Pninei Halajá

15) Bendición por la cura o la mejoría

A veces el cuerpo se enferma y es necesario ocuparse de su curación, por lo que es importante saber que el origen de la enfermedad radica en una carencia espiritual provocada por un pecado, o porque era momento de ascender a un nivel superior (en referencia a la observancia de preceptos y sus condiciones espirituales) y al no hacerlo sobrevienen malestares y penurias con la finalidad de elevar a la persona. Por ello, amén de ir al médico y llevar adelante todos los procedimientos naturales correspondientes, se debe también reflexionar a los efectos de identificar el origen del malestar, tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 5(A)): «Si una persona percibe que le sobrevienen desdichas – que revise sus acciones realizadas». Ese fue el pecado del Rey Asa quien, tras haber enfermado por causa de sus inconductas, fue a consultar a los médicos sin reflexionar sobre sus actos realizados, tal como está escrito (Divrei Haiamim-Crónicas II 16:12): «Y cuando enfermó tampoco procuró a HaShem sino que recurrió a los médicos».

Incluso cuando los médicos están convencidos que determinada medicina habrá de ayudar al paciente, ello aún es dudoso, por cuanto que el cuerpo humano es sumamente complejo y los galenos no pueden seguir de cerca todos y cada uno de los procesos que tienen lugar al interior del mismo, y además, el origen de la afección es de orden espiritual. Por lo tanto, sin ayuda Celestial ninguna medicina resulta efectiva y por ello nuestros sabios estipularon que se rece a HaShem para que el tratamiento se vea coronado por el éxito, y en virtud de lo sucedido hayamos podido retornar y hacer teshuvá.

Por lo tanto, un enfermo que comienza un tratamiento médico debe recitar al inicio: «Iehí Ratzón Milfaneja Ad-onai Eloh-ai Sheiehé Esek Zé Lí Lirfuá, Ki Rofé Jinam Atá» («Sea Tu Voluntad Ad-onai D´s mío que este procedimiento me sane pues Tú eres un médico generoso»). Una persona sana que quiere cumplir con excelencia y desea recitarlo previo a ser atendido por un dolor que lo aqueja o antes de que toma una pastilla contra el dolor de cabeza y similares, recaerá sobre él la bendición.

Una vez concluido el tratamiento, si este implicó riesgo mortal como en el caso de un cateterismo, derrame cerebral o cirugía con anestesia general se recita: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolam Rofé Jolim» («Bendito eres Tú Ad-onai Rey del universo que curas los enfermos»). Una vez concluido un tratamiento que no implicó riesgo mortal se dice: «Baruj Rofé Jolim» («Bendito Aquél que cura los enfermos») (Marán HaRav Kuk). La costumbre de los sefaradíes es que, aunque el tratamiento haya implicado peligro de vida se recita «Baruj Rofé Jolim» solamente y quien desee actuar conforme la opinión del Rav Kuk puede hacerlo.

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