Pninei Halajá

04) ¿A quién le corresponde dirigir el recitado del «Zimún»?

Es una gran mitzvá ser la persona que dirige el recitado del «Zimún», tal como nos cuenta el Talmud Babilonio (Tratado de Berajot 53(B)) que Rav Huna dijo a su hijo ´si te honran para dirigir el «Zimún» sobre una copa de vino aprópiate de ese precepto, no lo dejes pasar y recita el «Zimún»´. El invitado debe tener especial cuidado en que si es convidado a dirigir el recitado del «Zimún» con una copa de vino no rechazar el ofrecimiento, ya que en su bendición debe incluir una suplementaria para el dueño de casa y en caso de declinar está renunciando a la posibilidad de bendecir al anfitrión. Nuestros sabios dijeron (ídem 55(A)) que quien declina de recitar la bendición sobre una copa de vino provoca que se acorten sus días y sus años. En caso de que el «Zimún» sea sin copa de vino, es igualmente de gran importancia y necesario apremiarse en cumplir con el precepto y corresponde que el invitado no decline a recitarlo (Shulján Aruj 201:3). Por otra parte, una persona no debe perseguir los honores y por ello si sus amigos no lo honran con el recitado del «Zimún», no debe precipitarse a hacerlo contra la voluntad de los presentes.

Cuando entre los comensales se encuentra un erudito de la Torá es preceptivo honrarlo con el recitado del «Zimún». Asimismo, de haber presente un cohen también es preceptivo honrarlo con el «Zimún», ya que nuestros sabios aprenden (Talmud Babilonio Tratado de Guitín 59(B)) de lo escrito en la Torá (Vaikrá – Levítico 21:8): «y lo santificarás» – es preceptivo anteponer al cohen para toda cuestión vinculada con la santidad (Maguén Abraham 201:4). En caso de haber en el lugar un erudito de la Torá y un cohen que no es erudito – el primero precede al segundo. El erudito tiene prohibido rebajarse ante el cohen pues el honor de la Torá antecede al del sacerdocio (Talmud Babilonio Tratado de Meguilá 28(A)).

Empero, de resultar claro que el erudito es aquel que es digno de ser honrado, este tiene permitido cederle el «Zimún» al cohen. Esto también es así cuando el cohen es un erudito, mas el iehudí que es Israel lo es aún más, y si bien la grandeza en la Torá precede a los demás criterios, en un caso así, si el más erudito quiere honrar al cohen con el «Zimún» – esta acción implica un grado importante de generosidad -´midat jasidut´- (Tosafot allí, Ramá 167:14, Mishná Berurá 71). Asimismo, está permitido al sabio decir que honren con el «Zimún» a otra persona a los efectos de enseñarle y motivarle (Shulján Aruj 201:1-2).

Además, nuestros sabios dijeron (Talmud Babilonio Tratado de Sotá 38(B)) que «no se le otorga la copa de vino para recitar la bendición sino a quien posee un buen ojo», esto es, a una persona que detesta el cohecho y es generosa con su patrimonio (Rashí). Esto obedece a que no es una persona envidiosa, se alegra con el bienestar de las demás creaturas y por ende habrá de tener una intención benigna durante el recitado del «Birkat Hamazón» y especialmente durante la bendición que le toca recitar al invitado. Por lo general, un erudito de la Torá se supone que es también poseedor de buen ojo.

Cuando los comensales son huéspedes o invitados del anfitrión, se acostumbra adjudicar el «Zimún» a uno de los primeros, aun cuando el anfitrión sea el más sabio de entre los presentes. Esto se debe a que en el pasado quien dirigía el «Zimún» recitaba en voz alta todo el «Birkat Hamazón» y las demás personas tenían la intención de cumplir con su deber de bendecir respondiendo a este recitado. Quien realizaba el «Zimún», al llegar a la bendición para el anfitrión la recitaba también en voz alta. Hoy en día que cada persona recita la bendición individualmente cabe otorgarle al invitado el rol de recitar el «Zimún» para que recite la bendición correspondiente al anfitrión («Birkat Haoreaj») en voz alta y los demás comensales puedan responder «Amén».  Empero, en caso de así quererlo el dueño de la casa, puede tomar para sí el precepto de recitar el «Zimún» y algunos grandes eruditos han llevado a cabo esta práctica. Mas si uno de los invitados es un erudito de la Torá y el dueño de la casa no lo es, corresponde honrar al erudito con el «Zimún». De todas maneras, aun cuando el invitado no es quien dirige el recitado del «Zimún», es bueno que diga en voz alta la bendición al anfitrión o «Birkat Haoreaj», para que los demás comensales puedan responder «Amén».

Corresponde destacar que numerosos invitados de entre los oriundos de países europeos (Ashkenaz) acostumbran a contentarse con una breve bendición: «Harajamán Ievarej et Ba´al Habait Hazé» («El Eterno bendecirá al dueño de esta casa»). Muchos juristas se preguntaron sorprendidos el por qué no recitan el formato de la bendición pormenorizada redactada por nuestros sabios (Lejem Jamudot, Mishná Berurá 201:5, tal como se lee arriba 4:2). Es más correcto que también las personas de origen ashkenazí reciten la versión mencionada de la bendición del invitado o «Birkat Haoreaj», y corresponde que este se imprima en todos los libros de bendiciones o «birkonim».

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