Pninei Halajá

09) No excederse con la comida

Está prohibido comer en demasía, y esta norma tiene dos aspectos: en primer lugar, es peligroso para la salud. En segundo lugar, hacerlo implica una falta moral pues la persona se ve arrastrada en exceso tras una pasión corporal.

Respecto del peligro para la salud que representa el comer en exceso escribió Maimónides (Hiljot Deot 4:2): «No se debe comer hasta que se llene el estómago, sino que se debe ingerir un cuarto menos de la cantidad necesaria para sentirse satisfecho». Tras detallar qué alimentos dañan la salud, agregó lo siguiente (ídem 4:14-15): «Mientras que una persona se ejercite y realice abundante actividad física, no se llene al comer y su vientre esté laxo (no hinchado) – no se enfermará y se fortificará continuamente, aunque ingiera alimentos de mala calidad… pues comer en exceso es un elixir de muerte para el cuerpo y es el principal origen de las diferentes enfermedades. La gran mayoría de las afecciones que atacan al hombre se originan o a raíz de alimentos perjudiciales o por comer hasta llenarse, aunque se trate de alimentos de buena calidad». La ciencia médica contemporánea coincide con que comer en exceso es muy perjudicial para la salud.

Además, está prohibido dejarse arrastrar en demasía por las pasiones corporales. Najmánides explicó que esta es la intención de la Torá cuando ordena: «Consagrados habréis de ser» (Vaikrá-Levítico 19:2), puesto que si no existiese este mandamiento, una persona podría conducirse como un malvado en el marco normativo de la Torá («Naval Birshut HaTorá»), devorando carne o bebiendo alcohol sin límite y arguyendo que no comete trasgresión alguna, ya que el vino o la carne son «kasher lamehadrín». Por esta razón se nos ordenó «Consagrados habréis de ser», para que no comamos en exceso.

La Torá no estableció una medida para la ingestión excesiva de alimentos o bebidas; dado que cada persona posee necesidades diferentes, hay quienes poseen un cuerpo grande y otros uno pequeño, hay quienes poseen un metabolismo más veloz y requieren de más alimentos y otros lo tienen más lento y por ende necesitan comer menos. Y hay también personas que poseen características físicas similares, pero una tiene una actividad profesional que requiere de un uso intenso del cuerpo por lo que precisa comer más, mientras que su compañero tiene una ocupación más sedentaria y necesita comer menos (Shnei Lujot HaBrit artículo séptimo 12).

Por otra parte, una persona no debe afligirse absteniéndose de alimentos sabrosos, y tal como indica el Talmud, en cierta forma el nazareo que se abstuvo de beber vino es llamado «transgresor», según lo que está escrito (Bamidbar-Números 6:11): «…y (el cohén) lo expiará (al nazareo) tras haber transgredido». Dijo Rabí Eleazar HaKapar: por una deducción lógica («a fortiori» o «kal vajomer») sostenemos: si quien no se autoflageló pero simplemente se abstuvo de beber vino es llamado transgresor, aquél que se abstiene de muchas otras cosas cuánto más aún se lo habrá de considerar infractor». De aquí aprendió Shmuel: «Todo aquél que entra a ayunar es considerado un transgresor» (Talmud Babilonio Tratado de Ta´anit 11(A), Nedarim 10(A), Nazir 19(A) y 22(A), Baba Kama 91(B)). Si bien existen otras opiniones esta es la postura principal de nuestros sabios, según la cual es válido ayunar o actuar como nazareo solamente en casos especiales, por ejemplo, ante la necesidad de retornar de alguna mala conducta u otras eventualidades, empero de preferencia, corresponde que el ser humano disfrute de todos los variados y sabrosos alimentos que el Eterno dispuso en el mundo y Le agradezca por ellos. De ese modo se habrá de incrementar la santificación del Nombre Divino tanto por las bendiciones recitadas como por la buena sensación alcanzada en virtud de los deliciosos alimentos comidos, por medio de los cuales la persona puede meditar sobre la Torá en estado de completitud, alegre y de buen talante para con las demás creaturas. Asimismo, Raba y Rav Najman dijeron que por el mérito de haber comido carne y bebido vino se abrieron sus ojos a una comprensión más profunda de la Torá (ver Tratado de Iomá 76(B), Baba Kama 71(B)). De igual manera, nuestros sabios dijeron (Talmud Jerosolimitano Tratado de Kidushín 4:12) que en un futuro el ser humano deberá rendir cuentas por todo aquello que sus ojos vieron y no comió. Sin embargo, en caso de excederse en la ingestión de alimentos, esta misma persona se sumergirá en el pantano de la materialidad grosera y su corazón no podrá enfocarse en su espíritu ni en su alma y finalmente caerá enfermo, se entristecerá y se deprimirá.

Un buen consejo para evitar comer en exceso es que hacia el final de la comida, se lleve a cabo una interrupción de unos veinte minutos, y solamente después, en caso de sentir necesidad, se continúe comiendo. Esto obedece a que a menudo, mientras la persona aún come su apetito no se ve mitigado y piensa que todavía no ingirió lo suficiente. Empero, en caso de hacer una breve interrupción su cuerpo comenzará a digerir lo comido y la persona se sentirá saciada. Esta interrupción se puede aprovechar para estudiar Torá en la mesa y se puede también recitar el Birkat HaMazón y dedicarse a otros quehaceres y en caso de que luego así lo desee podrá volver a bendecir y continuar comiendo.

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