de las dos primeras falanges de los dedos.

No se realiza «Maim Ajaronim» con agua sumamente caliente pues al hacerlo con un poco de agua tal como se acostumbra, impregnan las manos de la suciedad (ver Shulján Aruj 181:3).

Al momento de abluir los dedos es necesario colocarlos verticalmente para que el agua descienda a través de estos y retiren la suciedad (Talmud Babilonio Tratado de Sotá 4(B). Shulján Aruj 181:5). Es correcto secar los dedos previo al inicio de la bendición (Shulján Aruj 181:8, Mishná Berurá 19).

No se abluyen los dedos directamente sobre el suelo pues nuestros sabios dijeron que los dedos poseen fuerzas negativas («Ruaj Ra´á») que pueden resultar dañinas por lo que la ablución debe llevarse a cabo sobre un recipiente y luego verter el agua en la pileta o fregadero o cualquier otro sitio por donde no pasan personas. A priori, se pueden abluir los dedos con la llave o canilla directamente sobre la pileta o fregadero y así acostumbran hacer muchas personas. Quienes acostumbran abluir sus dedos sobre un recipiente, a priori suelen retirarlo de la mesa o cubrirlo antes de comenzar el «Birkat Hamazón».

Tras la ablución de «Maim Ajaronim» es menester apresurarse en comenzar a recitar el «Birkat Hamazón» de inmediato, ya que nuestros sabios dijeron (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 42(A)): «Ni bien se abluye las manos se bendice». A priori no se debe interrumpir hablando entre la ablución y el recitado de la bendición ni siquiera tratándose de palabras de Torá. Tampoco se debe andar sin propósito o necesidad una distancia superior a los veintidós codos (unos once metros) o permanecer en silencio más que el tiempo que lleva andar esos veintidós codos (ver Mishná Berurá 179:1-2, Beur Halajá allí, y 181:15 y 24).

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